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Javier Mije considera que “la literatura no conjura fantasmas, sino que los invoca”
El novelista Javier Mije, que publica “La larga noche”, sobre dos historias de amor y un hecho de la Guerra Civil en el que participó su antepasado Antonio Mije, dirigente comunista, no cree que la escritura “sirva para conjurar fantasmas”, sino que “más bien los invoca, los materializa, les da forma”.
La novela, publicada por Acantilado, no trata sobre la Guerra Civil -al protagonista se le encarga escribir un guión sobre un hecho de entonces, y esa es toda la relación con la contienda-, sino que está ambientada en la actualidad.
En la narración “hay dos historias de amor; una en forma de paraíso perdido al que un personaje pretende regresar en un momento crucial de su vida, y otra relación sentimental que sufre el desgaste del tiempo, pero también de la traición y el engaño”, ha dicho a Efe Mije, que asegura que la literatura “se ha especializado en poner la lupa sobre las relaciones de pareja”.
“También yo pretendo, en la medida de mis capacidades, observar sus grietas, aproximarme a sus misterios; es un tema apasionante del que nadie sabe nada con certeza, una institución en proceso de cambio permanente, sometida a todas las evoluciones culturales y sociales; es lógico que la novela se encargue frecuentemente de estos asuntos”, ha añadido sobre las relaciones de pareja.
Aunque aclara que no es “un experto en sentimientos, sólo un usuario cualquiera en permanente aprendizaje, aunque aprenda mal y tarde” y con deseo de “consumar los amores”.
Y a la pregunta de si toda relación amorosa es, como indica su título, una larga noche, ha contestado con humor que “una larga noche y 'Un nuevo amanecer', que es el nombre de la revista a la que puedes suscribirte cuando compras la Thermomix”.
Su protagonista recurre al amor mercenario, ha explicado el autor, no por deseo sexual “sino por el impulso de infligirse daño, de humillarse; ese capítulo concreto lo describe en plena caída a los infiernos, y parece entonces querer experimentar con sus límites, descubrir hasta dónde puede llegar, qué profundidad tiene el pozo”.
Nacido en Sevilla en 1969, Mije no comparte la opinión de uno de sus personajes de que escribir literatura sea lo más sencillo del mundo: “He publicado tres libros en una década, eso lo dice todo”.
“Además de la historia de unos personajes de carne y hueso, la novela es un juego de espejos entre la realidad y la ficción, una respuesta a la pregunta de cómo se escribe; al menos, para ser más exactos y modestos, una hipótesis”, ha añadido.
De la leve presencia en la novela de Antonio Mije, ha dicho que fue primo de su abuelo, Rogelio Mije: “No es mucho lo que sé de él a través de mi familia; no creo que fuese una relación muy estrecha dada la azarosa vida de Antonio Mije, primero diputado comunista en Madrid y luego exiliado para siempre al acabar la Guerra Civil”.
“No ha sido una figura que marcara la vida de mi familia, al menos la de mis padres y abuelos, más bien un personaje singular, con cierta relevancia histórica, que supo trascender a través de la política su origen obrero; ningún otro miembro de mi familia ha seguido esos pasos; precisamente por ese carácter anómalo entre los míos despertó mi curiosidad y quise rendirle un pequeño homenaje”, ha añadido.
Y ha aclarado que el papel de Antonio Mije en su obra “es periférico, casi anecdótico, como todo lo relativo a la guerra en la novela”.
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