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Madrid ahoga sus teatros públicos

El Teatro Español, uno de los espacios públicos gestionados por Madrid Destino

Paula Corroto

Los técnicos de los teatros públicos no aguantan más. Desde octubre del año pasado, con la creación de la empresa Madrid Destino Cultura Turismo y Negocio S.A, nacida de la fusión entre MACSA, Madrid, Espacios y Congresos (Madridec) y Visitors, reconocen que han visto mermada su plantilla, que cada vez tienen mayor carga de trabajo y, advierten a su vez del deterioro de estos espacios públicos.

Hay números que atestiguan sus quejas, que parten principalmente del sindicato de trabajadores UTMAC –el mayoritario en la antigua empresa MACSA-. A finales del año pasado, 40 técnicos fueron expulsados de sus puestos y recolocados como conserjes en colegio. La plantilla, que trabaja para el teatro Español, Fernán-Gómez, circo Price, las dos naves del Matadero y Conde-Duque, quedó reducida a menos de 80 trabajadores.

“Ahora somos muchos menos y, además, tenemos más espacios, como la Caja Mágica o el Madrid Arena, que antes estaban gestionadas por otras empresas. Y, además, antes se contrataban a muchos técnicos eventuales. Ahora este trabajo lo hacen estudiantes en prácticas a los que además tampoco se les paga, y doblan turnos y trabajan los fines de semana”, denuncian desde este sindicato.

Deterioro y quejas de las compañías

Deterioro y quejas de las compañíasEsta situación viene forjándose desde hace tres años. En el sindicato sostienen que fue la llegada de Fernando Villalonga a la delegación de las Artes del Ayuntamiento de Madrid en marzo de 2011 la que cambió el curso de los acontecimientos. “Si antes teníamos cuatro o cinco millones de euros como presupuesto en el Fernán-Gómez, ahora el teatro dispone de 350.000 euros”, afirman. El golpe final fue la creación de Madrid Destino, que no solo absorbió MACSA y Visitors, la empresa pública dedicada al turismo, sino también Madridec, encargada de los espacios y que se hallaba en quiebra.

Precisamente, la pieza de Madridec en este puzle es importante para entender el devenir de la cultura madrileña en los últimos tiempos. Esta empresa era la gestionaba los eventos de la Caja Mágica, el Centro Acuático –aún en construcción tras el fiasco de Madrid 2020- el Centro de Convenciones -un solar sin terminar- y el Madrid Arena.

El verano pasado tenía una deuda de 350 millones de euros. A ello se sumaba, además, la muerte de cuatro chicas en un concierto en el Madrid Arena el 1 de noviembre de 2012 por el que nadie de la empresa asumió responsabilidades. El consistorio decidió en julio entonces liquidar esta firma y absorber sus trabajadores- y directiva- en Madrid Destino. “También fue una jugada financiera. Se suprimieron todas las ayudas y se mandó a 25 trabajadores a la calle”, manifiestan en UTMAC.

La disminución de trabajadores y merma en el presupuesto público ha traído consecuencias que poco a poco comienzan a dar la cara. Y no solo para los propios técnicos. Como señalan desde el sindicato, “las compañías tienen muchas quejas porque se encuentran con teatros que no están en las mismas condiciones que cuando vinieron hace años. Ahora tienen que contratarse sus propios técnicos porque aquí no hay, tienen que pagar su propia publicidad, y por supuesto, van a taquilla, un 90% para ellos y un 10% para el teatro. Si antes trabajar en un teatro público te garantizaba unas condiciones, ahora estas han desaparecido”.

Conde-Duque: 75 millones de euros, y sin plan cultural

Conde-Duque: 75 millones de euros, y sin plan culturalPeor es la situación que se da hoy en el Conde-Duque donde ni siquiera hay un presupuesto designado. La coordinadora de actividades, Concha Hernández, posee un equipo de cuatro personas para gestionar un enorme edificio cuya rehabilitación costó 75 millones de euros a los madrileños. “Y no se puede hacer nada. Los técnicos pasamos por allí puntualmente”, afirman. Y ponen como dato un caso flagrante: hasta hace poco era una técnica en prácticas la que se ha encargado de llevar ella sola este espacio, desde abrir las puertas a apagar las luces por la noche.

Ni siquiera el Matadero, la joya de la corona en la actualidad por su visibilidad de cara al exterior, se salva de la quema. Su rehabilitación ha tenido un coste de 62 millones de euros –hasta la fecha, ya que aún no se ha terminado- aunque la mayoría de sus naves están alquiladas y sus eventos también ‘se venden’ a otras empresas. De hecho, durante este mes, con la celebración del festival Fringe de teatro, el resto de teatros públicos cerrará para que sus técnicos puedan trabajar allí. “Antes el mes de agosto se utilizaba para revisar la seguridad etc, ahora no se podrá hacer porque nos obligan a cogernos las vacaciones ese mes”, sostienen.

En el sindicato manifiestan que esta estrategia ya estaba diseñada desde la creación de Madrid Destino. “Su primer consejero delegado, Pablo del Amo, ya nos dijo, ‘aquí yo vengo a limpiar’. Y ahí empezaron los ERES”.

Cultura para hacer negocio

Cultura para hacer negocioLa oposición en el ayuntamiento también critica lo que está sucediendo con esta empresa. Como señala a eldiario.es Milagros Hernández, concejal de Cultura de Izquierda Unida, “el problema de Madrid Destino es que antepone los intereses económicos a los culturales. Se constituyó para ahorrar dinero y sacar dinero para pagar la deuda de 7000 millones de euros”. Y añade: “En espacios como el Matadero se mantiene proyectos alternativos, pero realmente no hay un plan de trabajo serio. Los ciudadanos estamos pagando su falta de uso con los presupuestos municipales”.

Y la pregunta es, ¿realmente se está ahorrando a la ciudadanía? Madrid Destino cuenta con un presupuesto para 2014 de 86 millones de euros, de los cuales 38 han sido aportados por el consistorio, un 6% menos que en 2013. “Pero hay que pagar el coste del mantenimiento de los edificios. Pagamos el presupuesto municipal para no hacer política cultural”, afirma Hernández.

Desde UTMAC son aún más taxativos: “Es una empresa con 390 trabajadores en total y 13 directivos. Natalio Grueso –gerente de los teatros públicos hasta el pasado 1 de junio- tiene un sueldo de 91.000 euros y el resto de directivos sobrepasa los 85.000 euros anuales. Se dice que el problema es la masa salarial, pero el 30% del presupuesto se lo llevan los salarios de los altos cargos”.

Ante el fantasma de la privatización

Ante el fantasma de la privatizaciónEntre los planes para la reducción de costes también ha planeado el fantasma de la privatización de los teatros. En octubre, los trabajadores del Fernán Gómez organizaron diversos actos en defensa del teatro después de que su director en ese momento, Miguel Munárriz, fuera advertido por el entonces número dos de Vilallonga, Tim Champman –hoy director de Madrid Destino- de su posible venta a una empresa privada. Al final aquellos planes se disolvieron, lo cual no fue el caso de otro espacio cultural público como el Medialab Prado, donde Telefónica sí anunció su compra después de una negociación bastante opaca con el ayuntamiento.

“Lo del Fernán Gomez no lo consiguieron porque había problemas legales. No está nada claro que puedan privatizar un teatro de la noche mañana. Y tampoco es un chollo privatizar un teatro. En cultura siempre habrá perdidas”, sostiene Milagros Hernández, de IU. En UTMAC también creen que, de momento, la privatización se halla en suspenso: “Esto es una ruina. Si económicamente fuera rentable, ya lo habrían privatizado, pero nos consta que quienes se han interesado les han puesto unas condiciones que no pueden asumir”.

No obstante, los trabajadores observan un deterioro creciente y temen que a partir de septiembre haya más despidos, lo que consideran que será el paso inmediato para la venta de los espacios ya que no habrá técnicos suficientes. Pedro Corral, actual delegado de las Artes –sustituyó a Vilallonga en noviembre de 2013- ya ha insistido en sus conversaciones con UTMAC y el Comité de Empresa, que los técnicos deben acogerse las famosas reversiones –el traslado de un técnico a un colegio como conserje, por ejemplo-.

Este lunes se elegirá al nuevo gerente de los teatros públicos madrileños en sustitución de Natalio Grueso, imputado, por otra parte, en el caso Niemeyer. Salga quien salga tiene bastante trabajo por delante para no dejar caer los teatros públicos de Madrid.

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