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Mónica Ridruejo juega con el papel y el color en la muestra “Happy Desert”
Mónica Ridruejo, la que fuera directora de RTVE en 1996 y después europarlamentaria y gestora empresarial, en la actualidad es una de las artistas que agitan el panorama contemporáneo con su pintura, como muestra la exposición que desde hoy se puede ver en la galería madrileña David Bardía.
“Happy Dessert” es el título de esta muestra, abierta hasta el 19 de marzo, que reúne 28 obras marcadas por la fuerza del color y la experimentación con diferentes materiales, como el uso de un soporte de papel denso y rugoso, de 600 gramos, donde la artista plasma sus grandes combinaciones cromáticas mediante tintas, acrílicos, lanas y otros materiales como cristales y sedas.
Mónica Ridruejo (San Francisco, California, EE.UU., 1963), que comenzó pintando figurativo, género que combina con el abstracto alimentado por Rothko, Kandinsky, Miró, Juan Gris y Pollock, ha expuesto ya en el IVAM y en el UBS Bank.
La pintora y escultora asegura a Efe que este trabajo con el color es el que más satisfacciones le está dando: “Me he metido a experimentar, y este color es como una gran dosis de energía o como si estuvieras realizando un largo paseo por el campo”.
Algunos de los cuadros en diferentes gamas de verdes son también una invitación al visitante a adentrarse por un paisaje entre bambúes.
Los nombres de los cuadros hacen también alusión a recuerdos, tartas, vegetales o postes de colores, inspirados en los sabores y colores que Ridruejo recuerda de su paso por Inglaterra, Estados Unidos o España.
Así, los colores y las figuras que pasan por estas pinturas, a veces suaves y armónicos con sabor a tierras sorianas, otros mediterráneos e intensos, exploran los nuevos ambiciosos territorios creativos de Ridruejo, que trabaja en diferentes dimensiones en cuadros de 200 por 200 centímetros.
Una exposición que es una invitación lúdica, un baño de color y un paseo por cuadros de diferentes texturas, donde el papel que los soporta es el territorio que la pintora quiere conquistar y moldear, la materia y la composición de un imaginario cada vez más libre.
“Por mis orígenes, por educación -mi padre era arquitecto-, desde niña me enseñaron a dibujar; luego fui avanzando y moviéndome con más libertad y ahora la creación es lo más importante”, subraya Ridruejo.
De hecho, la también escultora en esta exposición expone varias esculturas, cabos marinos de retorcimientos imposibles, hechos en acero y resina.
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