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Orejudo: “La nostalgia en literatura acaba corrompiéndose y oliendo mal”
El escritor Antonio Orejudo creció leyendo las aventuras de “Los Cinco” con el deseo de pertenecer a esa pandilla, algo que logra en su nueva novela en la que hace un relato de su generación alejado de la nostalgia, que no cree buena materia para la literatura: “acaba corrompiéndose y oliendo mal”.
“Los cinco y yo”, editado por Tusquets, es el título de la obra de Orejudo (Madrid, 1963), una novela que contiene episodios de su vida pero que no es autobiográfica ya que, explica en una entrevista con Efe, no ha sido respetuoso con la verdad sino que se ha plegado a la exigencias del libro.
“Si hay un episodio real de mi infancia que no me sirve para el relato lo modifico para que funcione”, asegura el autor.
La lectura de las aventuras de “Los Cinco” escritas por la británica Enid Blyton fue muy importante en la infancia de Orejudo y desde hace tiempo “jugueteaba” con la idea de escribir sobre qué habría pasado con aquellos niños que para él “representaban todo lo que deseaba ser”.
“Pero el libro se complicó y se convirtió en algo más denso” porque al hablar de cómo “Los Cinco”, una pandilla que vivía en el campiña inglesa unos veranos llenos de aventuras y misterios, llegaban a los 50 años, “tenía que hablar de lo que ha sido de mí en estos años”, dice Orejudo.
La novela está protagonizada por Toni quien, ya en la cincuentena, siente que es un escritor que no escribe y un profesor que no enseña. Como Toni, Orejudo pertenece a la generación de los nacidos en el “boom” demográfico de los años sesenta, que a lo largo de su vida han encontrado “todo lleno”.
La generación del “baby boom” siempre ha encontrado todo lleno, el colegio, la Universidad... “y seremos un montón a la hora de jubilarnos: La alegría reproductiva de los años 60 tendrá consecuencias durante toda la mitad del siglo XXI”.
Una generación que ha sido “mansa”, sostiene el autor, “demasiado jóvenes para protagonizar la Transición y demasiado mayores para el 15-M”.
Y al igual que esta generación criada en los años 70, cree que los integrantes de la pandilla de “Los Cinco” han podido sobrevivir “con un cierto desengaño y con una cuenta de resultados un poco deficitaria”.
Por eso quiso ver a los de su generación “en el espejo de esos chicos, como un espejo de ficción”: “en esta novela hago realidad un sueño, consigo ser uno de Los Cinco y que esos seres de ficción adquieran un cierto espesor de realidad”
Al contrario que las novelas de Salgari, de las que disfrutó ya como adulto, en las de Enid Blyton le parecía verosímil ser uno de los personajes que disfrutaban de una libertad que él no tenía.
Orejudo habla también en esta novela de la escritura a través de su otro yo, Toni, un “desengañado” de la literatura que quiere dedicarse a las finanzas.
“Es un punto de provocación. La profesión de escritor es como un sacerdocio y me divertía crear una personaje que hubiera dejado de ser escritor y se dedicara a las finanzas”, explica.
Orejudo recuerda cómo en su adolescencia, los profesionales que se dedicaban a los libros “tenían un prestigio social y a nadie se le ocurría preguntar para qué servía estudiar literatura”.
“Eso ha pasado a la historia, la escritura se consideran improductiva y absurda. Una persona respetable, un padre de familia no se dedica a la lectura y al estudio de novelas porque no tiene una productividad inmediata”, considera Orejudo que destaca cómo “cosas que tenían una solidez indiscutible se han disuelto como un azucarillo en el agua.”
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