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El Royal Ballet de Londres desembarca en Nueva York en vivo y en los cines
Una de las compañías de ballet más prestigiosas del mundo, el Royal Ballet de Londres, desembarca en Nueva York en vivo y en diferido, pues, además de estrenar hoy en cines el documental sobre la premiada producción “The Winter's Tale”, de William Shakespeare, presenta su gira en EEUU para junio.
El director de la compañía desde 2012, Kevin O'Hare, parece decidido a recuperar el poder de influencia que el ballet con sede en el Covent Garden tenía en la esfera “balletómana” estadounidense, para la que durante la época de la Guerra Fría, con las compañías soviéticas vetadas, era el principal baremo sobre las tendencias de este arte de tradición europea.
Por un lado, la manera de hacer más accesible las propuestas del Royal es el arte de masas por excelencia: el cine. La sangre azul del ballet quiere salir del teatro y llegar al gran público.
“El verano pasado estábamos en Shangai después de siete años sin pisar esos escenarios. Representamos 'Don Quijote' y nos dimos cuenta de que el público, gracias a YouTube, los DVD o el cine, conocía a todos los bailarines, sabían perfectamente lo que iban a ver. Nos pareció muy importante”, asegura O'Hare.
Así, como calentamiento o como anzuelo para las audiencias ante su gira en junio, se estrena hoy en varios cines de EEUU “The Winter's Tale”, en la que la compañía ofrece una de sus últimas y más premiadas piezas, con coreografía del estelar Christopher Wheeldon, basado a su vez en una de las obras menos conocidas de Shakespeare.
“Fue idea de Christopher, porque nadie había pensado en ello y, al ser una obra tan poco conocida, creó mucho escepticismo con su propuesta. Pero demostró que todos estaban equivocados”, asegura el director sobre un montaje en el que los roles principales los asumen dos británicos: Edward Watson y Lauren Cuthbertson.
La representación, exquisitamente filmada, permite al espectador tener la mejor butaca posible en cada paso, pero además destaca lo que le ha dado esa “realeza” al Royal Ballet: la calidad narrativa de sus producciones y la excelencia dramática de sus bailarines.
“El American Ballet y nosotros somos escuelas mucho más jóvenes que la rusa o la danesa. Somos bebés en esto que hemos encontrado luego diferentes caminos”, reconoce con humildad O'Hare, quien cree que “todavía se ve la marca de cada escuela”.
“Puedes darte cuenta de un bailarín de escuela rusa, británica o americana, pero creo que nuestra compañía se caracteriza, además de tener unas primeras figuras espléndidas, por no descuidar ninguno de los niveles del reparto. En todos ellos hay gente muy sólida a la que se involucra emocionalmente en las representaciones”, asegura.
El Royal Ballet ha sumado en sus filas a varias estrellas latinas de la danza, como la española Tamara Rojo o el cubano Carlos Acosta, todavía en la compañía.
Ahora cuenta con estrellas como la rusa Natalia Osipova o, puntualmente, la italiana Alessandra Ferri, además de presencias como las españolas Laura Morera y Zenalda Yanowsky o la argentina Marianela Núñez.
Todos ellos han sabido adaptarse a la versatilidad de una compañía que no pasa de puntillas sobre lo contemporáneo. “Tenemos suerte con nuestro público. Llenamos con 'La bella durmiente' y con propuestas experimentales”, dice.
En Estados Unidos, si bien en Chicago y Washington (donde también parará su gira estadounidense las primeras semanas de junio) el Royal Ballet va con la baza segura del nuevo montaje de Carlos Acosta de “Don Quixote”, para Nueva York ha reservado una programación más arriesgada del 23 al 28 de junio en el David Koch Theatre, el ala sur del tríptico del Lincoln Center.
“Quiero enseñar a la audiencia de Nueva York cuál es el estado de forma actual del Royal Ballet, por eso he hecho un programa más arriesgado que para Chicago o Washington”, se justifica O'Hare.
“Tenemos una coreografía de Kenneth MacMillan maravillosa (”Song of Earth“, con música de Mahler) o 'Infra', una nueva coreografía de Wayne McGregor”, añade.
Esta nueva pieza de McGregor, conocido por el público neoyorquino por la celebrada “Chroma”, que ha representado en Nueva York el Alvin Alley, es según O'Hare “un espectáculo maravilloso y valiente, en el que el público encuentra que los bailarines, además de su trabajo físico, consiguen conmover y llevarte a un mundo diferente”.
Además, se representarán “The Dream”, con coreografía de Frederick Ashton sobre música de Felix Mendelssohn; “The Age of Anxiety”, de Liam Scarlett con música de Leonard Bernstein, y “Divertissements”, que recopila algunos de los números clásicos de la compañía.
Por Mateo Sancho Cardiel
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