Metamorfosis, entre el sueño y la razón
- La comisaria Carolina López estará hoy a las 20h en La Casa Encendida con los hermanos Quay, Jan Švankmajer y Léona Béatrice Martin- Starewitch, nieta de Ladislas Starewitch, para hablar de la exposición. Se podrá seguir por streamming.
En Metamorfosis hay mucha más lógica de la aparente, pero es fácil darse cuenta de que ese no es el aspecto más importante. Esta exposición, que el ya finalizado verano estuvo en el CCCB de Barcelona y se renueva ahora en La Casa Encendida, apela directamente a lo inconsciente, lo subconsciente, lo onírico. Y esto no se deja atrapar en una fórmula. Afecta o no afecta.
Metamorfosis es una exposición de tres cineastas, pero no es una exposición de cine. Aunque se vayan a proyectar bastantes películas, es bastante más. Los nombres reunidos en ella son otros tantos clásicos de la animación fantástica, una versión dislocada de la stop-motion que dio justa fama a Ray Harryhausen. Solo que Starewitch nació bastante antes de Harryhausen en Moscú en 1882, desde donde más tarde se trasladaría a París. Puede decirse que perteneció a la primera generación del cinematógrafo (camarógrafo, decía que era) y que es el inventor de la mencionada stop-motion.
Jan Svankmajer nació hace 80 años en lo que hoy es la republica checa y por edad pertenecería a aquella gran generación de cineastas llamados Nueva Ola, como Věra Chytilová, Jiří Menzel, Miloš Forman, Jaromil Jireš y alguno más. Por su parte, los Hermanos Quay son unos norteamericanos de Pensilvania nacidos en 1947 que tras estudiar en Filadelfia se trasladaron a Londres, donde actualmente residen.
El cine de estos tres creadores (Stephen y Timothy Quay, gemelos, cuentan como uno) implica la utilización de muñecos, que en ninguno de los casos tienen nada de pulidos y de decorados que a veces son prácticamente dioramas que muestran paisajes o habitaciones extrañas sobre los cuales las figuras evolucionaran frente al objetivo de forma también imprevisible.
Todos ellos han guardado cuidadosamente esos materiales de filmación (en el caso de Starewitch, su nieta sigue ocupándose activamente del legado), pero estas colecciones alcanzan otra dimensión en el caso de Svankmajer. De hecho, muchos conocimos a los hermanos Quay porque en 1984 presentaron una película llamada El Gabinete de Jan Svankmajer. Fue editada en VHS en 1991 y los fans de Svankmajer compraron aquella cinta de manera compulsiva.
Svankmajer tiene una colección inmensa de cosas raras, taxidermias falsas, artesanías desconcertantes y de medio mundo, los objetos de sus películas, pero ni padece ningún síndrome de Diógenes ni es simplemente un maniático. Svankmajer parte de un momento en las artes y el conocimiento donde no todo estaba racionalizado. En los tres artistas presentes hay influencias comunes, como la de Goya, pero en realidad las raíces son más antiguas.
Kunstkabinett, Wunderkammer, Cuarto de las Maravillas, Wonder-room
Por un lado en los artistas más extremos del manierismo como Arcimboldo o antes en El Bosco, Grünewald o el mismo Brueghel el Viejo. Por otro en aquella manifestación estético/científica extraña y fascinante que fueron los Gabinete de Curiosidades de príncipes y nobles de los siglos XVI y XVII. En ellos se recogían de forma mareante aletas de sirena, trabajos de marfil chinos, artefactos mecánicos, dibujos naturalistas o de lo más antinaturalista, joyas. La imaginación no tenía límites, literalmente. Las artes, el mito y la ciencia se confundían, la división Ilustrada entre las diferentes Ciencias o las diferentes Artes aún no se había producido.
Estábamos ante un modo de pensamiento que oficialmente ha desaparecido. Pero que, según vemos en esta exposición, sigue vivo y fascinando. Aunque no se entienda del todo. O quizás por eso. Como fuere, todo ello condujo a su propio y alucinante Gabinete, del cual lo expuesto es solo una décima parte.
La exposición muestra todo esto junto a retazos de películas. Hay elementos documentales que explican qué es cada cosa (o sección) y, por supuesto, hay sonido. Los montajes del CCCB y La Casa Encendida no pueden ser más distintos, y es de elogiar el doble trabajo realizado por instituciones, artistas y la comisaria, Carolina López. En Barcelona, se trataba de una sala continua de diferentes anchos y el ambiente generado, relativamente oscuro, casi agobiante, era el de una inmersión en medio de un Gabinete de Curiosidades especialmente inquietante. En La Casa Encendida se usan cuatro salas en dos pisos y separadas entre sí. Como era imposible reproducir la sensación claustrofóbica de Barcelona y se ha optado por una mayor claridad, por mostrar el Gabinete de Curiosidades, en lugar de habitarlo.
Cómo la muestra ya cerró en Barcelona, explicar que el recorrido en Madrid sigue siendo un viaje, menos físico quizás, pero igual de revelador. La sala dedicada a Starewitch es frente a la que suele pasar cualquier visitante de las muy diversas actividades de LCE y es justo que así sea. Sobre todo porque muchas de sus películas y la maravillosa parafernalia acompañante suelen tener que ver con cuentos infantiles, de modo que la chavalería, que suele haberla en gran número, puede divertirse un rato. Y asombrarse de cómo se podían hacer esas cosas sin ordenadores (sí, es un arte y un cine casi imposiblemente analógico, incluso orgánico).
El oscuro bosque animado
Las dos salas dedicadas a los Quay dejan una impresión más adulta, de algo que ha tenido tratos, no solo con la fantasía y la ciencia y el arte antiguos, sino con el psicoanálisis o la antropología. Sus historias y sus objetos tienen de naturalismo lo justo y lo que domina las salas son cajas con enormes visores-lupa que dejan ver de forma distorsionada escenas que posible, pero no necesariamente, aparecerán en algún film. Tiene algo de laboratorio, por tratar de aproximar una impresión. Svankmajer ocupa las salas del sótano, más amplias y en ellas se dispone, de forma no tan abigarrada como en el CCCB el Gabinete del autor que ya se ha descrito antes.
Antes de finalizar, advertir que Metamorfosis estará abierta hasta Enero, que hay un ciclo de cine, talleres y actividades infantiles, además de la presentación junto con los hermanos Quay, Jan Švankmajer y Léona Béatrice Martin- Starewitch, nieta de Starewitch. En el Museo Lázaro Galdiano y en el de Ciencias Naturales usaran sus colecciones (¡la fantástica de insectos del MNCN!) para ilustrar aspectos de la exposición.
Suponiendo que la mayor parte de los interesados potenciales no tienen mayor conocimiento de estos artistas, tal vez el mejor enfoque sea el de dejarse llevar a unos mundos muy físicos, aunque sean imaginarios. Los objetos tienen vida, como vemos en los fragmentos de películas y, a veces, parecen mirar tanto como son mirados. Es muy de agradecer que en una cultura donde la razón (apoyada digitalmente, como si los ordenadores tuvieran la culpa de hacer lo que se les dice) es el Alfa y el Omega, se ofrezcan alternativas que circulan otras vías de nuestro pensamiento. Pensamos y soñamos. Estos tres artistas se refieren a otro estado. A un sueño lúcido.