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'Los renglones torcidos de Dios', una adaptación para quitar el poso franquista de la novela

Bárbara Lennie protagoniza 'Los renglones torcidos de Dios'

Javier Zurro

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Si uno echa un vistazo a los libros que lee la gente en la playa, siempre se repiten unos cuantos sospechosos habituales. Entre ellos se encuentra Los renglones torcidos de Dios. La historia de Alice Gould, internada voluntariamente en un manicomio para, supuestamente, investigar un crimen, lleva pasando de mano a mano, de generación en generación, desde hace décadas. Exactamente desde 1979, cuando una España que comenzaba a vivir en democracia metía en sus estanterías la obra de Torcuato Luca de Tena.

El autor no era un desconocido para la España anterior. Nieto del fundador de ABC, fue director del periódico y procurador de las cortes durante varios años del franquismo. La novela traía, de hecho, el prólogo de otro nombre muy popular en el franquismo, el de Juan Antonio Vallejo-Nágera, que además era hijo de Antonio Vallejo-Nágera, el 'mengele' español. Un libro que ahora estrena su adaptación cinematográfica, la primera realizada en España tras una rodada en México en 1983. En esta ocasión ha sido Oriol Paulo quien ha aceptado la misión imposible que le encargaron. 

La primera regla de la adaptación era clara: eliminar cualquier poso franquista de la obra. “Para mí era importante, sí. Creo que hay un momento de la película en el que queda muy claro que estamos apostando por una película que, conservando el espíritu de la original, se sintiera como una película actual. Pero respetando el espíritu del personaje”, explica Oriol Paulo.

Ese pulido de restos franquistas se nota en varios gestos que aparecen durante la película. Se ve cómo se cambia una foto de Franco por la del rey y uno de los temas que se explicitan en la película es el cambio y la resistencia al mismo. “Queríamos contar lo que pasaba en ese momento, que igual que España estaba cambiando, dentro de esas cuatro paredes también había una nueva psiquiatría empujando con fuerza para echar a la vieja, y también había algo de potenciar y empoderar más, sobre todo, al personaje de Loreto Mauleón”, añade.

Su final, ambiguo, juguetón, muy del estilo de Paulo, también deja una duda sobre si el cambio en nuestro país fue real o si solo fue estético, como esas gafas que se cambia uno de los médicos en la película por unas de carey mucho más modernas, aunque sigue siendo el mismo. “Bueno… el cambio cuesta mucho, siempre cuesta, y hay algo en la película de que hay que cambiarlo todo para que todo siga igual sí”, confiesa Paulo riendo.

Su primera reacción al ofrecimiento fue pensar que adaptar esa novela era una locura. Tardó seis meses en aceptar. La releyó y se percató de que había algo que le gustaba mucho, y era su personaje central, el de Alice Gould. Antes de decir que sí llamó a su guionista de referencia, Guillem Clua (ganador del Premio Nacional de Literatura Dramática en 2020) y le lanzó el reto: “Veamos si somos capaces de coger una novela escrita hace más de 40 años, en un país muy distinto y en un medio muy distinto y hacer una película actual, pero que mantenga el espíritu de la original, y para mí eso pasaba por que se centrara en el personaje de ella”.

Queríamos contar lo que pasaba en ese momento, que igual que España estaba cambiando, dentro de esas cuatro paredes también había una nueva psiquiatría empujando con fuerza

Oriol Paulo Director de cine

En esta adaptación compleja hay un factor clave: el tiempo. La película dura dos horas y media, algo extraño y arriesgado pero que Paulo tenía claro que era fundamental para poder realizarla. “A mí cuando me ofrecieron la novela, una de las cosas que puse sobre la mesa fue el tiempo. La novela es inabarcable. Si la hicieras de pe a pa sería una serie de tres temporadas enteras. Así que debía ser una película que tuviera cierto peso en la duración pero que la película te atrapara y se sintiera dinámica desde el principio. Nosotros el guion que teníamos escrito estaba minutado y duraba 2 horas y 26 minutos, es decir, que al final más o menos lo hemos clavado. Es verdad que luego en el proceso de montaje hemos tenido que hacer alguna pequeña renuncia a la película. Hemos ido apretando un poquito, porque el montaje inicial sí que estaba un poco más largo”.

Los renglones chinos

Oriol Paulo logró con Contratiempo algo impensable para un realizador español, triunfar en el mercado chino. Su thriller se convirtió en un taquillazo sorpresa, lo que hizo que su siguiente película se estrenara ya con la mente puesta en el mercado asiático. Nadie pensaba que la adaptación de Los renglones torcidos de Dios, una obra tan pegada a la historia española también fuera a despertar el interés de los cines chinos, pero sí, la película también tendrá estreno allí, como adelanta el director.

“Leyeron el guion y la compraron. Lo único que pasa es que la situación coyuntural de China es complicada. El país sigue encerrado y yo, por ejemplo, no puedo ir a promocionarla porque tienes que hacer 21 días de cuarentena. A nivel de salas se está protegiendo mucho el cine local porque están confinando todavía muchas ciudades, entonces no sabemos muy bien qué va a pasar. Están ahora estudiando cuál es la mejor manera de abordar el estreno, a mí me sabe mal no poder hacer lo mismo que con las otras películas, que al final es una experiencia que es maravillosa vivirla, pero esta vez va a ser distinto”, cuenta.

En España su primer día en la taquilla no ha podido ser mejor. Adelantó una jornada su estreno para ayudar en la Fiesta del Cine y coincidir con la celebración del Día del Cine Español y se colocó en segundo lugar de la taquilla. Ahora queda ver si Los renglones torcidos de Dios no es solo la novela que todos tenían en sus estanterías, sino la película que todos vieron en 2022.

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