“Ya no hay que conformarse con salir a la calle, toca la transformación de base”
Se acabó ir detrás de una pancarta y después regresar a casa y al plato caliente. Terminaron los gritos de consignas y eslóganes a golpe de megáfono para más tarde olvidar el discurso. El actor Alberto San Juan ha participado en numerosas manifestaciones y reivindicaciones políticas y las conoce bien, pero ese tiempo ha pasado. El vendaval de recortes en servicios sociales y el IVA cultural del 21% arrecian demasiado, y como dice su colega, el economista Mario Sánchez-Herrero, toca cambiar la estrategia: “Ya no hay que conformarse con salir a la calle, sino que la transformación tiene que ser de base. Ahora se trata de crear un vehículo que traslade los mensajes políticos a la sociedad, crear proyectos transformadores”.
Eso es, precisamente, Teatro del Barrio, una cooperativa de consumo cultural, que San Juan ha montado junto a otros siete colegas –la mayoría en las antípodas del mundo de la cultura- con el fin de “cuestionar la auténtica fuente de poder, que no son los Gobiernos ni los políticos, sino el poder económico”, afirma Sánchez-Herrero. Un proyecto que tiene ecos de la Associazione Nuova Scena que montó el Nobel Dario Fo en 1968 y que comenzará a funcionar este 4 de diciembre con la actuación de La Shica en la sala Triángulo, en el barrio de Lavapiés (Madrid).
“Todo esto empezó hace unos meses. Yo quería implicarme en la lucha ciudadana a través de mi trabajo para construir esta sociedad. No quería limitarme sólo a denunciar. Quería ofrecer información política para el cambio y derribar muros como el de la ignorancia y la apatía”, explica San Juan, en quien brotó esta necesidad cuando se puso a trabajar con la obra Autorretrato de un joven capitalista español, un montaje en el que describía la caída vivida por muchas personas cuando todo saltó por los aires.
Un modelo innovador
Poco a poco, el proyecto, que en principio iba a limitarse a la programación teatral de la Triángulo, fue creciendo. Muchas otras personas fueron interesándose. Entre ellas los economistas de la Plataforma Som Energía, Sánchez-Herrero y Cote Romero. Y fue hace mes y medio, cuando en una casa que el actor tiene en Zarzalejo, un municipio de la sierra madrileña, comenzó a florecer la idea de que aquello tenía que ser mucho más que teatro. “Nos reunimos allí porque estábamos trabajando en el suministro eléctrico de esta casa, que no tenía, y vimos que el proyecto debía ser mucho más innovador. Que no hubiera sólo contenido artístico, sino también formal”, insiste Sánchez-Romero. “Estamos ante una guerra del capitalismo que está depauperando a la sociedad. Había que hacer otra cosa y transmitir a la sociedad que los ciudadanos tienen que ser propietarios y gestores de los medios de producción”, añade San Juan.
Era la forma de hacer de la cultura algo más que espectáculo y ocio. Con la idea asentada comenzaron las llamadas a los movimientos sociales, a catedráticos, a todos aquellos que quisieran implicarse en algo más que el oropel. Y fueron dándole forma a la estructura. “Para ser coherente con lo que queríamos trabajar, que es una cultura responsable, tenía que ser asamblearia”, manifiesta Iñaki, arquitecto y otro de sus miembros. Para ponerla en marcha escogieron el mismo modelo que tiene Som Energía con una asamblea como órgano soberano que elige al equipo gestor. Y después, que participara todo aquel que quisiera con una cuota única de cien euros. “Pero es para que esto empiece a andar. Cuando uno decida irse se le devuelven los cien euros”, explica San Juan.
Actores y movimientos sociales
Con la estructura organizativa sobre la mesa, tocaba esbozar la programación teatral y social, ya que, como dice San Juan “si Som Energía te da energía por participar en esta cooperativa, nosotros ofrecemos una información política útil y fuera del discurso oficial, y fiesta, puesto que lo que el poder quiere es que arrase la depresión y la amargura”. Para ello, el actor llamó a muchos de sus colegas y todos dijeron que sí. Desde Sergi López a José Sacristán, Pepe Viyuela, Javier Álvarez y Leo Bassi. Y le quedaron balas en la recámara, ya que Andrés Lima, Alfredo Sanzol y Juan Mayorga también pidieron colaborar en esta novedosa propuesta.
Quedaba la parte más social, la organización de los debates y la reflexión. Se pensó que los temas a tratar serían los bancos, los medios de comunicación, los partidos políticos y la Marca España. Y se pensó en crear una Universidad Popular sobre la Historia de España en la que participarían los profesores de Ciencia Política de la Universidad Complutense, Juan Carlos Monedero y Ariel Jerez, el investigador de la Universidad del País Vasco, Pablo Sánchez León, la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, Noelia Adánez, y el periodista y uno de los fundadores de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva. “La idea es que hubiera un curso donde se contrastara el relato oficial”, sostiene San Juan. Está previsto que empiece a finales de enero.
Pero aún tenía que haber más debate. Faltaba la implicación de los movimientos sociales. Una de las que primero se apuntó fue la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), que dará diferentes charlas y talleres. “La cuestión de todo este proyecto es que el público no venga simplemente por la obra de teatro, sino por todo lo que hay detrás y que se hagan socios”, reclama Sánchez-Herrero.
Ahora bien, lo más importante: ¿hay un plan de viabilidad para esta cooperativa? Es necesario pagar la sala –un espacio que hasta la fecha tenía un gasto mensual de 6.000 euros- y a los trabajadores “con sueldos dignos”, sostiene San Juan. Los cooperativistas dicen que sí, que llevan demasiadas horas manejando tablas Excel para cuadrar números. “Pero eso sí, esto tiene que tener al menos un 70% de ocupación, si no, será difícil”, confiesa Iñaki. Se apoyan en dos firmes pilares para lograrlo: calidad de las obras de teatro y los talleres, y la comunidad de socios.
No obstante, están animados. Se observa en sus rostros. Hay ilusión. “Es ahora cuando hay que hacer esto. Si no aprovechamos la crisis para hacer las cosas de forma distinta volveremos a los modelos absurdos y llegará otra crisis. Tenemos que dar ese paso. Ya no podemos conformarnos con las manifestaciones”, zanja Sánchez-Herrero.