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El español se cuela en la enseñanza pública libanesa

El español se cuela en la enseñanza pública libanesa

EFE

Beirut —

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En un país políglota como el Líbano, en el que las diferentes materias escolares se enseñan en árabe, francés e inglés, la lengua de Cervantes ha tenido que luchar para hacerse un hueco.

Su irrupción en los colegios públicos libaneses será una realidad el próximo curso escolar, con un programa piloto implantado en diez centros educativos cuyo nacimiento ha requerido tres años de intensos contactos.

Este logro es obra de las embajadoras de Uruguay, Marta Pizzanelli, y España, Milagros Hernando, que han trabajado conjuntamente con el Ministerio libanés de Educación para que el español sea una lengua optativa en el bachillerato en las escuelas públicas.

El director general de Educación, Fady Yarak, asegura a Efe que “el Líbano está abierto a los idiomas” y que espera que el español se enseñe en más escuelas públicas en los próximos años.

Yarak apunta incluso a que en el futuro el español pueda ser considerado en los colegios como “una segunda lengua”, a la par que el inglés y el francés.

“No hay que olvidar que hay muchos libaneses que viven en América Latina, España, América del Norte y en países africanos que se comunican en ese idioma”, subraya el responsable educativo.

El Ministerio de Educación será el encargado de elegir los diez colegios públicos -ya hay privados que enseñan español- que entrarán en el plan piloto durante el curso académico 2015-2016, y de contratar a los profesores.

Estos últimos serán la primera generación de licenciados de español por la Universidad Libanesa, que es estatal y es la única que cuenta en su currículo con la carrera de filología hispánica, separada de traducción.

“Hasta ahora no había profesores de español graduados de una universidad libanesa. Es un hecho histórico y esperamos que en septiembre se incorporen a la enseñanza pública”, dice entusiasmada a Efe la embajadora uruguaya.

Pizzanelli considera que la enseñanza del español está en una “etapa intermedia” en el Líbano y destaca el proyecto inicial desarrollado en el Colegio Uruguay de Beirut el año pasado, que contó con el apoyo del Instituto Cervantes.

Esta escuela pública, pionera en abrazar esta lengua y con una dura historia detrás, figura entre los diez centros del citado plan piloto.

Creada en la década de los 60 del siglo pasado, acogía en sus orígenes a niños huérfanos y de familias necesitadas, pero en los tres últimos años el número de alumnos aumentó de 129 a un millar, con la llegada de los hijos de los refugiados sirios huidos de la guerra.

La Embajada de Uruguay organiza actividades sociales y culturales para ayudar a ese establecimiento y el dinero que recoge está destinado a mejoras en el edificio y a comprar material escolar.

Treinta estudiantes de este centro, divididos en dos grupos, se beneficiaron el año pasado de las primeras clases de español, aunque durante este curso no ha sido posible continuar con el proyecto debido a falta de financiación.

Ana Iriarte, la profesora del Instituto Cervantes que dio los cursos de español en el Colegio Uruguay, considera que fue “una experiencia estupenda” aunque no exenta de dificultades.

Se necesitó tiempo para “ajustar programas” debido a que la mayoría de los niños, sobre todo los del rango de edad de 11 a 15 años, tenían escasos conocimientos del mundo y de cualquier materia.

“Viven en un ambiente cerrado del que es difícil salir”, lamenta en declaraciones a Efe Iriarte, aludiendo a que muchos niños proceden de hogares desestructurados y necesitados, y algunos incluso sufren maltrato.

La profesora destaca la emoción de los niños cuando les entregó libros. “No se lo creían, porque no están acostumbrados a poseerlos”, agrega.

Iriarte recuerda con cariño a Wadia, un niño mitad libanés mitad egipcio, que no cesaba de dar las gracias y soñaba con visitar un día España.

También a Zaghrid, una siria que veía en el aprendizaje del español un modo de evitar la discriminación de sus compañeros a causa de su acento.

Este curso ni Wadia ni Zaghrid han podido estudiar español, pero esperan con ilusión la llegada de las nuevas clases en septiembre, con la esperanza de que les abra nuevas puertas.

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