Un difuso concepto llamado “enaltecimiento del terrorismo”
Los límites de la libertad de expresión son resbaladizos, sobre todo en las redes sociales. Al caso de la tuitera Loba Roja, se sumaba hoy el juicio al rapero Pablo Hasel por un supuesto delito de apología del terrorismo. El rapero fue detenido en 2011 por la Brigada Provincial de Madrid y llevado a declarar frente a la Audiencia Nacional por ensalzar al GRAPO y concretamente la figura del camarada Arenas.
A diferencia de Loba, Hasel no se arrepiente. En una entrevista concedida al portal Kaosenlared.net, el rapero asegura que “libre haré más daño que preso, por eso aún no he tomado el camino de la lucha armada que, en el caso de los GRAPO, respeto mucho” y se asombra de que “se tache de criminales a gente que acaba cumpliendo 30 años de cárcel por entregar su vida entera a la lucha contra un sistema genocida”.
En la misma entrevista, el rapero reivindica su derecho a protestar y asevera que si se lo impidiesen posiblemente acabaría con su propia vida. “Me sentiría tan vacío y absurdo que tendría que suicidarme. Entonces... ¿qué es un juicio al lado de un suicidio?”. El fiscal ha pedido dos años de prisión por el enaltecimiento también de otras organizaciones como ETA, Al Qaeda, Terra Lluire y RAF. Pero él asegura sentir una absoluta repulsa ante estas acusaciones pues “en el 11M murieron muchos inocentes” y a su parecer Al Qaeda es “una organización anticomunista que ha servido a intereses imperialistas”.
Los versos del delito
Como afirma Teniente Kaffee en su blog, la apología del terrorismo es un delito contemplado en el Código Penal. Pero ¿qué es “enaltecer” el terrorismo? Los difusos límites de este término implica que se puede condenar a una tuitera por expresar sus opiniones o detener a un cantante por compartir sus canciones en Internet. El tema es difícil de juzgar pues, ¿debería consentirse todo apelando a la libertad de expresión? Lo que ha asegurado el joven es que ninguna sentencia va a lograr que cambie sus opiniones. “No me da pena tu tiro en la nuca, 'pepero'. Me da pena el que muere en una patera. No me da pena tu tiro en la nuca, 'socialisto'. Me da pena el que muere en un andamio”, rapea Hasél en una de sus canciones.
“A los dueños de los periódicos El Mundo y ABC habría que asfixiarles en sus mentiras de papel. Merece una bomba Televisión Española”, era otro de sus polémicos versos. Lo paradójico del asunto es que gracias a la Audiencia Nacional, Hasel ha pasado de rapero underground a personaje de masas. Sus canciones fueron un fenómeno casi viral hace un par de años y sus futuros temas -porque ha asegurado que va a seguir componiendo en la misma línea- tendrán un impacto exponencial gracias a la condena.
Loba Roja redujo la suya al llegar a un acuerdo con la Fiscalía, reconociendo los hechos y la antijuridicidad de los mismos. “Prometo tatuarme la cara de quien le pegue un tiro en la nuca a Rajoy y a De Guindos”, escribió la joven en su Twitter, y lo pagó con un año en prisión. Pero el joven, natural de Lleida, no parece dispuesto a claudicar tan fácilmente.
Un cisma por la libertad
El juicio ha dividido a influyentes personalidades a ambos lados del conflicto, que vive ahora su segunda explosión. En su día, periodistas como Hermann Tertsch y políticos como Gaspar Llamazares mostraron reacciones diferentes. “No es un simple niñato el Hasel. Es un fanático antisistema con los mimbres para un nuevo terrorismo. Sin duda un imbécil, pero uno peligroso” decía el primero. “No se puede juzgar la disidencia frente al sistema de Hasel como apología del terrorismo”, criticaba el segundo.
Las sociedad se movilizó al conocer la detención del rapero, hashtags como #libertadHasel lideraron las redes sociales como Twitter. Los internautas se solidarizaron con la causa e incluso convocaron una protesta frente al Ayuntamiento de Lleida. Ahora, el juicio se ha servido en plato frío y no ha soliviantado de la misma forma que el arresto del cantante, pero el debate sigue coleando.