Calculadoras, frías, irresponsables: cuando las mujeres no tienen hijos
En la cultura pop contemporánea suele funcionar de la siguiente manera: chico conoce chica. Chico y chica se enamoran. Tras algunos enredos, risas y/o psicodrama, chico y chica caminan juntos hacia el ocaso. Y el ocaso implica necesariamente dos o tres churumbeles y un cocker spaniel. Contradigan esta teoría si quieren, pero en la práctica funciona así: la narrativa cultural contemporánea no incluye a las parejas -y especialmente, a las mujeres- que no tienen hijos.
¿Por qué? Las cifras contradicen esta querencia por un final feliz con embarazo y familia tradicional que impera. De hecho, la tendencia en la vida diaria es otra, incluso invierte esa realidad: en Estados Unidos, el 18% de las mujeres llegan a los 45 años sin hijos, lo cual supone un 80% más que hace cuatro décadas. Por otro lado, las mujeres veinteañeras de hoy son las más tardías en tener hijos que en cualquier otra generación. Teniendo en cuenta un informe del Urban Institute, las millenials no paren: en 2012 solamente hubo 948 nacimientos por cada mil mujeres veinteañeras, el ritmo más lento y tardío de todas las generaciones. Por comparación, en 2007, el ratio fue de 1.118 nacimientos por cada mil mujeres.
En el Reino Unido, el Centro Nacional de Estadística registraba recientemente la caída más pronunciada en la tasa de nacimientos de los últimos cuarenta años, y anunciaba que la bajada en la natalidad, junto a la maternidad tardía, son una “tendencia conjunta al alza”. ¿Y en España? Según el informe de la Evolución de la familia en España de 2014, casi uno de cada dos hogares en España (el 46%) no tiene ningún hijo (8,3 millones de hogares). Es más, uno de cada cinco hogares (3,9 millones de hogares –el 22%–) son de parejas sin hijos, y uno de cada cuatro hogares (4,4 millones de hogares –el 24%–) son hogares unipersonales.
Las razones son diversas, y podrían obedecer a la situación económica, en parte: algunos estudios citan la relación entre la crisis económica de los últimos cinco años como un descenso del 2.4% en la tasa de natalidad, solamente en Estados Unidos. En el Reino Unido y España se enumera la incorporación de las mujeres en la educación superior y la inestabilidad económica y laboral como factores que inciden en que no tener hijos se haya convertido en un fenómeno e incluso una elección personal.
Libres de hijos, un movimiento inaceptable (y feminista)
En Cómo ser mujer, Caitlin Moran relataba su experiencia en revistas femeninas: cuando entrevistaba a una mujer, debía aclarar en el primer párrafo si tenía hijos o no. De no tenerlos y ser mayor de treinta años, eso se convertía en un problema. Además, añadía: “Nunca, jamás, bajo ningún concepto ha habido nadie que haya argumentado que un hombre sin hijos pueda haberse perdido algo vital en su existencia, algo que le hace más pobre e incluso le incapacita”.
Pero si las mujeres están teniendo menos hijos -ya sea por elección o por falta de recursos económicos- ¿por qué no se acepta en medios de comunicación, cultura, o la sociedad contemporánea? La autora Meghan Daum trata el movimiento de los “libres de hijos” (o child free) y esta contradicción cultural en su aceptación en la antología Selfish, Shallow, and Self-Absorbed: Sixteen Writers on the Decision Not to Have Kids, (algo así como “Egoísta, superficial y egocéntrica”).
Daum trata la decisión de hombres y mujeres de no tener hijos, destruyendo de paso varios estereotipos y mitos: las no madres no tienen por qué ser más ambiciosas y egoístas que el resto de mujeres, no se trata necesariamente de una decisión económica, y sí, tienen que lidiar con una enorme presión social por su elección.
En sintonía con Daum, la autora Sabine Heinlein explicaba en un artículo sus razones para no tener hijos, analizando también por qué son siempre las mujeres las que “tienen que hacer listas con sus excusas, dudas y arrepentimientos. Incluso medios como The New York Times parecen promover la idea de que la ausencia de hijos no es una opción, sino un sacrificio que las mujeres tienen que hacer, reforzando el mito de que las vidas de las mujeres sin hijos son incompletas”.en un artículo
Los child free o libres de hijos reclaman su espacio, y con él, sus referentes culturales. La reciente película When we were young, de Noah Baumbach parece poner en contradicción a una pareja con dos churumbeles cuando conoce a una que no los tiene. Obvious child de Gillian Robespierre y aún inédita en España, trata el aborto en una comedia romántica hipster, y también resulta extrañamente refrescante. Incluso hay quien ve un temprano referente en Sexo en Nueva York, en la que Carrie y Big están demasiado preocupados por el tamaño de sus armarios para pensar en procrear. Y para los que quieran más caña, en los foros no dejan de recomendar Tenemos que hablar de Kevin, sobre los terrores de una madre con un hijo psicópata. ¿Child free? No, pero más de uno se hizo la vasectomía después de verla.