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¿Qué piensan los filósofos de la política europea con los refugiados?

Sofía Pérez Mendoza

La crisis de los refugiados lleva desde el verano pasado en el centro del debate político. Los representantes de los potenciales países receptores tiran de retórica y pronuncian discursos alarmistas para explicar lo que están (o no) dispuestos a hacer para afrontar la situación insostenible de cientos de miles de personas. A Grecia, la puerta de entrada de Europa, llegan al día unos 2.000 refugiados.

A partir del domingo, los que logren alcanzar suelo europeo por esta vía serán deportados a Turquía, incluidos los sirios. Este plan de expulsiones masivas, pactado entre la Unión Europea y el primer ministro turco, aterriza en un terreno abonado por las promesas incumplidas de los 28 y un gran viraje del discurso. La UE se comprometió en septiembre a acoger a 160.000 personas desde Grecia e Italia y a 20.000 desde Turquía. A día de hoy, Europa ha reubicado a menos de 1.000 personas.

¿Crisis de valores? ¿Alguna vez acaso existió esa nebulosa difusa de los valores comunitarios? ¿Qué piensan los pensadores contemporáneos, los coetáneos a esta crisis, de los modos de hacer de la Unión Europea? Reunimos a cuatro voces de la filosofía de aquí y de ahora que se han pronunciado sobre lo que está ocurriendo.

Naomi Klein

La investigadora canadiense se refiere a la crisis de los refugiados como una consecuencia más de la “ideología tóxica del fundamentalismo de mercado”. “Nos decimos a nosotros mismos que tal vez los refugiados son peligrosos. Pero realmente somos parte de un sistema que está haciendo lo mismo (la misma cosa de siempre), negando la humanidad de los demás y, con esa humanidad, sus derechos humanos completos, evitando compartir nuestra riqueza por ilícita que sea”.

Centrada en explicar cómo la crisis del clima puede impulsar la transformación económica y política, Klein habla de Aylan, el menor ahogado cuyo cuerpo fue encontrado en una playa de Turquía, como el “trágico símbolo de esta crisis moral”. Su país, Canadá, se negó a dar asilo a la familia del niño, que ante las trabas burocráticas tuvieron que echarse al mar en una embarcación de plástico. Murieron también su madre y su hermano.

Noam Chomsky

“La gobernanza de la UE resulta eficiente para imponer medidas severas de austeridad para devastar a los países más pobres y beneficiar a los bancos del norte. Pero se ha roto casi por completo cuando ha intentado tomar las riendas de esta catástrofe humanitaria”, dice el lingüista y filósofo estadounidense, que compara el acuerdo entre la UE y Turquía con Estados Unidos y México. “Europa intenta inducir a Turquía a mantener las miserias alejadas de sus fronteras, del mismo modo que Estados Unidos hace presionando a México”. 

¿Y qué nos dice todo esto de los valores? Se pregunta Chomsky. “Resulta hasta problemático usar la palabra valores [...] El peso ha caído sobre los pocos que al menos temporalmente estaban dispuestos a hacer algún esfuerzo, como Suecia y Alemania. Otros muchos simplememte han cerrado sus fronteras”.

Slavoj Žižek

Para el pensador esloveno, los refugiados “son el nuevo proletariado europeo”. Se dice “horrorizado con las actitudes condescendientes y la humillación del proceso de llegada que sufren” y asegura, en unas polémicas declaraciones que “lo enfocamos a lo Frank Capra: esa pobre gente es buena, solo hay que escuchar sus historias”. “Habría que cambiar ese concepto universal de que todos somos humanos, incisivo en la tolerancia, por uno de respeto, aceptando las diferencias, porque según esa falsa empatía hacia los refugiados hoy también deberíamos haber escuchado y comprendido a Hitler”.

Luego, el filósofo que arrastra legiones de seguidores con su particular sentido del humor intentó arreglarlo. “No digo que no vengan, sino que haya un plan organizado previo. Mi enemigo no es la militarización, mi enemigo es el capital”, afirmó ante la indignación de una asistente a su charla.

Peter Singer

“No podemos culpar a la gente por desear abandonar un lugar de conflicto. En su situación, nosotros haríamos lo mismo”, reflexiona el filósofo australiano de origen judío, convencido que “debe de haber una mejor manera de responder a sus necesidades”. Singer, que dedicó a los migrantes y refugiados un capítulo en su Ética práctica (1995) carga contra “los cabezas huecas” que abogan por un mundo con fronteras abiertas y mantiene la tesis de que algunos argumentos “ignoran la tendencia a la xenofobia de los seres humanos, evidenciada con toda la claridad con el surgimiento de partidos de extrema derecha en Europa”.

El filósofo urge a los países ricos a crear campos de refugiados en estados menos prósperos que absorban el volumen de demandantes de asilo a los que nadie quiere acoger. Es una solución cortoplacista que, dice, haría desaparecer a los traficantes y las muertes en tránsito. “Puede que no sea la mejor solución, pero es la más pragmática. Y parece mucho mejor que el caos y la tragedia que los refugiados están enfrentando ahora”.

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