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Los jineteros cubanos encuentran refugio en “Bim Bom”, un cómic de luchadores

Los jineteros cubanos encuentran refugio en "Bim Bom", un cómic de luchadores

EFE

Madrid —

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Sin suavizar, simplemente “mezclando, sintetizando y escogiendo”, el cineasta cubano Arturo Infante y el dibujante Renier Quer han plasmado en un cómic lo que sucede en la heladería “Bim Bom”, lugar de encuentro de la prostitución masculina y femenina de La Habana.

En un país en el que la industria del cómic es casi inexistente, varias “coincidencias” llevaron a Infante decidir que la viñeta le ofrecería una mayor “libertad” que el cine para contar la vida de Tomasito, Dariel y Yasmani, los tres “pingueros” o “luchadores” protagonistas de “Bim Bom”, su primera novela gráfica y la primera novela gráfica cubana que se publica en España (Diábolo Ediciones).

Y así, con luz verde para dar rienda suelta a sus deseos narrativos, guionista y dibujante se pusieron a crear esta historia saltando de los “onírico” a lo “casi pornográfico” y volviendo, a su antojo, al más duro realismo; porque esta novela, que posiblemente no vea la luz en Cuba, es sobre todo una historia llena de dramatismo y lucha.

“Nuestro libro -cuenta Infante a Efe- intenta solamente describir la existencia y los personajes que frecuentan un lugar muy concreto. La novela es una especie de retrato gráfico de un sitio que por razones obvias no figura en las postales ni en las guías turísticas de Cuba”.

Y no lo está pese a que el “Bim Bom” está situado, según describe el guionista (Santiago de Cuba, 1977), en una de las zonas más “céntricas y visibles de la capital”, por lo que es percibido como una especie de “mancha” incluso -matiza- por muchos homosexuales para los que el “Bim Bom” encarna “sencillamente la bajeza”.

Aunque no se trata de una obra realizada con la intención de denunciar la prostitución masculina en Cuba, lo que estos autores sí que han pretendido es que quien lea el cómic experimente lo más “vívidamente” la “marginalidad, las voces, los olores y la humanidad” de este punto de encuentro nocturno.

“No es mi propósito emitir ningún juicio, ni cuestionar los motivos que tienen estos muchachos para prostituirse. Están allí, están en venta, punto”, puntualiza el cineasta.

Con viñetas en blanco y negro de estilo “underground”, ambos autores han descrito tres de las muchas vidas que se dan cita noche a noche en esta heladería en busca del turista extranjero que les pueda dar un móvil, un frasco de colonia o dinero con el que poder sobrevivir.

“Con la historia de Dariel y su novio me propuse contar cómo se las arregla una pareja para mantener su relación, aún dedicándose a lo mismo. La de Tomasito es la historia de cómo un 'pinguero' con experiencia lo apadrina y lo inicia en este mundo; y la de Yasmany es la historia más típica, el que va de híper macho, se identifica como heterosexual y se acuesta con hombres sólo por dinero”, relata.

Pero, si estas tres vidas resultan crudas y llenas de tristeza, en “Bim Bom” se aborda también la historia desgarradora de aquellos que sacan “beneficios” de la prostitución.

En concreto se trata de la vida de dos ancianos que alquilan por horas el único dormitorio de su casa, el suyo, para que sea utilizado por las parejas que buscan un lecho donde practicar sexo. Una “anécdota” real que el autor conoció en boca de un amigo que siempre que iba a La Habana “frecuentaba” esta heladería de altas temperaturas corporales.

“A veces me pedía que lo acompañase a dar una vuelta, pero yo siempre me negaba. Prejuicios, supongo. Una noche fui con él, y de golpe comencé a descubrir este singular mundo nocturno; duro, y ligero al mismo tiempo; con sus habitantes, sus códigos, su propio lenguaje”, recuerda el guionista de “La edad de la peseta”, cinta nominada a los premios Goya 2008 como mejor película extranjera.

Con ninguna publicación dirigida al público adulto en la actualidad en Cuba, “ni mucho menos con temas que aborden la realidad social del país”, Infante reconoce que “no sabe” si el libro se llegará a publicar en su país, aunque, le gustaría.

Eso sí, según ha confirmado a Efe Diábolos Ediciones, puede que aunque no se llegue a publicar, la embajada española en Cuba haga “algún tipo de acto” con este “caso histórico” en el mundo del cómic.

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