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“El libro de Gloria Fuertes” restituye la vida y obra de la poeta castiza
Gloria Fuertes murió con el pesar de no haber sido reconocida por la mayoría de sus compañeros poetas, porque su obra poética para adultos quedó sepultada por su popularidad televisiva y su dedicación a la literatura infantil. Ahora un libro encierra toda su esencia en casi 500 páginas.
Un ambicioso libro, “El libro de Gloria Fuertes”, que publica Blackie Books en una edición con textos inéditos de Jorge Cascante y que incluye más de 300 poemas, 80 fotos nunca vistas, 12 dibujos hechos por la poeta, notas y recortes de prensa, páginas de sus cuadernos de notas y la biografía de Gloria más completa hasta la fecha.
Un volumen que se podría considerar el “libro canónico” de la poeta, de la que este año se celebra su centenario que también se prolongará en 2018, una efeméride que ha desempolvado a esta creadora libre, carismática y simbólica de la vida española de los años 60, 70 y 80, pero que por diferentes circunstancias no ha tenido el reconocimiento debido, como señala Cascante.
“Uno de sus grandes pesares fue esa falta de reconocimiento entre los poetas -explica a Efe el editor-. Ella quería que todos los poetas fuesen amigos, que se llevasen bien y que no se ignorase la poesía más adulta que escribía por culpa de su fama televisiva o su popularidad en el mundo infantil”.
“A pesar de contar con el apoyo de grandes nombres puntuales (no así de la mayoría) como Cela, Caballero Bonald, Gil de Biedma o José Hierro, la poesía de Gloria Fuertes no llegó al público como a ella le hubiera gustado que llegase”, precisa Cascante.
Fuertes, que nació en el seno de una familia humilde en el madrileño barrio de Lavapiés en 1917 y murió en noviembre de 1998, tuvo una infancia dura y triste.
Participó en el movimiento del Postismo, una corriente literaria y artística de renovación de las vanguardias de principios de siglo, junto con Edmundo de Ory, Francisco Nieva o Fernando Arrabal, y fue profesora de español en Pennsylvania (Estados Unidos), gracias a la ayuda de su gran amor, la hispanista Phyllis Turnbull.
Cascante reconoce en el libro que lo más difícil ha sido reconstruir su vida. “Apenas existen referencias biográficas que no hayan sido extraídas de sus poemas confesionales, los cuales son a menudo medias mentiras o mentiras por completo. Como una Emily Dickinson, pero en chula, Gloria disfrazaba su realidad en sus poemas”, escribe el editor.
Además asegura que ha condensado en estas páginas la esencia de Gloria Fuertes, ese personaje tan rico, lleno de sentido del humor y coraje, que remó a contra corriente de sus orígenes y de una España casposa y en blanco y negro, en la que nunca ocultó ser lesbiana y en la que sobrevivió a los tres años de la Guerra Civil y a la dictadura franquista.
Ahora le llega el reconocimiento de su trabajo como poeta adulta, una anomalía, que, según Cascante, obedece a dos motivos: “El primero de ellos, porque su personaje mediático (su fama en España gracias a la televisión llegó a ser elevadísima) eclipsó por completo su obra poética”.
“Y el segundo -explica-, por lo inclasificable de la Gloria Fuertes real: difícil de asimilar por los partidos políticos -era feminista, pacifista, taurina, creyente a su manera- y por el mundo académico, porque tenía un estilo directo, con juegos de palabras sencillos, sin florituras”.
La poeta, “que no poetisa”, estuvo marcada por la Guerra Civil, “sufrió el hambre, el frío, la incertidumbre: fue un punto de inflexión absoluto en su vida. Ella misma decía que, sin la guerra, probablemente no habría escrito poesía jamás”, precisa el editor.
Fuertes hizo del humor su forma de entender el mundo, su defensa y bandera. “Sus temas principales fueron siempre la muerte, la soledad, el desamor..., pero enfocados a menudo con gracia. Le encantaban los chistes, estudiaba su composición, y el humor planeaba por encima de su vida de forma constante”, añade Cascante.
Una idea que confirma la poeta Belén Reyes, considerada una de las mejores continuadoras del camino seguido por Gloria Fuertes.
“A ella la hubiera gustado mucho todo lo que se está haciendo, el reconocimiento que está teniendo: qué pena que se muriera sin verlo”, se lamenta a Efe Reyes, quien la visitaba dos veces por semana en los últimos años de su vida.
“Era feliz, tenía mucho sentido del humor, le encantaban los chistes y, a veces, me llamaba para dejar en el contestador alguno de ellos”, añade.
Además de este libro, acaba de publicarse en Nórdicas “Geografía humana y otros poemas”, con ilustraciones de Noemí Villamuza y prólogo de Luis Antonio de Villena, y Resorvoir Books saca otra antología de la poeta, para mayores y menores: “Me crece la barba”.