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Bookathon: ideas digitales para agitar el 'establishment' editorial

Los participantes del I Bookathon // Foto: TeamLabs MediaLab

Paula Corroto

El I Bookathon celebrado en España surgió de la frustración. Su principal impulsor, Joaquín Rodríguez, autor del blog Los futuros del Libro y buen conocedor de la industria editorial, llevaba un tiempo dándole vueltas a un proyecto que reformulase las modalidades de lectura actuales e introdujera todo el entorno digital. Que contemplase de alguna manera la reconversión que ya está sufriendo el sector. Pero nadie le hizo caso. “Yo tenía la ilusión de que la industria editorial reflexionase, pero ninguno de ellos está dispuesto a hacerlo”, confiesa a eldiario.es. Así fue como entró en contacto con Marcos García, director de MediaLab Prado, para montar el I Bookathon español, que tuvo lugar el pasado 15 de octubre.

La palabra Bookathon procede del conocido Hackathon, una especie de maratón de ideas entre hackers y programadores que lleva años celebrándose en diferentes países (y en España). El Bookathon es lo mismo pero con respecto al libro y sus tentáculos en lo digital. Se reúnen varias personas –en Madrid fueron 35, entre ingenieros, informáticos, diseñadores y profesores–, se forman grupos y durante varias horas se piensa en cómo dar salida a los retos que se propongan.

Crear proyectos reales

Crear proyectos realesEn el caso del Bookathon madrileño, como cuenta Silvia Nanclares, miembro de la plataforma Bookcamping, corresponsable también de esta iniciativa junto a la editorial digital Bubok, el desafío era “el desarrollo de la lectura digital en dispositivos móviles como respuesta a la dificultad de acceso a la cultura letrada en comunidades desfavorecidas”, ya que, “como ha observado la Unesco, hay comunidades donde no hay bibliotecas pero sí smartphones, por lo que se trataba de utilizar esta herramienta para dar acceso a los libros. Saltar un paso en la cadena del desarrollo. Quizá no pueden tener una biblioteca física pero sí digital”, añade.

La propuesta, no obstante, se amplió también hacia la lectura digital y sus aplicaciones. Para ello se montaron seis grupos que debatieron sobre comercialización, composición y legibilidad, soportes y visualización, almacenamiento, lectura compartida y accesibilidad. Es decir, los elementos sobre los que gira la transformación de un sector que, como también insiste Nanclares, “está apalancado, y con pocas ganas de formarse. Incluso desde el Ministerio no hay ninguna propuesta de este tipo. Para acometer todo esto haría falta mucho apoyo institucional, incentivos, y no los hay”.

De los seis proyectos que surgieron de este I Bookathon, hay cuatro que, según Rodríguez, “tuvieron una factura incluso profesional y eran viables. Queremos que la gente repiense, reformule la lectura, con qué soporte… Ya que la industria no lo hace, que lo haga la gente”.

¿Y qué ocurrirá con estas ideas? Además de una beca para el máster de edición en su proyecto TeamLabs –una especie de “laboratorio de aprendizaje radical” con cursos de grado, posgrado y educación corporativa que tiene su raíz en Finlandia, donde ya lleva 30 años, y que cambia completamente la estructura de los másters tradicionales, más analógicos- , la intención de Rodríguez es “montar una comunidad para que de ahí salgan proyectos reales”.

También quieren repetir esta jornada, puesto que para sus impulsores fue “muy satisfactoria”. Hay dos ideas: una es hacer una sesión con lingüistas y personas interesadas con entradas lexicogŕaficas novedosas o que no aparezcan en el diccionario y otra está relacionada con la Marea Verde y sus planes de editar colaborativamente libros de texto libres. Y desde Bookcamping y la estación de trabajo que han desarrollado en el MediaLab, Libro Libre, sobre la investigación editorial y la cultura libre, pretenden seguir con esta reflexión en torno al libro y las posibilidades que ofrece la digitalización. “Nuestra idea es continuar. Para el día 29 ya hemos montado otra jornada sobre la autopublicación”, admite Nanclares.

Alemania, puntera en investigación del libro digital

Alemania, puntera en investigación del libro digitalEsta es la primera vez que en nuestro país, a rebufo en tantas cosas, se pone en marcha un proyecto de este tipo, pero otros países, como Alemania, llevan años reflexionando sobre las nuevas modalidades de lectura. De hecho, la Feria de Fráncfort, que nada tiene que ver con lo marginal ni minoritario, fue la primera en tener un pabellón Transmedia y en montar el Future Lab, un laboratorio de ideas relacionado con el libro. En la última convocatoria el desafío era cómo incrementar la visibilidad de los ebooks en las librerías, y de allí “surgieron varias start ups que ahora están vendiendo su idea”, asegura Rodríguez.

En Múnich existe la Buch Akademie (Academia del Libro) que imparte cursos sobre esta temática y a los que acuden los directivos de las mayores editoriales alemanas como Rowohlt, el sello de Almudena Grandes en Alemania. A pesar de que las cifras de facturación del libro electrónico no son altas –el dato, rondando el 3%, es el mismo que en España–, “allí los propios profesionales son conscientes de que tienen que tomar las riendas. Ellos saben que tienen que convivir con dos modelos de negocio. Y lo que es difícil es establecer dónde estará el corte. Eso es lo que atemoriza a todos los editoriales y es normal, pero decir que no haces nada por eso es irresponsable y suicida”, argumenta Rodríguez.

Y, como ejemplo, pone a Langenscheidt, la gran editorial sobre los libros de referencia: “Hace cinco años ellos ya sabían que su modelo en papel había cambiado. Montaron un plan a tres años para conocer cual era la unidad mínima de pedido que tenían que vender en digital y cambiar el flujo de trabajo. Ahora siguen imprimiendo en papel, pero lo hacen en un flujo digital y no analógico. Es verdad que tienen un músculo financiero, pero tienen una inteligencia en cuanto al negocio diferente a la de los españoles. Y lo digo con pesar. Aquí siempre te dicen no tengo tiempo, dinero…”, explica.

De momento, en España se ha comenzado con el Bookathon y con las iniciativas que quieren poner en marcha en el MediaLab para los próximos meses. Ante la apatía, este es un buen inicio.

Los seis proyectos que surgieron en el Bookathon

Los seis proyectos que surgieron en el Bookathon1- La comercialización: “eBookTips”, una plataforma web y app, con modelo freemium, en la que los usuarios deciden cuánto quieren pagar por los libros después de leerlos. Por ejemplo, en una suscripción mensual de 8 euros, el lector decidiría entre los libros que ha leído cuánto pagaría por cada uno hasta llegar a esos 8 euros.

2- Composición y legibilidad: “Lectura atractiva, lectura a medida”, una aplicación que permite una experiencia de lectura personalizada. La apariencia del libro es diferente para cada lector en función de los filtros y la información que haya facilitado antes de la lectura. Las ilustraciones y la tipografía del libro, entre otros elementos, cambian según los gustos, la edad o el estado de ánimo del lector.

3- Soporte y visualización: Libreo, una plataforma que permite a los usuarios diseñar sus propios productos culturales digitales o analógicos con infinitas opciones de personalización que nos permitirían, por ejemplo, crear nuestra propia edición de nuestra novela favorita.

4- Accesibilidad: Juglar.mov, una unidad móvil que facilita el acceso al conocimiento allí donde los recursos digitales son limitados gracias a la creación de una comunidad solidaria.

5- Lectura compartida: Oof (Out of Focus), una aplicación de lectura compartida que se ha propuesto hacer de las notas y garabatos al margen de nuestros libros una fuente de conocimiento y emociones compartidas, creando una comunidad de lectores que podrían compartir de forma sencilla sus impresiones sobre los diferentes pasajes de un libro.

6- Almacenamiento y disponibilidad: “Dona tus libros”, una plataforma que propone crear la mayor biblioteca del mundo alimentada por los libros que tenemos las personas en nuestras casas. La plataforma facilitaría el traspase entre particulares de libros que, una vez donados, pasarían a formar parte de la comunidad y no podrían volver a ser privatizados.

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