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Por fin abre sus puertas el búnker del Capricho
Construido en Madrid durante la Guerra Civil española, el búnker del jardín de El Capricho es la fortificación militar subterránea más importante de la ciudad. Pero nadie podía verlo. A partir de este fin de semana esto ya no será así: el Ayuntamiento de Madrid organizará visitas diarias para todos aquellos interesados en descubrir un pedazo de historia escondida hasta ahora.
Las visitas serán de una duración aproximada de una hora y en grupos de, como máximo, 20 personas. Siempre dentro del horario de apertura del Parque. Así, se realizarían ocho visitas diarias, por lo que cada día accederán al lugar 160 personas acompañadas por los guías.
Todo esto es gracias a la incesante labor de la Plataforma Ciudadana para la apertura del búnker, que se creó en noviembre de 2012. Se trataba de grupo de vecinos del distrito de Barajas que se unieron para recoger el testigo de otras personas que desde finales de los años 80 venían reclamando que la estructura militar se abriese al público.
Para esta Plataforma, la apertura del búnker “supone un primer paso” para la puesta en valor de El Capricho, un jardín histórico que, según cree, el Ayuntamiento debe seguir potenciando.
Un búnker único
Cubierto por toneladas de hormigón capaces de resistir bombas de hasta 100 kilos, con una superficie de unos 2.000 metros cuadrados y a unos 15 metros bajo tierra se encuentra el búnker del parque del Capricho de Madrid, un enclave de la Guerra Civil único en Europa por su estado actual de conservación.
Localizado dentro de un jardín del siglo dieciocho, este refugio de la Guerra Civil ubicado en el distrito de Barajas estará pronto disponible a las visitas del público, muchos meses después de que el Ayuntamiento de Madrid recogiese el testigo de una iniciativa ciudadana encaminada a abrirlo al público.
El refugio fue construido alrededor de 1937 -no se sabe exactamente ya que la documentación fue destruida- en un lugar estratégico como la localidad de Alameda de Osuna. Un lugar tranquilo, lejos de los frentes de Madrid y bien comunicado, con presencia militar y con un arbolado propicio para el camuflaje.
Una puerta gruesa de acero negro y acorazada protege el reducto, construido para proteger al personal del cuartel general del Ejército de centro republicano en caso de bombardeos. Pero no llegó a utilizarse nunca, aunque su construcción sirvió como modelo para los que se construyeran por toda Europa durante la Segunda Guerra Mundial.