“He sido cosificada como mujer y no me ha costado transmitirlo en mi música”
Brisa Fenoy (Algeciras, 1991) ha hecho honor a su nombre en el panorama pop español. Su sencillo, Ella, ha sido calificado como un soplo de aire fresco que aúna lo mejor de la música de masas con una marcada personalidad y una estética estudiada al milímetro. El vídeo reúne 110.000 visualizaciones en Youtube, un debut que le ha catapultado directa a la lista viral de Spotify y le ha permitido actuar frente a miles de personas en el Orgullo Mundial de Madrid.
Pero Fenoy no viene a engrosar una lista “atiborrada” de canciones sin contenido. Tiene muy claro que su música va a reflejar un compromiso social, con la igualdad y contra la sexualización de la mujer, porque “hacen falta más artistas concienciados”. Como modelo, Brisa ha sufrido en primera persona la dictadura de la imagen y ahora pretende denunciarlo a través de un altavoz privilegiado.
Tu debut no ha pasado desapercibido. ¿Qué tiene Ella para haber irrumpido así en el panorama español?Ella
No hay muchas canciones del mainstream que tengan mensaje y contenido. O que hagan una crítica a algo. En esto quizá me diferencio, en querer transmitir con Ella un mensaje en contra de la mujer objeto y de la sumisión.
Es verdad que el toque fresco de la canción es bastante mainstream. Pero sobre todo se diferencia en el mensaje y la estética. Como vengo de la moda, uso una estética muy fashion film en el vídeo, muy conceptual.
Respecto al mensaje, pocas artistas de nuestro país asumen de forma abierta un discurso feminista. ¿Por qué has querido que sea tu carta de presentación?
Será porque yo lo he vivido en mi trayectoria como modelo. En el mundo de la moda se ve bastante ese trato como mujer objeto. Gran parte de la publicidad se basa en la cosificación de la mujer. Al vivirlo en mi propia piel, no me ha costado transmitirlo en mi música. No lo he hecho porque esté en auge el tema del feminismo. Es por algo que yo he vivido.
También hay muchas figuras públicas femeninas que aún lo confunden o lo rechazan. Hace poco, por ejemplo, la cantante Bebe.Hace poco, por ejemplo, la cantante Bebe
Creo que precisamente es porque está en auge. El hecho de que algo se popularice, o se toque mucho, es suficiente para que mucha gente se muestre reticente. Otros solo reniegan porque quieren quejarse por algo. El objetivo es defender la igualdad de género, la libertad, el respeto y que cada persona sea quien quiere ser. En el siglo XXI es lo que toca.
Esta igualdad no se da en el ámbito de la música, donde abundan los referentes masculinos en solitario o en las boyband. ¿Dónde está la raíz del problema?boyband
Creo que en la educación. Siempre animo a las chicas que quieren dedicarse a la música a dar el salto. Existe un vacío enorme y hay espacio para todas. Nos tenemos que apoyar. Hay que dejarse de competitividad y apostar por la colaboración. Somos pocas y tenemos que incentivar a las mujeres para que estén seguras de sí mismas y para que no dejen que nadie las cohíba. Luchar para que no nos intenten sexualizar.
Por ser mujer, parece que hay que enseñar mucho cuerpo y bailar mucho. ¿Por qué un hombre se viste de chándal en un concierto o en un videoclip y la mujer tiene que mostrar? Si cada uno lo hace porque quiere, perfecto. Pero creo que también se hace por una enseñanza de la sociedad que llevamos arrastrando muchos años. Es lo que hemos visto y lo reproducimos porque se ha quedado dentro de nuestra cabeza.
No pienso que lo hagan para venderse. Es un mecanismo automático. Yo la primera, que me he dedicado a la moda. Pero también lo hacía en mi adolescencia y sin que nadie me obligase. Así que tenemos que concienciar, poner los pies en el suelo y reconocer que a las mujeres se les exige mucho más en la profesión.
Rechazas la etiqueta de “modelo que quiere ser cantante” porque empezaste primero por la música. ¿Podría restar valor a tu trabajo?
Sí. Para mí el modelaje fue un puente hacia la música. Empecé en el conservatorio a los ocho años en Algeciras y a los doce compuse mis primeras canciones al piano. Pero no fue hasta hace tres años cuando me introduje en el mundo de la producción musical, a raíz de participar en un anuncio de la Junta de Andalucía. Ese fue el punto de inflexión.
Lo de la moda realmente salió de casualidad, cuando me “descubrió” un fotógrafo. Tardé un año en ir a la agencia porque yo estudiaba psicología y no me llamaba demasiado la atención, pasaba bastante. Pero empecé a viajar y a ser independiente económicamente, y me gustó lo suficiente como para aguantar varios años. Lo que pasa es que me gastaba el dinero en aparatitos de música, de piano, la machine y los programas de producción. Entre la música y la moda, me sentía mucho más feliz con lo primero.
En contrapunto, ¿crees que tu ejemplo sirve para no estigmatizar el mundo de la moda y a quienes trabajan en él?
Eso espero. Hay muchas chicas que se meten en eso porque les ha tocado un físico agraciado según los cánones de belleza de este siglo. Podrían haber sido de otra forma, pero son los que ahora venden en el negocio. Ellas lo usan como puente para conseguir otro objetivo: para estudiar una carrera, montar un negocio, trabajar en otro estrato de la moda o para cualquier otro sueño.
Habrá otras modelos a las que les encante la profesión. Pero hay muchas que empiezan muy jóvenes, se doblegan y no conocen otra cosa. Ven “dinero fácil”, ya sea para sus caprichos o para mantener a sus familias -que hay muchas en esa situación de necesidad-, y se quedan. Son víctimas del sistema, no se les puede culpar.
Zahara nos contó que sus inicios en un gran sello como Universal fueron algo amargos porque se aprovecharon de su inexperiencia. ¿Cómo ha sido tu caso?
Siempre que me dejen ser yo misma, es sumar en todos los aspectos. Al principio era un poco más reticente a trabajar con una multinacional precisamente por el hecho de que quisieran cambiarme. Yo venía de Sony y allí no querían que fuese tal y como soy. En cuanto veo que me quieren transformar, huyo.
Pero Universal y RLM apostaban 100% por por los mensajes que quiero dar. Los aceptaban, los comprendían, los compartían y los apoyaban. A partir de ahí decidí que era mucho mejor hacerlo con una discográfica potente. Porque, aunque tengo claro lo que quiero hacer, no conozco muchas cosas de la industria. El trabajar con expertos en esa parte me quita un peso de encima y me deja una libertad para que yo haga lo mío y ellos hagan lo suyo. Somos complementarios.
En Instagram se te puede ver haciendo muchos acústicos al piano. En cambio, Ella es pop electronico. ¿Por qué has decidido empezar con este estilo?Ella
Es curioso. Me encanta componer al piano y el acústico, el esqueleto. Pero mientras lo hago ya me voy imaginando las bases. Como produzco mis canciones, al final me imagino cómo va a ser una vez terminada. Lo que me tira es el rollo RnB, rap, incluso un poco trap. Se podría definir como música negra, pero con un fondo electrónico.
Hoy en día es un poco arriesgado reivindicar el trap. ¿Por qué piensas que es un género tan denostado?
Está muy bien que haya nuevos estilos y que nos abramos a nuevas sinergias. Al final, los géneros ya están todos inventados. Lo que se está haciendo es ir al pasado y recuperar ritmos que ya existían, aunque a las generaciones de ahora les suenan nuevos porque no los vivieron. Es como una mezcla de estilos que confluyen y se transforman en otro al que se le ha puesto el nombre de trap.
A mí me parece muy bien todo lo que sea crear ritmos o nuevos géneros. Es positivo para la música y para la gente. Aunque sí que se está perdiendo un poco una esencia de valores. No hay apenas letras con sentido y con mensajes positivos.
¿Echas de menos más compromiso político y social entre los artistas emergentes?
Echo de menos que las letras tengan sentido. Antes se daba más que ahora. Ahora hay mucha fiesta, mucha droga, mucho amor (que me encanta, el amor es mágico y fundamental), pero pienso que tiene que haber algo aparte de eso. Y sobre todo de la sexualización de la mujer.
Hace años, los grupos (de cualquier género) lanzaban canciones de amor, alguna de sexo, pero todas eran una oda a la vida, a superarte, a ser mejor, a tener fe. No sé, tenían más valores. Pienso que se escribía más lírica social.
Estos temas sociales se tienen ahora un poquito olvidados y, en el momento en el que estamos, es precisamente lo que se pretende. Hay que concienciar a los jóvenes para que no se dejen llevar por el consumismo, el machismo y por esta misoginia de la sociedad. Están muy bien los nuevos ritmos y las decisiones arriesgadas que se están tomando, pero creo que falta contenido en el mensaje.
Dices que Ella es un canto a la autonomía de la mujer. ¿Qué mensaje tendrán el resto de las canciones?Ella
Con cada canción quiero transmitir algo claro. En Ella reivindico que las mujeres tenemos que ser autónomas e independientes. Pero en otras también hablo de desigualdad social. Estamos viviendo en un mundo que está constantemente en conflicto, donde hay países enteros acribillados y en los que no se respetan ni los derechos humanos básicos. Todo esto nos afecta a nosotros en algún sentido, porque el mundo es uno y al final las consecuencias también nos alcanzan.
El abuso de desinformación provoca ignorancia y amnesia. Estamos un poco ciegos, un poco sordos, un poco callados. Tengo unas ganas locas de sacar el resto de las canciones porque creo que hacen falta más artistas sociales, concienciados y que quieran cambiar algo con su música.
Me ha impresionado mucho Manel Navarro, por ejemplo, que ha sacado un tema contra el bullying. Pues ole, me parece genial. Hay que ir a por eso. Hay que sacar temas que realmente hagan pensar a la gente. Luchar por una sociedad que ya está “atiborrada” de canciones. Es una de las razones por la que los jóvenes se están aletargando y atontando un poco. En definitiva, deseo que haya más artistas sociales. Es lo que deberíamos conseguir.