Alpha Bay, el mayor supermercado de drogas en Internet ha caído: ¿y ahora qué?
Primero fue Silk Road y después le sucedieron Alpha Bay y Hansa. Pero nada es eterno. Ni los grandes supermercados de la droga en la Deep web. El jueves pasado, el FBI, la DEA, Europol y la Policía Nacional holandesa pusieron fin al último capítulo cuando anunciaron que las dos últimas páginas habían sido cerradas.
Alpha Bay, el mayor supermercado de drogas en Internet, registraba entre 600.000 y 800.000 dólares en transacciones al día y tenía unos 200.000 usuarios registrados. Cerró el día 5 de julio. Además de drogas, Alpha Bay también vendía narcóticos, parafernalia relacionada con las drogas, armas de fuego y productos relacionados con la falsificación y el fraude.
Por su parte, Hansa era el tercer mercado más grande de la Deep web y llevaba intervenido por los agentes holandeses desde el pasado 20 de junio. Como moscas en la miel, los clientes de Alpha Bay cayeron en la trampa cuando el supermercado cerró y la mayoría se mudaron a Hansa. No serán los primeros ni los últimos: en esta web se puede comprobar el historial de sitios similares que han existido en la Red.
“La Deep web no es un sitio para esconderse”, dijo Jeff Sessions, el fiscal general de los EEUU, al comunicar la noticia a los medios. Alexander Cazes, el presunto creador de Alpha Bay, era canadiense, tenía 26 años y un cociente intelectual de 140 puntos.
Su página web llevaba encendida desde 2013, justamente cuando Silk Road fue cerrado. Los números de Alpha Bay multiplican por 10 el imperio que el administrador del otro sitio, Ross Ulbricht, levantó y por el que ahora cumple una condena perpetua sin fianza en la tierra de la libertad.
Si a Ulbrich le descubrieron por unos carnets de conducir falsos, la manera de detener a Cazes fue aún más absurda: su cuenta de correo, Pimp_Alex_91@hotmail.com, era la misma desde donde se enviaban los correos para restaurar la contraseña de la cuenta en el supermercado online.
Ese email estaba registrado en CCM, un foro francés de solución de problemas tecnológicos en el que Cazes había registrado su nombre completo. Desde ahí, los agentes entraron en su LinkedIn y en sus cuentas de PayPal, donde figuraba la misma dirección de correo y también las transferencias económicas relacionadas con Alpha Bay.
Funcionan como eBay
El escritor Ivan Mourin, autor de Descendiendo hasta el infierno, explica a eldiario.es que estos supermercados ilegales “funcionan como eBay, es decir, hay una serie de usuarios que funcionan como vendedores y otros que lo hacen como compradores”.
Alpha Bay y Hansa eran los intermediarios entre compradores y vendedores, para lo que cobraban una comisión por transacción. Así es como se enriquecen este tipo de páginas. Cuando el primero cayó, el cinco de julio, almacenaba unos 4 millones de dólares en sus monederos de bitcoin.
“En el mercado negro no se suele comprar en euros. Se utiliza criptodivisa: la más común es bitcoin, precisamente porque es mucho más difícil de blanquear y de rastrear”, explica Mourin. A los pocos días, la droga llega camuflada en un falso paquete de Amazon, aunque “no siempre funciona”.
Desde el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), añaden que “es muy difícil acabar con ellas [estas webs] porque hay una demanda y un mercado de personas que quieren comprar drogas. Es cómodo hacerlo así”.
Por si alguien piensa ya en ir montando el próximo sucesor de Alpha Bay, desde el INCIBE advierten de que “es sencillo hacerlo aunque es difícil hacerlo correctamente”. Mourin, por su parte, pronostica que “sin duda, se alzará otro [gran supermercado] por la gran demanda”.
Los clientes de Alpha Bay se mudaron a Hansa en cuanto vieron que la web de Cazes no respondía. El tercer mercado online, que rondaba los 2.000 vendedores según la policía holandesa, se llenó de más “compañeros” en los días sucesivos al apagón de Alpha Bay, llegando hasta los 8.000.
Lo que no sabían era que las autoridades holandesas controlaban la web desde finales de junio y monitorizaban tanto a sus compradores como a los vendedores. Hansa fue apagado el 20 de julio y con él, la información de más de 50.000 transacciones entre compradores y vendedores.
“Seguramente haya españoles”
En el momento de su detención, Cazes estaba en su casa de Bangkok. La sentencia recoge que el canadiense tenía más de 5 millones de dólares en bitcoin, 1,8 millones de dólares en Ethereum y 760.000 dólares en ZCash, tres criptodivisas virtuales.
El documento también especifica numerosas propiedades en la capital tailandesa, Phuket y Chipre; así como motos y coches de la marca Porsche, Lamborghini o BMW. Una semana después de ser detenido, Cazes se suicidó mientras esperaba la extradición a EEUU.
“Cometió un error de novato, me sorprende que alguien que crea una página web falle en eso”, explica Mourin. “No había cuidado bien las configuraciones de privacidad, facilitando la labor del FBI”, confirma el INCIBE.
Las transacciones totales de Alpha Bay, desde su puesta en marcha en septiembre de 2013 hasta ahora, se acercan al billón de dólares. El FBI tiene acceso a los servidores y a la base de datos y sabe quiénes compraban y quiénes vendían. “En el caso de Hansa es peor porque la policía estuvo viendo todas las transacciones que se realizaban”, explica el INCIBE.
“Con todos esos datos, además de detener a los administradores que tenían el sitio y cerrar la web, irán realizando las distintas peticiones a los países para que localicen a los compradores y vendedores”, continúa el organismo.
“Se sabe que se consumen muchos productos provenientes del mercado negro en nuestro país, así que seguramente haya españoles”, continúa Mourin. Porque, como recuerdan desde el INCIBE, “no existe la seguridad 100% ni el anonimato 100% en Internet”. Ni si quiera en TOR.