Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.
'The Affair': a la caza del mentiroso
Un narrador no fiable y una infidelidad contada desde dos puntos de vista. The Affair tenía todas las papeletas para conseguir destacar en su primer año en una selva seriéfila cada vez más competitiva. No inventó nada pero su peculiar estilo narrativo la convirtió pronto en uno de los estrenos más llamativos de la temporada. El efecto más inmediato fue su triunfo en los Globos de Oro, donde se llevó el premio de mejor drama y mejor actriz, aunque su tramo final también de convirtió en uno de los más polémicos de la primera oleada seriéfila de la temporada pasada.
Alison y Noah -ella todavía incapaz de superar el trauma de la muerte de su hijo pequeño y atrapada en un pueblo donde todo el mundo se conoce; él, un escritor en crisis, casado con cuatro hijos y en el fondo aburrido de sí mismo- se conocían de forma casual e iniciaban un affaire veraniego. La apuesta narrativa de la serie era contar los dos puntos de vista y convertirlo en el elemento central de la investigación policial sobre un crimen.
La buena acogida se deslizó hasta un punto crítico, cuando el juego entre las dos perspectivas desde las que se contaba la historia se tensó tanto que hasta la creadora de la serie, Sarah Treem, tuvo dar explicaciones sobre cómo se había rodado la escena que sembró la polémica. Lejos de intentar rebajar los retos narrativos entre los que navega la serie, la segunda temporada, disponible ya en Canal+ Series, añade dos nuevas perspectivas con el objetivo de añadir más capas a la historia.
El “sé que lo hicisteis aquel verano” de Noah y Alison ya lo conocemos. Ahora es el momento de saber qué pasó después y sobre todo las consecuencias en un entorno salpicado por el romance y la naturaleza de ese crimen que está siendo investigado en el presente actual de la historia. Y ahí es donde The Affair parece que le ha dado al botón de reseteo, como lo hizo Homeland tras su vapuleada tercera temporada, y ha hecho justicia con Cole y Helen, personajes y actores encargados de darles vida, rescatando la historia de los otros dos grandes protagonistas del affaire.
Perspectiva de Helen. Ella y Noah están en pleno proceso de divorcio. Lo más civilizadamente dentro de lo que las propias circunstancias, su estado emocional y la influencia de su entorno se lo permiten. Noah vive (con Alison) en una vivienda temporal (enclavada en otro paisaje idílico) con la excusa de darle un impulso definitivo a su segunda novela. Helen se ha quedado en Nueva York con los niños, ha iniciado una nueva relación (con amigo de toda la vida de ella y Noah) y tiene a su madre metida en casa, juzgando cada uno de sus movimientos. Su perspectiva ya ha dejado uno de los mejores momentos de esta segunda temporada, la escena con el mediador, y una pieza más al rompecabezas del crimen: su afán por ayudar a Noah cuando es detenido.
Perspectiva de Cole. Allison dejo su vida en suspenso después de la muerte de su hijo, la de Cole lo está desde que descubrió la infidelidad de su mujer. A esto suma la ruina de su familia, que ha perdido el rancho centenario que regentaba, y que no sabe qué hacer con su vida. En cada una de las dos perspectivas que ha dejado el arranque de temporada, Cole parece aspirar a convertirse en el personaje empático de la temporada. Pero las apariencias siempre engañan y, como sigue demostrando The Affair desde su primer capítulo, ninguno de los narradores es fiable.
Además del suspense, el componente emocional o la curiosidad por saber quién dice la verdad en The Affair, el otro gran aliciente de la segunda temporada será ver cómo se las arreglarán los guionistas para conjugar todas las piezas que han añadido al puzzle.
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