'The Good Wife' entra en campaña electoral

The Good Wife nunca ha enarbolado la bandera de serie política, pero es una de las mejores de la actualidad. En realidad, la ficción televisiva es toda una especialista en hacer muy suyos los palos que ha ido tocando a la lo largo de sus siete temporadas (la última arranca el jueves en Fox Life). Desde la etiqueta (inevitable) de ser una serie de abogados hasta el uso inteligente que le ha dado a la estructura de serie procedimental, o lo que es lo mismo abordar, un caso legal por capítulo como excusa para hablar de otras muchas cosas.

The Good Wife incluso puede presumir de haber convertido el pequeño bache por el que pasó en su sexta temporada, ignorada en los Emmy y marcada por algunos rumores/enfrentamientos fuera de las cámaras, en el mejor reflejo de la trayectoria de su protagonista. The Good Wife sigue siendo la serie de Alicia Florrick y sus circunstancias: la resignada mujer de político corrupto e infiel, que se negó a mirar para otro lado tomando las riendas de su vida pero que en la pasada temporada pasada vivió su particular bajada a los infiernos tras probar en carne propia el precio de la ambición y los juegos sucios de la política.

La séptima entrega, que se rumorea que podría ser la última, se presenta llena de retos para la historia y su protagonista. Alicia está ante un nuevo comienzo, repudiada por el bufete en el que creció profesionalmente y con una vida personal condicionada por el derrumbe de la imagen de Santa Alicia, y la historia se propone realizar un triple salto mortal con uno de los ingredientes que la han distinguido como una de las mejores series actuales.

Estados Unidos ya está metido de lleno en la precampaña electoral que culminará con un relevo en la casa Blanca y The Good Wife se propone aprovecharlo tensando al máximo la frontera en ficción en realidad. La premisa de la serie está inspirada directamente en varios escándalos políticos reales y sus seguidores están acostumbrados a ver como muchos sucesos saltaban de los titulares de la prensa para integrarse directamente en las tramas, tanto horizontales como verticales, de los capítulos… pero lo de esta temporada promete.

Illinois y el puesto de Gobernador se le ha quedado pequeño a Peter Florrick y su próximo objetivo es la Casa Blanca. Una decisión que tiene algunos resultados drásticos en el capítulo que abre la temporada y que ha introducido un elemento directamente conectado con la actualidad, sin intermediarios ni la socorrida etiqueta de personaje de ficción basado en hechos reales. Aunque está prácticamente descartado que aparezca en pantalla, Hillary Clinton formará parte del elenco de la séptima temporada de una serie, aunque solo sea por alusiones, de la que ha declarado en varias ocasiones ser seguidora.

Robert y Michelle King, creadores de la serie, se reservan el derecho a seguir jugando con los límites entre realidad y ficción, pero con su iniciativa dejan claro que no se conforman con que The Good Wife sea la serie que mejor refleja la actualidad informativa sino que quieren sentar un precedente histórico. Uno de los hitos se producirá el próximo 1 de febrero en las primarias de Iowa: en la realidad Hillary Clinton se enfrentará a sus rivales demócratas, en la ficción tendrá como uno de ellos a Peter Florrick.

Además de la expectación con la que se espera las nuevas entregas The Good Wife, varios medios estadounidenses ya se preguntan si tendrá algún reflejo en la campaña que en unas semanas de pasar de ser pre a ser electoral de forma oficial. ¿Hillary Clinton será un buen fichaje para The Good Wife o lo será The Good Wife para Hillary Clinton?