Mad Men cierra su historia con el trepidante 1969
Retomamos la conexión con Sterling Cooper Draper Pryce dentro de exactamente un mes. El 13 de abril AMC emite el primer episodio de la séptima temporada de Mad Men, y la van a estirar hasta el límite porque también será la última; su director Mathew Weiner ya ha explicado que se emitirán dos bloques de siete episodios cada uno. Los primeros siete se podrán ver a lo largo de esta primavera y los últimos siete, en 2015.
Weiner es naturalmente discreto pero, sabiendo lo mucho que gustan los guionistas de mezclar el drama personal con los grandes acontecimientos políticos y culturales de la época, podemos anticipar parte de la ambientación. La última temporada transcurre en 1969, el año que empezó el movimiento gay en Stonewall, la cumbre de los Panteras Negras, el sangriento final de la primavera de Praga y la masacre brutal de My Lai. Ese año se estrenó Led Zeppelin, Elvis se fue a grabar a Memphis y una extraña canción llamada Space Oddity catapultó a David Bowie y a sus arañas de Marte al estrellato de la nueva histeria de las fans.
Más interesante todavía: es el año de Unix, del primer Boeing 747 y del proyecto Apollo que puso a Neil Armstrong sobre la superficie lunar delante de millones de televidentes hipnotizados. Un poco más tarde y con más discreción nace algo que sí cambia el mundo para siempre, cuando el 21 de noviembre se unen los ordenadores de la universidad de Stanford y la UCLA en un proyecto llamado Arpanet. Es el año que John Lennon y Yoko Ono reciben a la prensa en la cama en favor la paz y del primer corazón artificial, pero también el año que Brian Jones se ahogó en su propia piscina y Judy Garland murió de sobredosis en su casa de Londres. Es el año que la familia Manson entró en la casa de Sharon Tate. Es el año del Concorde.
Todas o al menos muchas de estas efemérides cumplirán un papel en la serie, como lo hicieron anteriormente los asesinatos de JFK y Martin Luther King. Más complicado es saber qué va a pasar con su protagonista, Don Draper, al que la última temporada deja abandonado por su mujer, apartado de su trabajo y despreciado por su hija, que le pilla con las manos en la vecina. La última escena nos muestra a Don enseñándole a sus hijos la casa en la que creció, revelando a su familia su pasado como Dick Whitman. ¿Está Don a punto de renunciar a su identidad robada, ahora que todo lo que ha construído se desmorona a su alrededor? ¿Ha perdido la capacidad de mantener la fachada? ¿O es otro de sus trucos de feria para recuperar el afecto de su familia sin tener que cambiar?
“Creo que todo esto le ha afectado -explicó Weiner en una entrevista- pero hay muchas otras consecuencias que están suspendidas en la balanza. Podemos decir que es un superviviente, que va a empezar de nuevo, pero ¿qué significa eso?”
Probablemente lo que dice El Buscón, que nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar, y no de vida y costumbres. Porque Don será un superviviente pero del tipo escapista, no del tipo redentor. En la última temporada fantasea con empezar de nuevo en la costa oeste y tanto las soleadas fotos de la promo como el extrañamente hipnótico trailer donde sale bajándose de un avión, parecen gritar California. ¿Qué guionista resistiría una visita al 10050 de Cielo Drive? Dicen que con los asesinatos de la familia Manson se acabaron los hippies, el flower power y la inocencia de un país que pensó que las buenas vibraciones podrían cambiar el mundo. No sería extraño que cerraran también una serie cuya línea argumental es la transformación del sueño americano de la conformista era Eisenhower al caos y la conciencia civil de la América postVietnam.
Las pistas de Weiner recuerdan un poco a las de Breaking Bad. “Quería investigar las consecuencias de las acciones y cómo se te pegan, que es un poco el gran tema del final de la serie. Y también quería hablar un poco del mundo material y del mundo inmaterial -explica el director. - El programa siempre ha sido, o bien una exploración de lo que pasa por la cabeza de Don o de cómo Don interactúa con el mundo. En esta temporada he intentado incorporar las dos cosas”.
¿Y las chicas? El año pasado nos dejó con Megan -la tercera señora Draper- haciendo las maletas para irse a trabajar a California, pero es improbable que desaparezca del mapa porque es uno de los tres personajes que aparece en las promos y que no es Don. La proliferacón de aviones podría indicar que Draper vivirá esta temporada a caballo entre Los Ángeles y Manhattan. Y la última vez que vemos a Betty está poniéndose los pantalones de Don, sentada cómodamente en su silla y asumiendo su trabajo en Sterling Cooper.
El resto de los detalles que ha adelantado su creador es que el argumento será especialmente denso -incluso para el estándar a los que nos tiene acostumbrados- y que girará en torno a los personajes principales. Y que, pase lo que pase, “no vamos a encontrar a Don vistiendo una chaqueta de cuello Mao”. Sea lo que sea que signifique eso.