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Priscilla, la reina llega a Madrid

Priscilla, reina del desierto

Prado Campos

Lo que sobresalen son las lentejuelas, las plumas, los brillos, las grandes plataformas y las –incluso– mayores pelucas. Lo que no deslumbra a primera vista pero atrapa de igual modo es una de las historias sobre la búsqueda de la identidad, la aceptación, las inseguridades y el amor en todas su ramificaciones más célebres de nuestra cultura. Pocos son los que no han visto la oscarizada película de Stephan Elliott Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (1994), pero ahora podrán vivir este viaje en directo en Priscilla, reina del desierto. El musical.

El gran musical de la temporada se estrena el 2 de octubre en el Nuevo Teatro Alcalá de Madrid. Viene avalado por las hechuras de una espectacular puesta en escena de tres millones de euros, que viene íntegra del Palace Theatre de Londres (2009-2011), con una banda sonora de hits de la música disco de los años 70 y 80 donde no faltan Gloria Gaynor, Madonna o Tina Tunner. Y por el público, más de 3 millones de espectadores en sus seis años de recorrido por Londres, Broadway, Nueva Zelanda, Suecia, Italia, Canadá, Argentina y Brasil. Ahora es el turno de España aunque simultáneamente también estará en Seúl, Atenas y Manila.

Todas las cifras son apabullantes. Un elenco de 40 artistas –elegido en un multitudinario casting al que acudieron más de 1.400 personas– que encabezan Mariano Peña (Bernardette), Christian Escudero (Felicia), Jaime Zatarain (Tick) y David Muro (Bob), 500 vestidos, 150 pares de zapatos, 200 pelucas y otras tantas máscaras o antifaces hechos a medida para cada actor porque de otro modo serían inviables los 220 cambios de maquillaje y vestuario que se hacen en cada función en solo 15 segundos. El espectacular vestuario tiene la firma de los premiados Tim Chappel y Lizzy Gardiner, costó 1,3 millones de euros y ha obtenido sendos premios Tony y Oliver (en el filme también se llevó el Oscar).

Todo lujo, pero la auténtica diva verdaderamente apabullante en este musical ese es Priscilla, el autobús en el que estos tres amigos recorren el desierto rojo australiano interpretado su espectáculo drag. Priscilla pesa 10 toneladas, costó 2,3 millones de euros y es un engranaje robotizado que tiene 25 motores gestionados por 50 ordenadores con “tecnología militar” a prueba de hackers. Para meter esta réplica a tamaño real de un autobús -la misma que se utilizó en el West End- en el teatro han tenido que quitar puertas, limar columnas, levantar el patio de butacas y reforzar buena parte del escenario con acero.

La banda sonora, siempre en riguroso directo, corre a cargo de nueve músicos y 24 voces entre las que sobresalen las tres divas: Patricia del Olmo, Rosanna Carraro y Aminata Sow. Y los 25 temazos, que incluyen clásicos de Madonna, Tina Turner, Gloria Gaynor, Village People, Cindy Lauper, Supertramp, Dona Summer, casi todas interpretadas en su versión original en inglés. Esta es una de las cuestiones peliagudas de estas grandes producciones que tienen canciones tan conocidas por el público. “Se han traducido solo algunas estrofas para que el público entienda lo que está ocurriendo en la escena cuando sea necesario dramáticamente”, explicaba en la presentación Marcos Cámara, productor ejecutivo del espectáculo junto a Juan José Rivero.

“Un canto al amor, la amistad y el optimismo”

“En el escenario se ve a tres amigos que se arropan, que se quieren y que se cuidan, y el público se da cuenta de todo eso aunque no sea una historia convencional. La producción anima a la gente a que se atreva a hacer las cosas y a ser valiente para conseguir la vida que anhela”, decía en Madrid Dean Bryant, director artístico de la producción internacional, junto al director Simon Phillips, y que también ha supervisado la puesta en escena española.

Por su parte, Mariano Peña, que pasa de su papel de Mauricio Colmenero en la serie Aída a dar vida a Bernardette, definía el musical como “un canto al amor, la amistad y al optimismo” que también habla de temas imprescindibles como “la discriminación o la homofobia”. El actor explicó que necesitaba un cambio tras nueve años dando vida a Colmenero aunque meterse en el papel de este transexual ha sido igual de complicado que meterse en la piel de ese “homófobo, fascista y sinvergüenza”. Aseguró que “lo complicado realmente es andar encorsetado, con los tacones y tanto relleno y postizo, pero a nivel interpretativo es un trabajo más”, tras lo cual los productores aprovecharon para desvelar que el público se va a sorprender viéndole bailar y, sobre todo, cantar.

Lo que sí dejó claro Peña es que en el musical veremos a una Bernardette con “menos tormentas” ya que, aunque es fiel al guión de la película, “se ha limado la dureza del personaje, que en la película es más ácido y oscuro. Se le ha dado un poco más brillo y humor para hacerlo más fresco”.

Priscila, reina del desierto estará en el Nuevo Teatro Alcalá –con la adaptación de Miguel Antelo, la dirección musical de Manu Guix y artística de Ángel Llàcer– al menos una temporada, con posibilidad de prorrogar si el público sigue demandándolo, para después girar por todo el país.

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