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Cuando el amor sí tiene precio: el negocio digital de estar soltero

'Match' en Tinder

José Antonio Luna

El capítulo Hand the dj de Black Mirror parte de una premisa básica: ¿qué pasaría si existiera la app ideal para encontrar pareja? Esta preocupación no solo pertenece al mundo de la ficción. Una búsqueda en Google con los términos “apps para ligar” arroja más de un millón de resultados, y la cifra asciende a medida que pasan los años.

Hoy día, las relaciones sociales no pueden entenderse sin su homónimo en Internet, el de las redes sociales. Compramos a través de una app, compartimos fotos a través de una app y, por supuesto, también nos enamoramos a través de una app.

La mayoría de ellas, como Tinder o Badoo, ofrecen un modelo denominado como freemium. “Es el mismo modelo que ha usado Wallapop, Linkedin, Infojobs… La filosofía es: ofrezco el producto para que entres y te habitúes, y luego te paso a cobrar”, explica a eldiario.es Franc Carreras, profesor del departamento de marketing de la escuela de negocios ESADE.

El experto en economía añade que estas aplicaciones antes eran gratuitas, pero que esto era una estrategia para captar clientes de cara a cuando madurase el mercado. “La manera más inteligente de hacerlo con un producto así, que es 100% digital, es regalárselo a la mayoría y vendérselo a quienes lo usan muchísimo”, sostiene.

Asimismo, algunos clientes denuncian que estas aplicaciones discriminan según el perfil del usuario. Es el caso de Allan Candelore, que demandó a Tinder por cobrar más caro su servicio premium a mayores de 30 años. “Que hagan precios diferentes me parece un tema sensible, porque se puede considerar una segregación por edad”, considera el docente.

Pero en el mercado no ocurre lo mismo. Como informan en Techcrunch, Tinder se coló entre las aplicaciones más descargadas de la App Store justo después de lanzar el servicio Tinder Gold. Mediante esta característica, un usuario tiene acceso a me gustas ilimitados, cinco superlikes (que notifican directamente a la otra persona), un Boost mensual (para aumentar la visibilidad un 60%), o ver quién ha dado me gusta al perfil.

El resto de usuarios, se tienen que regir según las limitaciones de la propia app. De hecho, un CEO de Tinder reconoció a Fast Company que su algoritmo clasificaba entre entre guapos y feos con un ranking interno de “deseabilidad”. Este sistema, mide la ratio de los usuarios según sus valoraciones y los empareja con personas de su mismo nivel. Según Carreras, esto podría ser “injusto o discriminatorio”, pero al mismo tiempo “hace que aumente la probabilidad de que haya un match”.

Cuando no todo es lo que parece

Aunque según Kaspersky esto no debe evitar que utilicemos estos servicios, un artículo de la firma de seguridad remitido a este medio refleja que “muchas aplicaciones de citas no tratan los datos de sus usuarios con la suficiente cautela”. Inciden, sobre todo, en cómo de fácil es rastrear a las personas de estas aplicaciones.

Si incluye una opción para mostrar su lugar de trabajo, el número de teléfono o incluso sus redes sociales, esto, según los expertos, “podría permitir a los delincuentes reunir muchos más datos sobre la víctima, seguir sus movimientos e identificar a su círculo de amigos y conocidos”.

Los ingenieros de Kaspersky han investigado cómo de fácil es colarse entre el código fuente de aplicaciones como Happn y buscar el parámetro fb_id, utilizado para verificar cuántos amigos tiene esa persona en la red social de Zuckerberg. “Modificando ligeramente esta solicitud se puede encontrar el nombre del usuario en Facebook”, consideran los especialistas.

También corren peligro aquellos programas que indentifican las ubicaciones de sus usuarios y que, por ejemplo, muestran cuándo alguien está a cierta distancia. Aunque la aplicación no muestra la dirección concreta, esta varía los kilómetros o metros según la cercanía. En Kaspesky apuntan que un atacante podría “introducir diferentes coordenadas falsas en el servicio” para así conocer dónde se sitúa el propietario de un perfil. Algo laborioso, pero no imposible.

En el estudio de la compañía indican que la mayoría de aplicaciones utilizan el protocolo SSL para proporcionar privacidad en el intercambio de datos. A pesar de ello, no todos los archivos están adecuadamente cifrados: “Las versiones de Tinder, Paktor y Bumble para Android, y de Badoo para iOS, cargan fotos a través de HTTP”. Es decir, en formato no encriptado. Esto permitiría a un atacante “ver qué cuentas está viendo la víctima en ese momento”.

A pesar de ello, Carreras tranquiliza al respecto: “El tema de la privacidad es especialmente peligroso para aquellos que tienen algo que ocultar”. Uno de los casos más reconocidos es el de la página de citas Ashley Madison, que en 2015 fue hackeada dejando una puerta abierta a información confidencial de 37 millones de usuarios. Algunas de estas filtraciones, se produjeron incluso en aquellos lugares donde la libertad sexual depende de la privacidad. Es decir, en países donde la homosexualidad o el adulterio están perseguidos legalmente.

A la caza de bots y perfiles falsos

botsEl hackeo de Ashley Madison también sacó a la luz muchas de las estrategias empleadas por la compañía para ganar adeptos. Entre ellas, la de utilizar perfiles falsos para atraer a usuarios. “Es un caso especialmente escandaloso, porque toda su premisa se basaba en el engaño”, aclara el docente. Además, la propia empresa advertía en la letra pequeña de sus condiciones que “se desentienden de cualquier error o filtración que se pudiera producir”.

¿Ocurre algo similar en servicios como Meetic? María Capilla, marketing manager de Meetic, se limita a responder a este periódico que “los perfiles son verificados por un equipo de moderadores”, los cuales revisan “tanto las fotos como las descripciones de los usuarios”. Pero en sus condiciones de uso se puede apreciar que, al igual que Ashley Madison, “el Grupo Meetic no será responsable, en ningún caso, de cualquier pérdida directa o indirecta (como pérdidas de ingresos o beneficios, etc.) sufrida por el afiliado”.

Aun así, muchas apps de este tipo incorporan sistemas de verificación (ya sea mediante una foto o un captcha) para comprobar que, efectivamente, se trata de una persona real y no un bot. “En el caso de abuso, el principal interesado en que no lo haya es la propia aplicación”, considera Carreras. Continúa diciendo que “es similar a lo que ocurre con Tripadvisor y los comentarios falsos”, porque “su modelo de negocio no consiste en incentivar cuentas fakes”.

A pesar de todo, funciona

Como recomiendan en Kaspersky, “la solución no es evitar las webs de citas”, sino “mantenerse informado y alerta para navegar de manera segura”. Porque, al final, “hay peligros similares en todo Internet”.

Ligar en tiempos de WhatsApp, como apuntan en Hipertextual, no es más que un cúmulo de oportunidades. Con la democratización del teléfono también llegó la inmediatez de los mensajes. Las cartas románticas se sustituyeron por SMS, MSN Messenger o, más recientemente, por un doble tic azul. Un 60% de españoles ya liga por Internet, pero no todos lo reconocen.

Los estereotipos y prejuicios sobre ligar por Internet, aunque todavía presentes, se diluyen con estudios como el mencionado por New York Times, el cual sostiene que las parejas que se conocen en línea no son más propensas a romperse que otras. Como publica BBC, ligar se ha convertido en un juego. Tinder, Meetic, Lovoo… Aunque cada país tenga su preferida (en el caso de España es Badoo), las opciones son múltiples y variadas.

De hecho, las cifras avalan estos servicios.“En enero de 2018 hemos incrementado un 27% el volumen de descargas de la aplicación con respecto a diciembre”, explica María Capilla de Meetic. Como la misma empresa indica en una nota de prensa “ser soltero está de moda”, un dato perfecto para aquellas apps que, precisamente, los tienen como público objetivo.

“Es otro uso de la tecnología que mejora la calidad de vida”, explica Carreras. Continúa diciendo que, “un mundo no conectado, donde solo tienes tu círculo cercano de amigos, limita mucho las posibilidades a la hora de encontrar parejas”. La fórmula para alcanzar una compatibilidad del 99.8%, al igual que ocurría en Hang the DJ, podría estar más cerca de lo que parece.

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