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Opinión - Por el WhatsApp muere el pez. Por Isaac Rosa

WhatsApp entrega sus usuarios a Facebook

Teléfonos en una estación de metro

David Sarabia

“A partir de ahora, esto es lo que cambiará para vosotros, usuarios: NADA”. Eso dijo Jan Koum, cofundador de WhatsApp, cuando Facebook compró su compañía en febrero de 2014, por 19.000 millones de dólares. Un mes después, WhatsApp colgaba otro comunicado en su blog oficial tranquilizando a los usuarios. La app seguiría siendo independiente.

Hasta ahora había sido verdad. El jueves pasado, sin embargo, WhatsApp actualizó sus Términos de Servicio y la Política de Privacidad por primera vez en cuatro años. El nuevo documento son 22 páginas en las que la compañía explica cómo transferirá los datos de sus usuarios a Facebook y a las otras nueve empresas que posee Mark Zuckerberg como Instagram y MSQRD. La mudanza solo dejará fuera el  nombre, la foto de perfil y el estado. El número de teléfono, así como la hora de conexión, serán susceptibles de ser compartidos y explotados por  la red social.

Poco después de la adquisición, un ingeniero de telecomunicaciones barcelonés de 30 años se convertía en el primer español en trabajar para la compañía. Elies Campo llegó para ser el responsable de la empresa en España y América Latina, pero dos años y medio después ya no trabaja en WhatsApp. “Se han traicionado a sí mismos”, cuenta a eldiario.es.

WhatsApp sabe qué hora nos conectamos, desde dónde lo hacemos o con qué frecuencia, y ahora Facebook también lo sabrá. WhatsApp asegura que no pueden leer nuestros mensajes, ya que van cifrados de extremo a extremo, pero “como mínimo, saben desde que IPs estás conectándote, por lo que saben tu localización, saben los tiempos y horas a las que te conectas, la cantidad de datos que consumes, las otras identidades con las que te comunicas”, explica Campo.

Aunque de momento los usuarios se pueden negar a aceptar los nuevos términos, después de 30 días estarán obligados a hacerlo si quieren seguir utilizando el servicio. Incluso los que no sean usuarios de Facebook tendrán que darle al gigante puntocom jurisdicción sobre sus comunicaciones.

Campo recuerda que ni siquiera podemos fiarnos de que el cifrado de extremo a extremo sea verdad. “No es open source y por tanto no podemos saber muy bien qué está pasando allí dentro”.

Aunque la red de mensajería instantánea utiliza código abierto, el cliente que instalamos en cada dispositivo Android o iOS no lo es. “Podrían hacer mil cosas, desde tener algún mecanismo remoto para que ciertos dispositivos envíen la comunicación descifrada a los servidores de Facebook hasta tener algún sistema en la propia app que haga data mining en el contenido y envíe los datos procesados directamente a Facebook”.

Peor todavía. “Conociendo un número de teléfono concreto se podría, de manera temporal, monitorizar la comunicación de un número durante un tiempo”.

Leer no, mirar... quién sabe

En 2008, se legalizó que Google pueda revisar los correos de Gmail. Si bien la compañía aseguraba que no leía el contenido de los emails, más tarde se vio obligada a confesar que “escaneaba automáticamente” la información contenida en ellos. WhatsApp también asegura que no lee nuestros mensajes, pero ¿qué hay sobre escanearlos? “Existen técnicas que permiten procesar datos encriptados para interpretar ciertas propiedades sin descifrar los contenidos, como el tipo de cifrado homomórfico”, dice Campo.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) confirmó a este diario que ya ha recibido una denuncia relacionada con la nueva política de WhatsApp, así como que está “investigando el caso”. 

Salim Virani, fundador del Source Institute, explica en Medium que toda la información que recopila la aplicación de mensajería es analizada estadísticamente y luego extrapolada “prediciendo tu estado mental, salud, orientación sexual y tendencias políticas”. Virani concluye que toda esa información es usada “para más cosas que generar anuncios” y filtrada a terceras partes “que no cubren las políticas de privacidad de la compañía”.

“Facebook irá hasta los mismísimos límites de la legalidad y la ética (y frecuentemente no tiene reparos en cruzarlos) para conseguir tus datos y conseguir que pases mas tiempo poniendo tu atención en alguno de sus productos”, dice Campo. Ahora lo tendrá más fácil para predecir el comportamiento de sus usuarios y darles justo lo que quieren. Mientras que Facebook sabe quiénes son nuestros amigos, cuáles son nuestros intereses o nuestros hobbies, “WhatsApp sabe, en general, todos los metadatos de nuestras comunicaciones”, advierte Campo. Las dos empresas conocen el contenido de nuestras vidas tanto como el continente.

La utopía frente al dinero

“A mí me sigue encantando WhatsApp, sus fundadores tuvieron una visión sobre cómo tenían que ser las comunicaciones humanas y la ejecutaron impecablemente”, continúa Campo. Pero Koum vendió la empresa por 19.000 millones de dólares y por una silla propia en el consejo de dirección de Facebook. “Subestimaron la estrategia corporativa sin escrúpulos de Facebook y fueron seducidos por los cantos de sirena”, añade su exempleado.

La resistencia ha durado dos años y medio. Su grado de cooperación con la red de los 1.800 millones de usuarios es un hecho, y así queda reflejado en los nuevos términos del servicio: “Podemos usar la información que recibimos de Facebook y su familia de empresas, y ellas pueden usar la información que compartimos con ellas, para ayudar a operar, proveer, mejorar, entender, personalizar y comercializar nuestros servicios y sus ofertas”.

Según sus nuevos términos de servicio, WhatsApp también “recibe o recopila información de nuestros usuarios cuando operamos y proveemos nuestros Servicios, incluso durante la instalación. (...) Compartes tu información mientras usas nuestros Servicios y te comunicas a través de ellos, y nosotros compartimos tu información para ayudarnos a operar, mejorar, entender, personalizar, dar soporte y comercializar nuestros Servicios”.

El documento recalca que “Facebook y las demás empresas de la familia de Facebook también pueden usar nuestra información para mejorar tus experiencias con sus servicios, así como sugerencias (por ejemplo, de amigos o conexiones, o de contenido interesante), mostrar anuncios y ofertas relevantes”.

Además de todo esto, también se guarda el derecho de borrarte la cuenta cuando considere oportuno y de enviar tu información en caso de que un Gobierno se lo solicite, sin necesidad de avisarte después.

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