La realidad ya le hizo un 'spoiler' a 'Black Mirror'
Lacie se emplea a fondo en sus redes sociales de 8 a 10 de la mañana. Publica fotos cuidando el color hasta el más mínimo detalle, valora positivamente cada nueva actualización de sus contactos y mira embobada la pantalla de su teléfono hasta que estos le devuelven la valoración. Con la aplicación puede puntuar a la gente en directo después de cada conversación o encuentro.
Esta es la idea vehicular del primer episodio de la última temporada de Black Mirror. En la serie, conocida por presentar futuros distópicos donde la tecnología lo es todo en la vida de los seres humanos, subyace también la crítica hacia la nueva ciencia. Pero en esta ocasión, Charlie Brooker, Michael Schur y Rashida Jones (los guionistas del capítulo), no se han inventado nada. La app se llama Peeple y se creó el año pasado.
Sus creadoras programaron para octubre de 2015 un lanzamiento que nunca llegó a ver la luz. Al igual que en Foursquare se puede calificar un lugar, en TripAdvisor un hotel o en Yelp un establecimiento, con Peeple se podía valorar y clasificar a las personas. La idea no gustó a nadie, y tan pronto como fue presentada y su fecha de salida fijada para algún día de ese mes, Peeple se desvaneció entre los insultos de la gente.
Nicole McCullough y Julia Cordray, las creadoras de la aplicación, se enfrentaron a una contundente campaña de acoso en las redes. Los haters se quejaban de que Peeple permitía a cualquier usuario crear cualquier perfil de cualquier persona, estuviera o no registrado en la app. Tan solo bastaba con tener su número de teléfono. Para realizar una reseña sobre alguien era necesario ser mayor de 21 años y tener una cuenta de Facebook vinculada a la aplicación.
Peeple también daba la opción a los usuarios que no estuviesen registrados a borrar o modificar las reseñas escritas sobre ellos. Es el viejo truco: “¿No te gusta lo que ves? Pues ven y cámbialo”. Previo a todo esto, era necesario especificar en qué ámbito teníamos relación con ese alguien, si en el personal, profesional o romántico.
El precedente tampoco era Peeple
“Como dos mujeres emprendedoras y empáticas en el sector tecnológico, queremos transmitir amor y positividad”, le contaba Julia Cordray al Washington Post en septiembre del año pasado. Las creadoras también apuntaban que, de igual forma que antes de comprar un coche o una casa valoramos las opiniones del resto, “¿por qué no llevar a cabo esa misma investigación con otros aspectos de la vida?”.
En el capítulo de Black Mirror, la puntuación de cada persona determina el tipo de coche que pueden alquilar, la casa a la que aspiran o el trabajo que desempeñan. El mundo visto a través de Peeple ponía nota a una persona en función de su círculo cercano, sin que ni siquiera lo supiera el principal interesado. Le convertía en un objeto, en una valoración en función de la experiencia previa del resto. Y no todos tenemos siempre nuestro mejor día.
Antes de Peeple ya existió Unvarnished. El concepto era similar, solo que este estaba más orientado al mundo laboral y solo funcionaba por invitación. TechCrunch habló de ella en 2010: “Cualquier usuario puede crear un perfil online para un profesional y enviar reseñas anónimas sobre él o ella”. Más tarde ese mismo año se reconvertiría en Honestly.com y su creador, Peter Kazanjy, la abriría a todo el público. En 2012 volvió a reconvertirse, esta vez en un motor de búsqueda de talentos en Internet.
Lo malo conocido
Como Peeple, Unvarnished no tuvo mucho éxito y pronto transmutó en algo diferente. Pero la startup de McCullough y Cordrive, que también fue acusada de fomentar el ciberbulling por aquel entonces, supo guardar la ropa para tenderla más tarde. Y en marzo de este año volvió.
El nuevo Peeple, como su predecesor Unvarnished, está más orientado al mundo laboral. Lo que no quita que algunas de sus funcionalidades sigan centrándose en valorar la personalidad del individuo y ponerle nota. Sin embargo, ante la oleada de insultos del año pasado, las creadoras han optado por introducir algún que otro cambio.
Ahora, la app otorga a los usuarios control total sobre lo que aparece en su perfil, con opción a desactivarlo si es necesario. Tampoco permite crear un perfil de alguien que no esté en Peeple, aunque sí que se puede dejar una reseña para luego enviarle una invitación (el viejo truco, otra vez).
Otro factor es la inclusión de las llamadas “Licencias Verdaderas”, un servicio disponible solo para los usuarios de pago y que les permite leer todas (TODAS) las reseñas de la base de datos, ya sean públicas o privadas. Si tenemos en cuenta que, según sus términos de uso, “una vez que el contenido se publique no podrá ser borrado” y que ingresando a la plataforma garantizamos a Peeple “el continuo, no exclusivo y libre derecho de utilización de tu Contenido para cualquier propósito, cualquiera que sea su formato”, la app no será el diablo, pero vende nuestros datos de la misma forma.