Los agricultores extreman las medidas de prevención y vigilancia ante la amenaza del ‘Ébola del olivar’
Los agricultores de la Comunidad Valenciana, y especialmente los que trabajan sus tierras en la provincia de Castellón, llevan desde el principio del verano en máxima alerta ante una enfermedad que ha causado auténticos estragos en Italia, Francia y, más recientemente, en Alemania. Se trata del ‘Ébola del olivar’ o Xylella fastidiosa, una bacteria mortal, sin cura y que ataca a más de 100 especies diferentes de plantas, entre ellas el olivo, la viña y los cítricos, tres productos estrella de las exportaciones.
La Conselleria de Agricultura, al igual que el Gobierno catalán, ha instalado trampas en diferentes campos para detectar los insectos vectores, principalmente cicadélidos y cercópidos, hemípteros chupadores que se alimentan del xilema. Por el momento, y como indica el secretario general de La Unió de Llauradors i Ramaders, Ramón Mampel, “no hay signos de la bacteria, aunque se han extremado las medidas de vigilancia, porque no debemos bajar la guardia”.
De hecho, desde la organización agraria se ha programado un calendario de reuniones con los agricultores para informarles sobre la peligrosidad de la Xylella fastidiosa y cómo actuar en caso de detectarse un brote. El primer encuentro, con 160 profesionales, tuvo lugar en La Jana. El segundo se realizará en septiembre en la zona sur de Valencia. “Hay que difundir la inquietud que existe actualmente. Si el agricultor ve algo raro, debe comunicarlo inmediatamente. Además, tiene que quemar todo lo que esté alrededor del árbol afectado para evitar un posible contagio”, explica.
Los síntomas de la enfermedad varían de unos hospedadores a otros. En algunos se corresponden con las manifestaciones típicas de estrés hídrico: marchitez o decaimiento generalizado y, en situaciones más agudas, la desecación de hojas y ramas, y finalmente la muerte de toda la planta. En otros casos los indicios se asemejan más a los provocados por ciertas deficiencias de minerales, como clorosis internervial o moteado en hojas.
La provincia de Castellón, y concretamente la comarca del Maestrat, posee la mayor concentración mundial de olivos milenarios con alrededor de 5.000 ejemplares censados. Además, dedica 32.939 hectáreas a la producción de olivas y aceite, según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama). La superficie destinada a los cítricos todavía es mayor, de acuerdo al último informe de la Conselleria de Agricultura, que habla de 36.949 hectáreas en 2015. Por lo que respecta al cultivo de vides, la cifra resulta casi testimonial. Apenas 905 hectáreas de viñedos. No obstante, los caldos de Les Useres, Sant Mateu, Vilafamés o La Barona (Vall d’Alba) tienen un gran prestigio internacional.