La escuela concertada infla en más de 20.000 personas la asistencia a su manifestación por “la libertad”
La escuela privada sostenida con fondos públicos -la concertada- reunió a miles de personas este domingo en Valencia para protestar por la política educativa de la Generalitat. Según la Policía Local, 10.000 personas acudieron al acto. Según los convocantes, Escuelas Católicas y la Fundación San Vicente Mártir Colegios Diocesanos, 40.000.
Algunos cálculos creen que esa cifra es desorbitada: Los defensores “de la de la libertad de elección de centro escolar” habrían multiplicado (como poco) por dos la asistencia a la protesta. Eso defiende un tuitero, @miquelet. Según sus números, y de acuerdo con las cifras de la organizacion, en la Plaza de la Virgen y calles adyacentes -lugar de la protesta- se habrían hacinado “6,7” personas por metro cuadrado. Una cifra imposible.
Esta es la imagen del área de la ciudad ocupada por los manifestantes.
La superficie -siempre según @Miquelet- es de 6.031 metros cuadrados. Es decir, si dividimos el número de manifestantes por el área ocupada (40.000/6.031) cada metro cuadrado soportaría la presencia de casi siete personas. A tenor de lo que dice la ciencia, o las simples matemáticas, esa cifra parece exagerada. Según, por ejemplo, el Ayuntamiento de Barcelona, en una concentración -una manifestación que no avanza, como la del domingo- se deben calcular dos personas por metro cuadrado.
Otras fuentes apuntan a que, en las manifestaciones, se deben calcular un prometido de tres personas por metro cuadrado. Algunas elevan ese índice a cuatro. Alguna vez, las autoridades, por ejemplo la Delegación del Gobierno en Barcelona, calcularon la asistencia con una media de 0,9. En cualquier caso, tanto si fueron dos personas por metro cuadrado (12.000 asistentes, en números redondos), tres (18.000) o cuatro (24.000) los 40.000 asistentes parecen una exageración. De asumir como cierto el término medio, dos, la concertada habría multiplicado por más de dos la concurrencia real a su convocatoria.
Nada extraño, por otra parte. Lynce, una empresa que medía la asistencia a las manifestaciones gracias a un importante despliegue técnico y humano, rebajaba sistemáticamente las cifras que ofrecían los organizadores. La empresa cerró en 2012 por falta de demanda.