La #MarcaValencia se ahoga en horchata
Hay tantas cosas por las que indignarse hoy en día que apenas le queda tiempo a uno. Las salvajadas que se perpetran a nuestro alrededor son constantes, ensordecedoras, organizadas según una diabólica partitura sólo para sección de viento, que interpreta un crescendo aparentemente sin final.
La de Món Orxata, por menor, por (desgraciadamente) marginal, podría pasar desapercibida. Quiero aportar mi granito de arena para que, al menos, sea más difícil de olvidar.
Món Orxata es una empresa que se dedica a la venta de horchata, como no podía ser de otra forma. Lo que la diferencia, sin embargo, es que ayudó a la (re)inserción laboral de mujeres de más de 45 años y extranjeros, a quienes facilitó la regularización de su situación. Y lo hizo vendiendo un producto de primerísima calidad, que enamoró a paladares tan exigentes como el de J. C. Capel. Puso la horchata artesana en el mapa –el de verdad, el de la calle, y los semáforos, y las gafas de sol-, revitalizando una bebida que a los valencianos a veces se nos olvida que la tenemos a tan mano. Buen producto, éxito empresarial y premios diversos corroboran la trayectoria de Món Orxata.
Y sin embargo, de los 18 puntos de venta que se pidieron para venta ambulante, sólo les han concedido cuatro, lo cual aboca a 30 mujeres al paro. Una empresa de tapizados –sí: de tapizados de coche- ha conseguido más puestos que Món Orxata. Una empresa, Tapiza2, que ni siquiera está inscrita en Consejo Regulador de la D.O Chufa de Valencia.
¿De qué “Marca Valencia” hablan Rita Barberá, Alberto Fabra y sus acólitos? ¿De qué diantres hablan? ¿Acaso son tan incompetentes que ni siquiera se dan cuenta de sus gravísimas meteduras de pata? Nos intentaron colar pufos, mangarrufas y grandes eventos ruinosos con la excusa del “valor intangible” que suponían para la “Marca Valencia”. Ahora tenían una oportunidad de oro para demostrar su compromiso: producto valenciano de excelencia, empresa valenciana con un modélico plan de inserción laboral y el inicio de la temporada con una fiesta, las Fallas, de interés internacional. Lamentablemente, han preferido tapizar la Marca Valencia de negro oscuro.
Pensándolo bien, tampoco debería sorprendernos tanto. Miquel Villanueva puso otro ejemplo hace meses en su post sobre la feria Fruit Attraction y el papel de las administraciones públicas, en concreto de la Generalitat Valenciana. Como escribió en su blog, “Palabras frente a hechos, eslóganes frente al día a día. Vídeos y actos propagandísticos frente a la realidad”. Léanlo si no lo han hecho: es corto y tremendamente ilustrativo.
Y es que ésa, y no otra, es nuestra realidad: un partido y un gobierno –municipal, provincial y autonómico- que se llena la boca de valencianía y de chinchetas de Google Maps, pero que al final prefieren los sobres, la ceniza y la mediocridad.