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Así es el pacto a la valenciana que Mónica Oltra pide a Pedro Sánchez para llegar a La Moncloa

El candidato socialista a la presidencia del Gobierno junto a Mónica Oltra y Joan Baldoví

Miguel Giménez

Valencia —
  • El Acord del Botànic se rubricó sobre cinco ejes de gestión: rescate ciudadano, regeneración democrática, recuperación de los servicios públicos, cambio de modelo productivo y un nuevo modelo de financiación para las comunidades autónomas

El pasado miércoles, la vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, acompañaba al portavoz de Compromís en el Congreso de los Diputados, Joan Baldoví, al primer encuentro oficial con Pedro Sánchez de cara a que éste intente formar Gobierno, siguiendo el encargo del rey Felipe VI. Oltra, tal y como ya había hecho públicamente en alguna ocasión, le propuso al líder socialista que intentara trasladar el modelo valenciano a La Moncloa.

El pacto 'a la valenciana' al que se refiere Oltra es el 'Acord del Botànic', un acuerdo prográmatico de gobierno rubricado por Ximo Puig (PSPV), Mónica Oltra (Compromís) y Antonio Montiel (Podemos) el pasado 11 de junio que permitió la investidura del candidato socialista gracias a un Gobierno de coalición con la formación valencianista y el apoyo parlamentario de Podemos. La cuestión es, ¿puede Pedro Sánchez trasladar esa fórmula a Madrid?

La aritmética parlamentaria. Desde luego, no parece que las situaciones de Ximo Puig después del 24 de mayo y Pedro Sánchez tras el 20D sean similares. Si bien ambos mantuvieron al PSOE como segunda fuerza más votada –aunque con los peores resultados electorales que pueden recordar los socialistas– y compiten contra un Partido Popular al que prácticamente nadie quiere darle su apoyo (Albert Rivera no ha descartado una abstención), las matemáticas eran mucho más benévolas para Puig, que sólo debía convencer a dos formaciones. Sánchez, a tenor de los resultados de diciembre, necesitará mucho más esfuerzo (además de malabarismos internos) para conseguir completar un puzzle de apoyos y abstenciones que le permitan alcanzar la Moncloa.

Los acuerdos programáticos. Aquí es (aparentemente) donde menos problemas debe haber. El Acord del Botànic se rubricó en base a cinco ejes de gestión en los que no debe ser difícil poner de acuerdo a la gran mayoría del Parlamento. El rescate al ciudadano, que podría traducirse en la derogación de leyes como la Ley Mordaza o la Ley Wert, eliminar recortes y copagos, medidas de choque contra los desahucios o la lucha contra la pobreza energética; el segundo eje se refería a la regeneración democrática, con medidas como la reforma del sistema electoral, y la lucha contra la corrupción; la tercera cuestión se centra en la recuperación de los servicios públicos, priorizando el gasto en sanidad, educación y servicios sociales; la cuarta medida es la referida a un cambio de modelo productivo; y por último un nuevo modelo de financiación más justo para las comunidades autónomas.

La convivencia. A pesar de unos comienzos complicados, propios de cualquier negociación –Compromís y Podemos, aunque finalmente apoyaron la investidura de Ximo Puig, al principio pretendieron disputar la presidencia de la Generalitat para Oltra, que incluso llegó a coquetear con esa posibilidad–, lo cierto es que la convivencia en el seno Gobierno valenciano está siendo bastante tranquila para sus componentes, más allá de algunas diferencias puntuales. Un potencial Gobierno de Pedro Sánchez con compañeros como el Podemos de Pablo Iglesias (más las confluencias) o el Ciudadanos de Albert Rivera a buen seguro que sería mucho menos plácido, sobre todo porque no hay una clara mayoría en el Congreso que pueda sustentar cualquiera de esas dos opciones. De momento, como le sucediera a Puig con Oltra, el tira y afloja con Iglesias ya ha comenzado...

El día a día parlamentario. Ésta sería probablemente la principal diferencia entre ambos casos. En el caso valenciano, a pesar de no gozar de mayoría absoluta, el bipartito PSPV-Compromís no está teniendo excesivos problemas para sacar adelante todo tipo de iniciativas -incluidos los presupuestos- gracias al apoyo (crítico) de Podemos y a la actitud de Ciudadanos, que ni mucho menos ha optado por una oposición agresiva. Por el contrario, el PSOE se enfrenta a un panorama en las Cortes bastante más complicado. Mientras en el Congreso necesitaría de múltiples apoyos -no le bastarían simplemente abstenciones- para aprobar leyes o presupuestos, en el Senado se enfrentaría a una mayoría absoluta del Partido Popular que actuaría de bloqueo siempre que tuviera la oportunidad.

El partido más votado, en la oposición. Tanto en las Cortes Valencianas tras las elecciones del 24M como en en el Congreso de los Diputados después del 20D se da una circunstancia novedosa. El partido más votado, el PP, tenía (en el primer caso) y tiene (en el segundo) muy pocas posibilidades de formar gobierno. Sin embargo, su labor de oposición –si finalmente Pedro Sánchez consigue formar gobierno– va a estar lastrada por la gestión en la última legislatura (en la que incumplió sistemáticamente su programa electoral, aplicó numerosos recortes socialesobvió a la oposición respaldado en su mayoría absoluta) y por los casos de corrupción. Sin ir más lejos, el último de ellos estallaba hace apenas unos días en Valencia con el desarrollo de la 'Operación Taula', que ha sacudido los cimientos del PP valenciano, prácticamente ha desmantelado el partido en la ciudad de Valencia y ha dejado en evidencia a la propia Rita Barberá, la “alcaldesa de España” en palabras del propio Mariano Rajoy.

Las negociaciones ya han comenzado y en unas semanas Pedro Sánchez se enfrentará a su primer debate de investidura en el que, probablemente, no conseguirá los apoyos suficientes para ser elegido presidente. A partir de entonces, dos meses para resolver la incógnita o convocar nuevas elecciones.

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