Los sindicatos se alzan contra la oferta de congelación de óvulos de las empresas: “Es una invasión de la intimidad de las trabajadoras”
Que las empresas ofrezcan un descuento a sus trabajadoras por congelar sus óvulos es “una invasión de la intimidad”. Los sindicatos mayoritarios valencianos coinciden en esta visión de una práctica que consideran inadmisible.
Cinco empresas valencianas han comenzado a aplicar una política pionera en España: sufragar un 10% de los tratamientos de vitrificación de óvulos de sus trabajadoras mujeres o de las parejas de sus trabajadores. Las empresas, que forman parte del Club de Primeras Marcas, firmaron en noviembre un convenio con el Instituto Valenciano de Infertilidad para promocionar esta práctica que permite la conservación de los óvulos, con un coste medio de 2.500 euros para cuatro años.
Las representantes sindicales no encuentran el beneficio social en el que se escudan estas empresas por ninguna parte. “El verdadero beneficio social sería impulsar medidas de conciliación y corresponsabilidad en los cuidados”, argumenta Pilar Mora, secretaria de Formación, Empleo e Igualdad de Género de UGT.
Desde Comisiones Obreras (CCOO), equiparan esta cuestión a las preguntas en las entrevistas de trabajo. “Todos entendemos que es inconstitucional que a las mujeres se nos pregunte si queremos ser madres, porque a partir de ahí puede haber una vulneración de derechos”, indica su portavoz de Igualdad, Cloti Iborra. “Además, es nuestra vida íntima, nosotras decidimos cuando queremos ser madres”, añade.
Para las sindicalistas, esta oferta -voluntaria y anónima, según las empresas que se han adherido al convenio- tiene que ver con la concepción de la maternidad -y por ende, las mujeres- como un problema para las empresas. “Si no se viera a la mujer como una traba en el mercado laboral, no se potenciarían estas fórmulas”, considera la representante de las trabajadoras de Intersindical, Beatriu Cardona.
Esta oferta “refuerza la idea de que la maternidad es un problema en el mercado de trabajo para las mujeres, tanto en el mantenimiento del empleo como en la promoción interna”, añade Iborra, que lo considera una “invitación a postergar la maternidad”.
El mercado de trabajo en el Estado español es menos accesible para una mujer que para un hombre, así como en los salarios la brecha es evidente. Además, aún está extendido que las mujeres son menos productivas y rentables para una corporación, porque se quedan embarazas o necesitan tiempo para el cuidado de los hijos, ancianos o personas dependientes. Contra esta cultura patriarcal, las representantes sindicales exigen a los poderes públicos y a los responsables de las corporaciones que impulsen políticas de conciliación laboral y familiar y que los permisos de paternidad y maternidad sean obligatorios para ambos e intransferibles. “La sociedad debería implicarse en los trabajos de crianza, no seguir siendo cosa de mujeres”, argumenta la responsable de UGT.
Por el momento, las organizaciones no van a tomar medidas contra esta práctica, dada su novedad y que ninguna de sus afiliadas ha denunciado en los sindicatos. Pero avisan: vigilarán con lupa que no se vulneren los derechos de las mujeres.