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'Salvem el Botànic', cuando la lucha ciudadana logra su objetivo

El solar de Jesuítas, objeto de las reivindicaciones de 'Salvem el Botànic'

Miguel Giménez

València —

El pasado domingo, 'Salvem el Botànic. Recuperem Ciutat' anunciaba su disolución tras 22 años de lucha ciudadana. El colectivo decidía decir adiós al entender que el objeto de sus reivindicaciones se había conseguido: No se construirá en el conocido como solar de Jesuítas, unos terrenos que ya son de propiedad municipal y a los que se les ha asignado la calificación de zona verde, con lo que en un futuro servirán para la ampliación del Jardín Botánico de Valencia.

Así, llegaba a su fin un movimiento ciudadano que nacía en 1995 como respuesta “inmediata” a la decisión del ayuntamiento de Valencia -gobernado por el Partido Popular de Rita Barberá- de dar luz verde a un proyecto urbanizador que permitía la construcción de tres torres de 21 alturas en el solar contiguo al jardín Botánico en las proximidades del antiguo cauce del Turia y el casco histórico de la ciudad.

Como reconoce el arquitecto Carles Dolç, uno de los impulsores de 'Salvem el Botànic', aunque la idea parte de un grupo de poco más de diez personas, en la primera reunión constitutiva ya participaron más de medio centenar, tanto a título individual como representantes de diversos colectivos sociales y vecinales, sindicatos... Se constituyó un grupo impulsor que se ha mantenido unido desde entonces, con reuniones cada lunes en la sede del Centro Excursionista de Valencia, que ha desarrollado multitud de acciones reivindicativas como rechazo al “urbanicidio” planteado.

Herederos de unos, ejemplo para otros

'Salvem el Botànic', como reconoce Dolç, es heredero de dos movimientos sociales que tuvieron su protagonismo en los años setenta en Valencia: 'El Saler per al poble', que se enfrentó a los planes de urbanizar esta zona en los últimos años del franquismo, y 'El Llit del Túria és nostre i el volem verd'. En ambos casos, las reivindicaciones ciudadanas tuvieron éxito y se consiguió el objetivo. Precisamente, desde 'Salvem el Botànic' recuerdan y destacan la figura del arquitecto Just Ramírez, que encabezó la lucha en El Saler y falleció en diciembre de 1994, como uno de los referentes de este colectivo.

Y si 'Salvem el Botànic' cogió el relevo de estos dos movimientos ciudadanos, también ha servido de inspiración para otras iniciativas de estas características, como 'Salvem el Cabanyal'. “Ha sido un punto de inflexión, que ha servido de puente, de transición, entre las acciones reivindicativas de los años setenta y los aparecidos a finales del siglo pasado y principios del actual”, explica Alfons Álvarez, quien destaca cómo surgen en un momento en el que “la derecha es hegemónica y no hay capacidad de respuesta”.

De tres torres, a ninguna

Tanto Dolç (uno de los fundadores) como Álvarez (que se incorporó posteriormente a la reivindicación) llaman la atención sobre lo transversal de 'Salvem el Botànic', que en estos 22 años ha vivido numerosas experiencias de todo tipo. Si a finales de los noventa se trasladó la edificabilidad de dos de las tres torres a Campanar, no fue hasta la segunda década del siglo XXI cuando se produjo el acuerdo entre la empresa propietaria de los derechos de edificación (Expo Grupo) y el ayuntamiento para trasladar la tercera de las torres prevista en el solar de los Jesuítas hasta la avenida de Aragón, donde se encontraba el nuevo edificio del ayuntamiento de Valencia, ya derruido.

El futuro, ampliar el Botánico

¿Y ahora qué? Tras el cambio del suelo a zona verde, el futuro del solar pasa por la ampliación del Botánico, circunstancia que Dolç confía en que se produzca a medio plazo: “La dificultad es que la Universitat no puede hacerse cargo porque no hay dinero, pero la voluntad del ayuntamiento es que se produzca esa cesión y se amplíe el Jardín Botánico”.

Y ello se conseguirá tras más de dos décadas de lucha ciudadana y movilizaciones fruto de la solidaridad “de toda la sociedad, personas de a pie y gente del mundo de la sociedad y la cultura valencianas, como es el caso de Manuel Vicent, por poner simplemente un ejemplo”. Unos años en los que ha habido concentraciones, manifestaciones, cadenas humanas, acciones de todo tipo, conciertos, como el que reunió a más de cien dolçainers en el Teatro Principal... “22 años dan para mucho”, apuntan.

A juicio de Carles Dolç, aunque la mayoría de los integrantes de 'Salvem el Botànic' siguen 'luchando' otras batallas en otros colectivos o entidades, “nosotros hemos cumplido con nuestra función, el objetivo que nos marcamos al principio”. No obstante, concluye, “queda la amistad, la relación de un grupo de gente -por aquí han pasado centenares de personas muy diferentes- siempre dispuestas a dialogar y debatir, para resolver cualquier cuestión sin que nunca se hayan producido tensiones entre nosotros”.

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