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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La venta del Valencia enfrenta al club con Alfonso Rus y la Generalitat

Alberto Fabra junto a Alfonso Rus en una exposición.

Voro Maroto

La kafkiana situación que padece el Valencia Club de Fútbol –un club arruinado, tutelado por la Generalitat y en pleno proceso de venta- está enfrentando a la cúpula de la institución deportiva más importante de la Comunitat Valenciana con el poder político.

El presidente del Valencia, Amadeo Salvo, un empresario ungido por la Generalitat, ha cargado tanto contra el gobierno valenciano como contra Alfonso Rus, el presidente de la diputación provincial.

¿El motivo? Salvo, posiblemente luchando por su continuidad en el club, quiere que el poder político sea neutral en la elección del nuevo propietario, que saldrá de entre los siete aspirantes –todos extranjeros- que han presentado ofertas para hacerse con la entidad.

“Lo conozco [a Rus] de hace años y tendría que ser más elegante”, ha dicho Salvo. “Alguien está menospreciando el poder del valencianismo y no tiene ni idea de lo que significa”, insistió en referencia velada al lenguaraz alcalde de Xàtiva y presidente del PP en Valencia.

Éste, antes, se había proclamado futuro presidente del Valencia antes de que la comisión –compuesta por el club, Bankia y la Generalitat – estudie las ofertas en detalle y decida.

Luego incluso fue más lejos: El club “tiene que ser valenciano” y “no árabe” ya que “desde Jaume I no ha habido aquí ningún moro gobernando”. Rus, en una de sus habituales astracanadas, despreciaba la oferta presentada por inversores árabes a favor de las que, en teoría, le auparían a la presidencia del club, una de capital ruso y otra estadounidense.

Mandar fuera de la política

Rus, que es presidente del club de su municipio, el Olímpic, no esconde su intención de presidir el Valencia Club de Fútbol, tal vez porque atisba el ocaso de su carrera política. El problema es que Salvo también quiere seguir en el puesto. Dos propuestas provenientes de Asia –una china y otra de Singapur- avalarían su continuidad en el cargo. Por ello, incluso ha atacado a la Generalitat, que controla el 70% de las acciones del club a través de su fundación después de avalar una ampliación de capital con 90 millones de euros de dinero público.

La Generalitat “tiene mucho trabajo como para estar buscando ofertas para el Valencia”, dijo Salvo, quién le debe su nombramiento a, paradójicamente, la administración autonómica. Ésta, sin embargo, está obsesionada en salir de la propiedad del club de la manera más rápida e indolora posible después de haber enterrado cientos de millones en los clubs de fútbol valencianos.

Fabra contra Rus

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, no apoya las aspiraciones de Rus. “Tenemos que centrarnos en nuestras responsabilidades”, ha dicho, tras ser preguntado por la voluntad del presidente de la Diputación. Yo tengo poco tiempo para hacer las cosas que no sean estar al frente de la Comunitat Valenciana porque son muchos todavía los temas a los que hay que responder y solucionar. Creo que nos tenemos que centrar en lo que es esa responsabilidad que los ciudadanos nos han dado“, ha añadido el President.

Es posible que Rus se tenga que conformar con la presidencia del Olímpic.

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