La realidad del asilo en España no se refleja en las cifras oficiales, según Acnur
Cuando el Gobierno recibe críticas acerca del escaso número de solicitudes de asilo aceptadas, el Ejecutivo frena el debate y arroja una cifra: 94%. Es el porcentaje de la supuesta coincidencia entre la comisión estatal que estudia las peticiones y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -de carácter consultivo- a la hora de decidir su concesión. La delegación de Acnur en España ha reconocido a eldiario.es que la estadística “no capta la realidad” ya que, entre otros motivos, no tiene en cuenta los casos que se quedan por el camino por la “falta de calidad” del proceso. En una entrevista con eldiario.es, Francesca Friz-Prguda, representante del organismo, valora los retos del sistema de asilo en España.
“Si hubiese un 94% de congruencia significaría que no necesitamos mejorar y eso no es correcto”, ha recalcado Friz Prguda. Junto con Francisco Ortiz, oficial de Protección de Acnur, reconoce la existencia de discrepancias entre Acnur y la comisión interministerial de asilo -que decide qué solicitudes son aceptadas y cuáles no- que no son recogidas en el porcentaje lanzado por el Gobierno.
Una de las últimas ocasiones en las que el Ejecutivo defendió esta estadística a bombo y platillo se remonta al pasado 22 de abril. En una interpelación en el Senado sobre las deficiencias del sistema de asilo en España, el ministro de Justicia, Ruiz-Gallardón, zanjó el debate sobre las bajas cifras de concesiones repitiendo en más de una ocasión el “94% de coincidencia con Acnur”.
La insuficiencia de entrevistas que Acnur considera imprescindibles para determinados casos, el retraso en las resoluciones, la falta de incorporación de información complementaria, como pueden ser informes médicos o psicológicos, el rechazo de peticiones de aplazamiento por parte de la agencia de la ONU ante la necesidad de más información, o la falta de libertad de movimiento de las personas que piden protección en Ceuta y Melilla, son algunas de las deficiencias percibidas en algunos procesos por la delegación española de la Agencia de la ONU.
“Hay muchas formas de leer las estadísticas. Los procesos de asilo son muy complejos y no se puede hacer justicia con una cifra del 94%. Se escapa de la cuantificación precisa. Necesitamos detectar las debilidades y atajarlas. Eso no se ve reflejado en el porcentaje”, recalca la representante. “No es correcto, no hace un enfoque constructivo ni orientado hacia la mejoría”.
Cuando hablamos de Ceuta y Melilla, las debilidades del sistema de asilo se multiplican. Y Acnur es consciente. La delegación española anunció en junio la nueva presencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados en las ciudades autónomas fronterizas con Marruecos.
Pregunta: ¿Por qué? ¿Hubo algún punto de inflexión para tomar esta decisión?
Francesca Friz Prguda. Se debe a un proceso que se fue desarrollando a lo largo del tiempo. Antes, la mayoría de personas que llegaban a estas ciudades tenían un perfil más bien de inmigrante económico. Ya no es el caso. La gente que accede a Ceuta y Melilla vienen, cada vez más, de países en conflicto o huyendo de vulneraciones de derechos humanos. Más de la mitad son potenciales refugiados. Teniendo en cuenta este cambio de perfil, consideramos importante nuestra presentcia para identificar más rápidamente cualquier situación de necesidad de derecho internacional. Estamos trabajando con las autoridades para que haya un sistema de asilo eficaz en Ceuta y Melilla.
Francisco Ortiz: El motivo fundamental -complementa el resposable de Protección- es intentar prevenir los vicios del procedimiento existentes en Ceuta y Melilla que, si ya eran graves cuando había un número muy reducido de demandantes de asilo, son mucho más preocupantes si se ha multiplicado el número de personas procedentes de países como Siria, Mali, República Centroafricana... Uno de los problemas es que la gente no pide asilo por defectos del procedimiento que existen de hace mucho tiempo, cuando no había tantos solicitantes de asilo. Por eso la misión es tan importante.
¿Cuáles son estas deficiencias que pretenden corregir?
Hay una diferencia enorme entre la acogida de refugiados de la península, donde hay un espíritu profesional, humanitario e individualizado impresionante, y la existente en Ceuta y Melilla. En las ciudades autónomas, estas personas son internadas en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes sin diferenciación, centros que, además, están saturados.
La gente con necesidad de protección internacional no puede estar ahí... Su identificación se torna mucho más difícil. Estamos allí para apoyar a las autoridades a identificar las necesidades de protección, que pueden estar muy escondidas. Ese no es el ambiente adecuado para niños ni familias, pero menos para solicitantes de asilo, porque no está de acuerdo con las directivas europeas.
A ello se suma que muchos de los potenciales refugiados no solicitan asilo debido a que, si lo hacen, su traslado a la península se retrasa hasta la la resolución de su solicitud.
Las personas que no piden asilo, generalmente, son trasladadas a la Península con mayor rapidez que aquellos que formalizan la solicitud, que tienen que esperar a que se resuelva su petición [un proceso que puede demorarse durante años, más allá del plazo legal de seis meses].
Vemos el mundo al revés. Los que deberían ser protegidos en un primer momento están casi penalizados de hecho y, por ello, no piden asilo o renuncian a él. Hemos tenido casos que renuncian al asilo cuando ya estaba siendo tramitada su solicitud y, una vez que lo hacen, son trasladados. Esto desincentiva las peticiones de protección internacional y premia el no pedirlo. Tenemos que conseguir que la gente recupere la confianza en el sistema de asilo en Ceuta y Melilla.
¿La única forma para que personas procedentes de países en conflicto como Mali o RCA pidan asilo en Europa es saltar una valla o cruzar el estrecho en patera?
Prácticamente sí. No hay acceso, no hay modo legal y seguro para que una persona que huye de un conflicto entre a territorio seguro de la Unión Europea. Estamos intentando negociar con el gobierno para que considere mecanismos fronterizos que aseguren el acceso al procedimiento de asilo para los refugiados. Esta es la parte preparatoria a la protección internacional. Si falla, todo el sistema tiene un problema sistémico. Por eso estamos estudiando diferentes vías. Es un asunto comunitario y lo estamos analizando también a nivel europeo.
Esto es, además doblemente contraproducente. Los que logran saltar la valla siempre son los mas fuertes, son todos hombres, con dos excepciones. Es un darwinismo: solo el más fuerte salta la valla, solo el más fuerte accede al asilo . El resto, mala suerte. Si tu eres más débil físicamente o eres mujer, mala suerte. Casi no tienes vías de entrada.
¿Qué propone Acnur para la frontera sur de Europa?
Un sistema de entrada que sea justo y eficaz en frontera sería muy útil para las autoridades. Habría gente que saltaría la valla, pero muchos dejarían de hacerlo.
Hemos propuesto el establecimiento de puestos y un centro donde los solicitantes de asilo puedan permanecer los días necesarios, privados de libertad deambuilatoria por un periodo muy reducido de tiempo. En este lugar les realizarían las entrevistas necesarias antes de admitir a trámite una solicitud, con acceso a asistencia letrada, psicológica etc. Al mismo tiempo, se recopilarían sus datos y nacionalidad en el caso de que se tuviese que aplicar el procedimiento de expulsión, que se haría con garantías, como obliga la Ley de Extranjería, los convenios internacionales y el acuerdo bilateral con Marruecos.
Ahora se está devolviendo de forma inmediata a muchas de las personas que saltan la valla, sin identificación previa.
Acnur no está en contra de las devoluciones pero sí de las devoluciones inmediatas que no dan la oportunidad de identificar a las personas que podrían ser demandantes de asilo. Una persona que llegue a España saltando la valla no debería ser devuelta sin antes ser preguntada y sin efectuar el procedimiento, esto incumple los principios del derecho internacional. Se le tiene que dar la oportunidad de hablar y de decir: “yo quiero pedir asilo”.
Queremos ayudar al Gobierno a ajustar sus prácticas a las leyes nacionales e internacionales y, poco a poco, vemos algunos cambios.
¿Qué cambios?
Poco a poco hay un mayor reconocimiento del problema, de las necesidades, de que algo hay que hacer. Se están resolviendo más rápido los casos de sirios de Ceuta y Melilla y están siendo trasladados con mayor celeridad a la Península, que es una de las peticiones que se hicieron a las autoridades. Si esto sigue así, y se aplica también a otros casos, puede provocar que la gente recupere la confianza en el sistema de asilo de Ceuta y Melilla. Sobre el resto de recomendaciones, seguimos trabajando.
¿Piden una mayor implicación de las autoridades?
Sí. Entre otras cosas, creemos necesaria la presencia de una Oficina de Asilo y Refugio -dependiente del Ministerio de Interior- en Ceuta y Melilla, para que podamos trabajar allí de forma conjunta con las autoridades con el objetivo de identificar y canalizar las solicitudes de asilo. Con esto se podrían cambiar cosas, se podría establecer un sistema de protección internacional en las ciudades fronterizas. Es territorio español y debe tener los mimos estándares que en la Península.
Nosotros hemos buscado más fondos para estar presentes en Ceuta y Melilla y vamos a hacer todo lo posible para mejorar la situación, pero sería mucho mejor con la presencia de la Oficina de Asilo.