Activista siria: “No es digno pedirle a un pueblo que elija entre distintas formas de tiranía”
La imagen muestra a un grupo de jóvenes de Alepo en un acto en memoria de los asesinados desde el inicio del levantamiento popular sirio. Entre ellos, preparando el homenaje, se encuentra Marcell Shehwaro, una joven escritora de Alepo, hija de un líder cristiano ya fallecido. Centrada en el ámbito de la educación, actualmente trabaja con otros activistas en el desarrollo de los programas escolares de Alepo, en las zonas liberadas del régimen de la familia Asad tras más de cuarenta años de dictadura. Buscan, además, que la educación en esas zonas no se vea condicionada por grupos vinculados a Al-Qaeda, que tratan de aprovechar el vacío de poder para imponer sus propias agendas.
Cumplido el tercer aniversario del levantamiento, hemos hablado con Marcell, que insiste, citando al poeta palestino Mahmud Darwish, en que “los sueños de los sirios siguen vivos, a pesar de todo.”Nos reunimos con ella en Ammán, durante el Encuentro de Blogueros Árabes.
Pregunta: ¿En qué consisten los programas escolares qué desarrolláis en las zonas liberadas de Alepo?
Respuesta: Tratamos de seguir el mismo programa que se ha desarrollado hasta ahora en los colegios sirios, pero sin las referencias a Asad. Si no mantenemos una mínima cohesión, llegaremos a un punto en que cada colegio promueva una visión tan distinta que haya infinidad de Sirias. Es importante mantener una identidad compartida ante tantos intentos de fragmentación.
¿Cómo lográis que no interfieran en vuestro trabajo grupos vinculados a Al-Qaeda?
En el terreno hay una resistencia fiera contra estos grupos, tanto como contra Asad. En todas las manifestaciones en las zonas liberadas se oye “El pueblo quiere derrocar a ISIS (el Estado Islámico de Irak y Siria),” algo que a menudo se pasa por alto y que es crucial. De hecho, esa es la grandeza de la revolución siria, que en sólo tres años hemos quemado etapas revolucionarias, una tras otra. Tenemos a jóvenes que nunca habían manejado un arma enfrentándose al régimen, con la tecnología más sofisticada que recibe del exterior, enfrentándose también a Al-Qaeda, al mundo... Pero ahí mismo radica también la dificultad, que esos jóvenes del ESL (Ejército Sirio Libre) no reciben apoyo, igual que no lo reciben los intentos de construcción de identidad y de sociedad civil. Es muy fácil para los grupos extremistas ajenos a la revolución, que sí tienen financiación y apoyo, lanzar una cantidad de dinero al director de un colegio y de ahí controlar toda la actividad de ese colegio.
Marcell ha sufrido en sus carnes los intentos de grupos extremistas de imponer su propia forma de tiranía sobre la población local. El 17 de marzo de este año fue detenida por una brigada que se autodenomina el “Ejército de los Muyahidin” por no llevar el cabello cubierto en las zonas en las que este intenta imponer su control. Con ella fue detenido su compañero Mohammad Khalili, que opuso resistencia junto con el resto de activistas ante los intentos de llevarse a Marcell. Ambos fueron liberados horas después, tras una gran manifestación frente a los juzgados en protesta por su detención. Lo contaba la activista Razan Ghazzawi en su blog, y añadía:
“Libertad para mi amiga, libertad para la mujer que todas somos, para la revolucionaria, la siria. Libertad para tu revolución de toda las formas de autoridad a las que se enfrenta este hermoso espíritu revolucionario. Apoya a Marcell, apoya el poder revolucionario de las mujeres, apoya la revolución.”
¿Qué respondes a quienes te preguntan si no es Asad el menor de los males?
Sólo puede decir algo así quien no conoce a este régimen, o quien tiene fuertes intereses en que se mantenga el status quo. En cualquier caso, no es digno pedirle a un pueblo que elija entre distintas formas de tiranía. Al fin y al cabo ha sido el propio régimen quien ha invocado a Al-Qaeda, que nunca ha estado presente en Siria y que desde luego no lo estaba en los inicios del levantamiento. Estos grupos son justo lo que necesitaba Asad para legitimarse, tras perder la legitimidad dentro y fuera del país. El enemigo perfecto, la profecía autocumplida. Por otro lado, el régimen está mucho más enquistado que cualquiera de esos grupos, lleva décadas dominando todas las instituciones, comunicaciones, formas de organización del país, a todos los niveles. De los grupos de al-Qaeda estamos consiguiendo deshacernos mucho más fácilmente que del régimen, que tres años después sigue recibiendo apoyo militar de Rusia e Irán para bombardear núcleos enteros de población.
A menudo se percibe nostalgia de los inicios del levantamiento, cuando la revolución era pacífica. ¿Compartes esa nostalgia?
La resistencia pacífica tuvo su momento. Hoy los esfuerzos de desobediencia civil conviven con la militarización, y es ingenuo pensar que podríamos volver a la fase de resistencia sólo pacífica. Si lo hiciésemos, el régimen nos aplastaría a todos en un solo día, no quedaría un activista vivo. Sólo porque desde el exterior se vea más bella y más estética una revolución pacífica, no se le puede decir a tanta gente que ha sido empujada a empuñar un arma para defenderse que cedan las armas y se dejen masacrar.
¿Qué tipo de apoyo requerís desde el exterior? ¿Cuál es el mejor modo de tender puentes con las verdaderas necesidades del terreno?
Hace falta apoyo directo a los esfuerzos de construcción y reconstrucción sobre el terreno. Sería muy útil, por ejemplo, identificar y mapear quién financia qué en las zonas liberadas, dónde hace falta apoyo y de qué tipo, para que las organizaciones y personas interesadas en respaldar la construcción civil en Siria sepan dónde y cómo hacerlo. Ya basta de “activismo social media”. En las zonas liberadas, sólo quienes tienen teléfonos satélite tienen acceso a internet. La burbuja social media ayuda a quienes están fuera a sentirse menos culpables, pero no tiene verdadero impacto. Los problemas sociales, políticos, económicos de Siria se están afrontando sobre el terreno, a pequeña escala, con la gente reuniéndose y planteando soluciones, cara a cara, pueblo a pueblo.
Tú misma has sacrificado mucho en el curso de esta revolución. ¿Si volvieses atrás, volverías a involucrarte en el levantamiento, del mismo modo?
[La madre de Marcell, de origen griego, fue alcanzada por una bala de un funcionario del régimen en Alepo en 2012, cuando viajaba en coche con su hija. Falleció en el acto. Al acudir a la comisaría para denunciarlo, las autoridades le pidieron a Marcell que fuese comprensiva con el funcionario de gatillo fácil, “ya que era nuevo y apenas tenía experiencia”].
Me involucraría de nuevo, sin duda. Los sirios no teníamos otra opción que el levantamiento. Una vez que uno atisba la posibilidad de ser libre en un contexto de opresión, no hay otro camino que el levantamiento. Y si no hubiésemos sido nosotros, serían nuestros hijos, o nuestros nietos. Y el régimen habría reaccionado con la misma violencia y la misma crueldad.