Cientos de miles de personas se refugian en la gobernación de Dohuk, en la región autónoma del Kurdistán iraquí huyendo de la violencia en Sinjar, cerca de la frontera con Siria
Los campos de la zona ya han sobrepasado el límite de su capacidad (160.000 personas) por lo que muchos han tenido que buscar cobijo en construcciones inacabadas, colegios y mezquitas
Desde junio 2014, MSF lleva a cabo clínicas móviles en varias localidades en las que proporciona servicios básicos de
salud para las personas que viven fuera de los campos
Los campos de la zona pueden acoger a unas 160.000 personas. A finales de diciembre ya estaban saturados y solo una parte de los desplazados estaban allí instalados. El resto ha buscado cobijo en construcciones inacabadas, colegios o mezquitas./ FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Los campos de la zona pueden acoger a unas 160.000 personas. A finales de diciembre ya estaban saturados y solo una parte de los desplazados estaban allí instalados. El resto ha buscado cobijo en construcciones inacabadas, colegios o mezquitas./ FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Para que el curso escolar pudiera empezar, las familias desplazadas que se instalaron en los colegios fueron las primeras en ser trasladadas a los campos. Este grupo se instaló en Sharya a principios de invierno. /FOTO:Gabrielle Klein/MSF
Para que el curso escolar pudiera empezar, las familias desplazadas que se instalaron en los colegios fueron las primeras en ser trasladadas a los campos. Este grupo se instaló en Sharya a principios de invierno. /FOTO:Gabrielle Klein/MSF
Entre los desplazados se comenta que las condiciones de vida son muy duras: las tiendas se inundan cuando llueve, los campos están saturados y apenas reciben asistencia. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Entre los desplazados se comenta que las condiciones de vida son muy duras: las tiendas se inundan cuando llueve, los campos están saturados y apenas reciben asistencia. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Suleiman huyó de Sinjar con su familia en agosto. Atrás ha dejado sus pertenencias y también parte de su identidad, pues, al menos en las actuales condiciones, ya no se siente capacitado para dar clases. "Vivo en esta mezquita en construcción con otras 70 personas. Hace muchísimo frío y es extremadamente húmedo. ¿Cómo es posible que estemos viviendo en un lugar así?". / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Suleiman huyó de Sinjar con su familia en agosto. Atrás ha dejado sus pertenencias y también parte de su identidad, pues, al menos en las actuales condiciones, ya no se siente capacitado para dar clases. "Vivo en esta mezquita en construcción con otras 70 personas. Hace muchísimo frío y es extremadamente húmedo. ¿Cómo es posible que estemos viviendo en un lugar así?". / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Desde junio 2014, MSF lleva a cabo clínicas móviles en varias localidades en la provincia de Zakho y Dohuk. A través de ellas, proporciona servicios básicos de salud para las personas que viven fuera de los campos. Hasta el momento ya se han hecho casi 25.000 consultas. /FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Desde junio 2014, MSF lleva a cabo clínicas móviles en varias localidades en la provincia de Zakho y Dohuk. A través de ellas, proporciona servicios básicos de salud para las personas que viven fuera de los campos. Hasta el momento ya se han hecho casi 25.000 consultas. /FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Los equipos de MSF, formados por médicos, enfermeras y especialistas en salud mental, van al encuentro de los desplazados en los lugares todos ellos se reúnen de una manera informal. El objetivo claro e inmediato es poder llegar a las poblaciones vulnerables de los pueblos más remotos. En la foto los equipos de MSF están en Sina, cerca de la ciudad de Sharya. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Los equipos de MSF, formados por médicos, enfermeras y especialistas en salud mental, van al encuentro de los desplazados en los lugares todos ellos se reúnen de una manera informal. El objetivo claro e inmediato es poder llegar a las poblaciones vulnerables de los pueblos más remotos. En la foto los equipos de MSF están en Sina, cerca de la ciudad de Sharya. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Una clínica móvil para de forma regular en Kahle Badr. Tras pasar consulta médica, los pacientes reciben los medicamentos que les permiten empezar su tratamiento médico de forma inmediata. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Una clínica móvil para de forma regular en Kahle Badr. Tras pasar consulta médica, los pacientes reciben los medicamentos que les permiten empezar su tratamiento médico de forma inmediata. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Khadr, de 54 años, es originario de Sinjar y huyó a través de las montañas cuando las fuerzas de la organización del Estado Islámico invadieron el pueblo. Fue uno de los primeros en hacer de voluntario en el centro de salud de MSF, donde ayuda a gente que, como él, ha huido de Sinjar vía Siria. Actualmente sigue trabajando con MSF. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Khadr, de 54 años, es originario de Sinjar y huyó a través de las montañas cuando las fuerzas de la organización del Estado Islámico invadieron el pueblo. Fue uno de los primeros en hacer de voluntario en el centro de salud de MSF, donde ayuda a gente que, como él, ha huido de Sinjar vía Siria. Actualmente sigue trabajando con MSF. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Khadr vive con otras 6.000 personas en un edificio sin acabar de Dabin, en las afueras de la ciudad de Zakho. "No hay electricidad ni agua corriente, no hay ventanas y tampoco hay barandillas en las escaleras. Vivimos con miedo a que nuestros hijos se caigan", afirma. FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Khadr vive con otras 6.000 personas en un edificio sin acabar de Dabin, en las afueras de la ciudad de Zakho. "No hay electricidad ni agua corriente, no hay ventanas y tampoco hay barandillas en las escaleras. Vivimos con miedo a que nuestros hijos se caigan", afirma. FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Suleiman huyó de Sinjar con su familia en agosto. Atrás ha dejado sus pertenencias y también parte de su identidad, pues, al menos en las actuales condiciones, ya no se siente capacitado para dar clases. "Vivo en esta mezquita en construcción con otras 70 personas. Hace muchísimo frío y es extremadamente húmedo. ¿Cómo es posible que estemos viviendo en un lugar así?". / FOTO: Gabrielle Klein/MSF / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Suleiman huyó de Sinjar con su familia en agosto. Atrás ha dejado sus pertenencias y también parte de su identidad, pues, al menos en las actuales condiciones, ya no se siente capacitado para dar clases. "Vivo en esta mezquita en construcción con otras 70 personas. Hace muchísimo frío y es extremadamente húmedo. ¿Cómo es posible que estemos viviendo en un lugar así?". / FOTO: Gabrielle Klein/MSF / FOTO: Gabrielle Klein/MSF
En paralelo, los trabajadores de salud comunitarios llevan a cabo sesiones de promoción de higiene y salud reproductiva para la gente que está en Dalal. /FOTO: Gabrielle Klein/MSF
En paralelo, los trabajadores de salud comunitarios llevan a cabo sesiones de promoción de higiene y salud reproductiva para la gente que está en Dalal. /FOTO: Gabrielle Klein/MSF
MSF continuará haciendo clínicas móviles mientras siga habiendo desplazados que se vean obligados a vivir en condiciones precarias en estos lugares. "Debido al frío, recibimos cada vez más personas con infecciones pulmonares", explica Sita Cacioppe, coordinadora del equipo médico en Dohuk. /FOTO: Gabrielle Klein/MSF
MSF continuará haciendo clínicas móviles mientras siga habiendo desplazados que se vean obligados a vivir en condiciones precarias en estos lugares. "Debido al frío, recibimos cada vez más personas con infecciones pulmonares", explica Sita Cacioppe, coordinadora del equipo médico en Dohuk. /FOTO: Gabrielle Klein/MSF
Sita tiene miedo de que las organizaciones concentren sus esfuerzos en los campos y se olviden de las personas que están dispersas y aisladas en la gobernación. / FOTO: Gabrielle Klein/MSF