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Doce millones de niños y jóvenes sin vacunar amenazan con resucitar la polio en la UE

Una niña recibe una vacuna contra la polio. / RIBI Image Library

Materia

Javier Salas —

Melik Minas no había cumplido los tres años de vida cuando el virus de lapolio atacó su sistema nervioso. Aunque más tarde se recuperó parcialmente, la enfermedad paralizó al pequeño Melik, de 33 meses, que vivía en una remota región turca limítrofe con Irán y que nunca había recibido una vacuna contra este terrible virus. Era el 26 de noviembre de 1998. Es un dato conocido porque, a pesar de la desgracia que supuso para Melik, se trató de un momento histórico: era el último caso autóctono de poliomelitis que se daba en la región europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 2002, se declaraba a esta región, que abarca a 53 países desde Portugal hasta Tayikistán, oficialmente libre de polio.

Sin embargo, la amenaza de nuevos brotes salvajes no está tan lejos como cabría desear y el peligro de esta dolorosa enfermedad que se ceba con los niños amaga con regresar incluso al corazón de la Unión Europea. La guerra de Siria ha provocado que la polio resurja con fuerza en este país, de donde se había erradicado, y en Israel se detectó la presencia del virus en 42 personas sin que, afortunadamente, haya provocado la parálisis de ningún niño. Dos aldabonazos en las puertas de Europa que no han pasado desapercibidos para las autoridades sanitarias, que han activado a sus expertos para analizar la situación.

Tras reunirlos el pasado noviembre, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) envió el mes pasado sus recomendaciones a los países de la Unión Europea para advertir de los riesgos y proponer una serie de medidas de vigilancia y control frente a la polio, como revisar si los refugiados sirios están vacunados al llegar a Europa, poner a punto sus laboratorios para detectar este virus, altamente contagioso, y prepararse para movilizar nuevas vacunas en cuanto surja un brote.

¿Cómo es posible que la Unión Europea pueda sentirse amenazada por una enfermedad como la polio, erradicada desde la década de 1990 en la mayoría de los países miembros gracias a las campañas de vacunación? Precisamente porque en la UE —y Noruega, Islandia y Liechtenstein— hay en torno a doce millones de personas menores de 30 años sin vacunar contra este virus, según los datos del ECDC. Desde este organismo explican a Materia que este dato se obtiene sumando a todos los niños que no recibieron la correspondiente vacuna antes de cumplir dos años en cada país entre 1982 y 2012.

Bolsa de ciudadanos sin vacunar

“Por ejemplo”, explican, “la cobertura de vacunación en España fue del 96,7% en 2012, lo que supone un 3,3% de los niños que a los dos años de edad no habían sido vacunados”. Se trata de una cifra casi residual anualmente pero que sumada poco a poco, cada año, ha creado esta bolsa de ciudadanos sin vacunar, generalmente población marginal, y que está repartida por toda la UE. Y cuando el virus entra en el país, es muy fácil que se ponga en circulación aprovechando estos grupos sin vacunar, como muestra el caso de Israel.

Allí, la cobertura de vacunación está por encima del 95%, como en España y la mayoría de los países europeos. “Encontrar en circulación en Israel el poliovirus salvaje es muy significativo, dadas las similitudes con muchos países de la UE. Por eso decidimos hacer una evaluación de riesgos para la UE”, resumen desde el ECDC. El poliovirus entró en Israel y se ha diseminado sin provocar ningún caso de poliomielitis, la enfermedad que provoca el virus de la polio, pero el riesgo es alto para los grupos de personas sin vacunar en el país.

Además, como factor a tener en cuenta, hay un grupo de unos 70 millones de personas en la UE que, en función del tipo de vacuna que recibieron (IPV), “representa un gran foco potencial que podría ayudar a mantener en circulación el poliovirus salvaje en el caso de que la polio volviera a introducirse”.

Portadores del virus sin enfermar

Generalmente, se calcula que por cada caso de poliomelitis provocado por el virus salvaje hay cientos de sujetos portadores que pueden contagiarlo aunque no han desarrollado síntomas. “El ECDC recomienda a los Estados miembros que deben centrarse en evaluar los niveles de vacunación frente a la poliomielitis a nivel nacional, regional y local, precisamente para identificar la población vulnerable”, señalan desde el organismo.

“En Israel han encontrado el virus en las aguas residuales, lo que significa que hay personas que excretan el virus sin enfermarse”, afirma el epidemiólogo Martin Eichner. “Esto significa que hay una probabilidad, baja, pero existente, de que haya personas, incluidos los turistas o gente en viaje de negocios, infectadas que traigan a casa el virus si no están bien vacunados. Además, hay muchos otros lugares en el mundo donde el virus de la poliomielitis sigue circulando”, afirma Eichner, de la alemana Universidad de Tubinga, quien fue de los primeros en llamar la atención sobre esta amenaza en la revista The Lancet.

Según explica Eichner a esta redacción, el problema es que para saber cuáles son los puntos de riesgo de nada sirve saber la cobertura de vacunación de cada país, sino que es necesario poner el foco en regiones concretas. “Algunas áreas tienen baja cobertura de vacunación, lo que se traduce en un bajo nivel de inmunidad. Estas zonas estarían en riesgo si se importa el virus. Si la inmunidad es baja, el virus puede propagarse y, aunque es difícil, provocar la enfermedad. Si la inmunidad es alta, el virus no se propaga de forma eficiente y se interrumpe la cadena de infección, muy probablemente antes de que provoque la enfermedad”, resume el epidemiólogo.

Más allá de la situación en Siria o Israel, lo cierto es que la lucha para la erradicación de la polio dio un paso atrás en 2013, año en el que creció notablemente el número de casos registrados. En 2012 se dieron 223 casos, prácticamente todos (217) en los tres países en los que la enfermedad es endémica: Nigeria, Afganistán y Pakistán (esencialmente en regiones de fuerte implantación de radicales islamistas, que incluso combaten a sangre y fuego las campañas de vacunación). El año pasado, la cifra se disparó hasta los 385, y lo que es más preocupante, la mayoría se dieron (228 casos) en países en los que la polio no estaba arraigada: Siria, Camerún, Somalia, Etiopía y Kenia.

El flujo de personas infectadas desde estos países preocupa especialmente a las autoridades sanitarias europeas: alrededor de 1,8 millones de inmigrantes originarios de estas naciones con brotes viven en la Unión Europea. La mayoría en el Reino Unido (casi un millón), pero también en Alemania (más de 200.000), Italia (alrededor de 150.000) y España (casi 100.000).

Las carencias de España

En España, a pesar de que los últimos casos autóctonos de poliomielitis se dieron en un brote registrado en Andalucía en 1987 y 1988 (que afectó a población marginal no vacunada), la situación está lejos de ser ideal. Los índices de vacunación son altos, pero se ha bajado la guardia en algunos aspectos, como critica el último informe de vigilancia (PDF) del Centro Nacional de Epidemiología (CNE): “Existe un riesgo real de reintroducción de poliovirus en España debido al numeroso trasiego de personas procedentes de países con diferentes coberturas de vacunación, así como al aumento de situaciones clínicas que favorecen el desarrollo de la enfermedad, como son las inmunodeficiencias”.

El informe señala más carencias: “El indicador de sensibilidad del sistema de vigilancia ha experimentado un empeoramiento con respecto al año anterior, y está muy por debajo de la tasa esperada”. El CNE se refiere específicamente a la vigilancia de los casos de parálisis flácida aguda, un síntoma que puede deberse a la poliomelitis y que, junto a las heces, son el humo que ayuda a ver si hay un incendio en forma de brote. La Organización Mundial de la Salud tira de las orejas a España en este punto en su última memoria (PDF) sobre la región europea: “La calidad de la vigilancia de la parálisis flácida aguda [en España] ha sido deficiente durante años”.

En este contexto, el tijeretazo perpetrado por el Gobierno, dejando fuera de la cobertura sanitaria integral a más de 870.000 personas, añade más leña al fuego. Precisamente porque muchas de estas personas son población inmigrante, como fue el caso del joven senegalés muerto de tuberculosis en Baleares, y que podrían proceder de alguno de los países donde sufren brotes de polio.

Uno de los expertos consultados en noviembre por el ECDC fue el español José Antonio Navarro, quien considera que “las altas coberturas de vacunación y el buen nivel higiénico hacen que el riesgo de introducción del virus [en España] sea bajo”. “No obstante, se recomienda promover campañas específicas de vacunación dirigidas a bolsas de población infravacunadas”, apunta Navarro, responsable de Prevención y Protección de la Salud de la Región de Murcia.

La región europea de la OMS vivió en 2010 un brote salvaje en Tayikistán, lo que todos los expertos entienden como una seria advertencia de que la batalla nunca está ganada, sobre todo en situaciones en las que el riesgo aumenta y baja la guardia. En aquel caso, se dieron medio millar de casos de poliomelitis y 29 muertes: “Este hito”, señala el informe del CNE, “puso de manifiesto la importancia de mantener programas de vacunación que garanticen coberturas adecuadas en la población, así como sistemas eficaces de vigilancia de parálisis flácida aguda”. “No hay un solo país en la Región Europea que se encuentre libre de riesgo de importación de poliovirus, debido a que en muchos países existen bolsas de población con baja inmunidad”, añade.

Movimiento antivacunas

Los índices de vacunación en la UE son altos y únicamente cuatro países de la región europea, Georgia, Bosnia y Herzegovina, Rumanía y Ucrania, se encuentran en “riesgo alto” de caer en las garras del virus por las bajas tasas de protección. Afortunadamente, la polio no parece ser objetivo de los movimientos antivacunas: “No parece que la vacuna de la poliomielitis sea objeto de especial atención por parte de estos colectivos”, indica Navarro.

No obstante, insiste en que una de sus misiones “es la de exponer con claridad a la población los riesgos y beneficios de la vacunación para que el impacto de esos movimientos sea mínimo en la inmunidad individual y colectiva”. Aunque no conviene confiarse, dado que el año pasado se dio un brote de sarampión en Baleares por culpa de una familia con este peculiar credo que les lleva a no vacunar a sus hijos.

En este sentido, desde el ECDC se muestran confiados: “El hecho de que en Europa tenemos una cobertura de vacunación de más del 90% demuestra que la vacunación contra la poliomielitis cuenta con un gran apoyo popular. Nuestra preocupación se centra en aquellos focos geográficas en los que, por una u otra razón, la cobertura de vacunación de gotas muy por debajo de esa cifra”.

Hoy, afortunadamente, estamos lejos, muy lejos, de la época en la enfermaban de poliomelitis 1.000 niños cada día. Era 1988, aunque suena al medievo. En breve, el sudeste asiático también será declarado libre de polio. El enemigo está casi derrotado. No conviene bajar la guardia justo ahora, cuando todavía puede asestar un último zarpazo.antet

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