- En el centro de tratamiento de Lakka, ubicado a 10 km de la capital de Sierra Leona, organizaciones como Oxfam están suministrando agua y saneamiento
El agua es fundamental para que el personal médico pueda atender a los enfermos y posibles infectados por el virus del ébola.
El ébola sigue causando estragos en África Occidental y en los centros de tratamiento y aislamiento es dónde la enfermedad se palpa y se vive en primera línea.
En el centro de tratamiento de Lakka, ubicado a 10 km de la capital de Sierra Leona, organizaciones como Oxfam están suministrando agua y saneamiento
Un tanque de agua en la entrada del centro de internamiento de Lakka dónde se atiende a la población afectada por el ébola que proviene de los suburbios de Freetown. Cada paciente de ébola necesita unos 250 litros de agua al día, con sus diferentes concentraciones de cloro según el uso de la misma/ Pabo Tosco/ Oxfam Intermón
Un tanque de agua en la entrada del centro de internamiento de Lakka dónde se atiende a la población afectada por el ébola que proviene de los suburbios de Freetown. Cada paciente de ébola necesita unos 250 litros de agua al día, con sus diferentes concentraciones de cloro según el uso de la misma/ Pabo Tosco/ Oxfam Intermón
Limpiarse correctamente es fundamental en los centros. Oxfam Intermón proporciona cubos y agua con cloro para que las personas que trabajan directamente con los afectados por el ébola puedan lavarse adecuadamente y reducir el riesgo de contagio. Los trabajadores llevan dos pares de guantes que deben desinfectarse tantas veces como se pueda. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Limpiarse correctamente es fundamental en los centros. Oxfam Intermón proporciona cubos y agua con cloro para que las personas que trabajan directamente con los afectados por el ébola puedan lavarse adecuadamente y reducir el riesgo de contagio. Los trabajadores llevan dos pares de guantes que deben desinfectarse tantas veces como se pueda. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Oxfam Intermón reparte trajes en el centro de Lakka, dónde se necesitan unos 90 por día. La rotación del personal que trabaja directamente con los enfermos es de una hora y media como máximo. Esto se debe a las duras condiciones que supone trabajar con el traje puesto debido a la temperatura corporal que se alcanza y el grado de concentración que requiere para evitar cometer errores. Por ese motivo, se anota su nombre y la hora exacta de entrada en el mismo traje para poder controlarlo. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Oxfam Intermón reparte trajes en el centro de Lakka, dónde se necesitan unos 90 por día. La rotación del personal que trabaja directamente con los enfermos es de una hora y media como máximo. Esto se debe a las duras condiciones que supone trabajar con el traje puesto debido a la temperatura corporal que se alcanza y el grado de concentración que requiere para evitar cometer errores. Por ese motivo, se anota su nombre y la hora exacta de entrada en el mismo traje para poder controlarlo. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Esta es la línea de seguridad que separa la zona de riesgo. Un trabajador sanitario entrega un balde de agua a un enfermero para que pueda atender a las personas internadas en el centro, que se encuentran al otro lado de la valla. Entre otras tareas, el personal que trabaja en el interior se encarga de limpiar e higienizar el area, los enfermos y el material utilizado. Proporcionar agua a los pacientes y cuidados básicos, facilitar uso de letrinas y duchas a los enfermos que se encuentran ya débiles. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Esta es la línea de seguridad que separa la zona de riesgo. Un trabajador sanitario entrega un balde de agua a un enfermero para que pueda atender a las personas internadas en el centro, que se encuentran al otro lado de la valla. Entre otras tareas, el personal que trabaja en el interior se encarga de limpiar e higienizar el area, los enfermos y el material utilizado. Proporcionar agua a los pacientes y cuidados básicos, facilitar uso de letrinas y duchas a los enfermos que se encuentran ya débiles. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
El proceso para pasar de una zona de riesgo a otra libre de riesgo es muy meticuloso. Para ello, se sigue un riguroso protocolo de descontaminación y extracción del traje de protección, donde cada paso va seguido de una descontaminación con agua clorada. Fotografía:Pablo Tosco/ Ofam Intermón
El proceso para pasar de una zona de riesgo a otra libre de riesgo es muy meticuloso. Para ello, se sigue un riguroso protocolo de descontaminación y extracción del traje de protección, donde cada paso va seguido de una descontaminación con agua clorada. Fotografía:Pablo Tosco/ Ofam Intermón
Cuando un trabajador sanitario sale de la zona de riesgo, se higieniza con agua con cloro bajo la supervisión de dos personas más. Se emplean cerca de 10 litros de agua clorada para este proceso. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Cuando un trabajador sanitario sale de la zona de riesgo, se higieniza con agua con cloro bajo la supervisión de dos personas más. Se emplean cerca de 10 litros de agua clorada para este proceso. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
La vuelta a casa de las personas que consiguen superan el ébola no es fácil. Cuando se les interna en los centros, todos los enseres con los que estuvieron en contacto son destruidos por el equipo responsable de descontaminar las casas. Oxfam Intermón distribuye kits a las familias que se han quedado sin nada que contienen colchones, mantas, mosquiteras, y material de desinfección y prevención como cloro para el agua, jabón y cubos. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
La vuelta a casa de las personas que consiguen superan el ébola no es fácil. Cuando se les interna en los centros, todos los enseres con los que estuvieron en contacto son destruidos por el equipo responsable de descontaminar las casas. Oxfam Intermón distribuye kits a las familias que se han quedado sin nada que contienen colchones, mantas, mosquiteras, y material de desinfección y prevención como cloro para el agua, jabón y cubos. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Fatimata Bangura (derecha) tiene 20 años y dos hijos. Ha sobrevivido al ébola. Una vez haya abandonado el centro de Lakka quiere reunir a familiares y amigos de su comunidad para explicarles su experiencia y advertirles de que el ébola es real para que puedan combatirlo con las medidas de prevención que se están difundiendo en las comunidades en riesgo. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Fatimata Bangura (derecha) tiene 20 años y dos hijos. Ha sobrevivido al ébola. Una vez haya abandonado el centro de Lakka quiere reunir a familiares y amigos de su comunidad para explicarles su experiencia y advertirles de que el ébola es real para que puedan combatirlo con las medidas de prevención que se están difundiendo en las comunidades en riesgo. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón
Una persona abandona el centro de internamiento de Lakka acompañada del personal médico. Tras superar el ébola, a estas personas les queda ahora iniciar una nueva lucha para retomar sus vidas. Oxfam Intermón también cuenta con programas en colaboración con otras organizaciones para apoyo y la reintegración de los supervivientes en la sociedad, luchando por erradicar la estigmatización que sufren. Fotografía: Pablo Tosco/ Oxfam Intermón