España se alinea con los países del Este y lidera el rechazo a refugiados en la UE
7.744 personas. Son los solicitantes de asilo que no ha aceptado ningún país de la Unión Europea para aliviar el aumento de llegadas de migrantes y, sobre todo, refugiados a las costas de Italia y Grecia. De ellos, 2.988 personas habían sido asignados a España por la Comisión Europea a través de un sistema de cuotas que al final se quedó en un programa voluntario. Es el país que más personas ha dejado en la estacada en la negociación, al que siguen en general los países del Este, como Polonia, que no ha aceptado a 1.559 personas, y Hungría, que no acogerá a ninguno de los 827 demandantes de protección que propuso la Comisión.
A finales de junio los países de la UE rechazaron el sistema obligatorio de cuotas de solicitantes de asilo, diseñado por la Comisión Europea para distribuir a 40.000 sirios y eritreos que han llegado a las costas griegas e italianas desde abril. Aunque los 28 se opusieron a un programa impuesto por Bruselas, se comprometieron a dar acogida entre todos a esas 40.000 personas.
Por otro lado, un segundo plan sugerido por la Comisión, consistente en traer a suelo europeo a 20.000 refugiados reconocidos por Naciones Unidas desde terceros países (como Irak y Jordania), también fue asumido por la UE.
Este lunes, se alcanzó (incluso superó) la cifra de reasentamientos de refugiados desde fuera de Europa, pero no se obtuvo el apoyo necesario para Italia y Grecia. “Lo que podemos ver en estas cifras es una foto sobre la crisis de la solidaridad entre los estados europeos”, explica Gemma Pinyol, investigadora asociada del GRITIM de la Universidad Pompeu Fabra y miembro de Instrategies.
“Cuando se trata de hacer esfuerzos por otros países europeos, vemos que hay mucho debate entre los estados miembros, que no se fían unos de otros y, por ello tampoco llegan a construir una política migratoria común. Queda un poco la sensación, en los países alejados del Mediterráneo, de que los del Sur no saben gestionar bien el problema”, argumenta Pinyol.
España, que ha reducido en un 70% la cifra de personas que está dispuesto a aceptar de Grecia e Italia (de 4.288 a 1.300), sí se ha aproximado al dato sugerido por la Comisión para la acogida desde terceros países (de 1.549 a 1.449).
Austria, no ha aceptado a ninguna de las personas necesitadas de protección en sus vecinos del sur de Europa –de las 1.213 asignadas– pero ha superado con creces la cifra de reasentamientos desde Oriente Medio y África: de 400 personas a 1.900 que ofreció el pasado lunes.
En opinión de la investigadora, las cifras muestran las diferencias entre los países “de la vieja Europa” y los que han entrado más tarde en la UE, muchos países del Este, que han sido los menos solidarios con sus vecinos del sur. Francia, Suecia, Holanda y Finlandia ofrecieron lo que le exigía la Comisión, y Alemania e Irlanda (que no tenía obligación de participar) han aportado más.
En cuanto a las cifras de acogida desde terceros países, ha sido Noruega (no miembro de la Unión Europea) la que ha permitido alcanzar la cifra de los 20.000 refugiados a los que se comprometió la UE. Con su oferta de acoger a 3.500 personas se ha colocado como el país más solidario en este sentido y ha elevado la cifra total hasta los 22.504 refugiados.
Desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) reconocen que “esperaban que los estados miembros pudieran ponerse de acuerdo con el reparto de refugiados”, aunque evitan pronunciarse sobre las cifras que ha aceptado finamente España u otros países en concreto. Aun así, como es un plan para dos años, Acnur espera que los 7.000 restantes sean asumidos por los estados miembros en diciembre. “Mientras, el reparto tiene que comenzar, no hay motivos para que no comience a partir de octubre, cuando haya pasado por el Parlamento Europeo en septiembre”, apunta María Jesús Vega, portavoz de Acnur en España.
Acnur ha denunciado este martes que España no garantiza las mínimas condiciones de vida de los refugiados y solicitantes de asilo en el país, lo que lleva a muchos a “una situación de calle. El organismo de la ONU ha pedido al Gobierno de manera ”urgente“ una mayor inversión y un aumento en las plazas de acogida.
“Castigar la inmigración irregular”
La excusa del Gobierno de España para rechazar el plan de reubicar a solicitantes de asilo desde Grecia e Italia en otros países miembros ha sido, entre otros, el “efecto llamada”. Consideran que “las mafias” de traficantes de personas traerán a más personas por la peligrosa travesía del Mediterráneo si saben que se los distribuirá al llegar a las costas europeas.
En opinión de Gemma Pinyol, una de las interpretaciones de este abandono a los países del sur de Europa es también la de enviar un mensaje “de castigo al hecho de la inmigración irregular”, que los que han cruzado el mar sin una invitación para venir a Europa no se vean recompensados con la protección internacional.
El concepto de 'efecto llamada' ha sido muy criticado por las ONG de migrantes y refugiados y por la ONU, que recuerdan que la falta de mecanismos legales para poder pedir auxilio obliga a estas personas a arriesgar su vida en el mar.
Esta teoría fue utilizada también para oponerse a la misión italiana de rescate Mare Nostrum, pero las cifras no han respaldado el supuesto 'efecto'. Las llegadas a la UE en 2014 por mar –cuando estaba vigente el operativo de salvamento– no descendieron con el fin de la misión. En 2015, las llegadas por el Mediterráneo se han disparado. Los motivos: la guerra, las dictaduras y la persecución que obligan a cerca de 60 millones de desplazados en el mundo a abandonar sus hogares.
Porque los que llegan en ruinosas y saturadas embarcaciones por el Mediterráneo son potenciales demandantes de asilo en su gran mayoría, según han afirmado tanto la agencia de fronteras europea Frontex como Acnur. Las llegadas que más han aumentado son las de personas naturales de Siria, país que lleva desangrándose cuatro años en una guerra civil sin proyecciones de paz a corto plazo.
La fotografía final deja a España lejos del lugar donde nos colocó la Comisión Europea: por las características del país, Bruselas consideró que deberíamos ostentar el tercer puesto en la lista de receptores de demandantes de asilo desde Grecia e Italia. España es, finalmente, el octavo.