Si se cierra un camino, se abre otro: Así han cambiado las rutas de la inmigración a Europa
La historia de los movimientos migratorios hacia Europa es la historia de puertas abiertas, entornadas y cerradas, de efectos empuje que esconden guerras, pobreza, aspiraciones. Y en esa evolución, cada pico pronunciado de llegadas irregulares tiene detrás un momento, una explicación.
Cada variación destacada de las rutas suele estar relacionada con una decisión política: un acuerdo con Turquía, el endurecimiento de los requisitos de determinado visado, aumento de redadas en el país de tránsito... A veces parece que una política logró su objetivo, que los migrantes dejaron de emplear determinado trayecto, que ya no están. Pero la historia de las migraciones lo dice: si un camino se cierra, otro se abrirá.
Aunque con un menor volumen de llegadas, ha vuelto a visibilizarse esta tendencia en la frontera sur de España -ruta Mediterráneo Occidental-. A la aparente caída de las entradas a través de las las vallas de Ceuta y Melilla ha seguido un repunte de las llegadas por las costas españolas.
Tras la inclusión del concepto 'rechazo en frontera' en la legislación española –fórmula con la que el Gobierno ampara en la práctica las llamadas devoluciones en caliente– y el aumento del control y represión contra los migrantes irregulares por parte de Marruecos, los intentos de salto bajaron de forma notable.
Según la investigadora Helena Maleno, muchos de los migrantes que intentaban acceder a Europa por ese punto cambiaron de camino y decidieron probar suerte a través de Libia, la ruta más peligrosa. Otros permanecieron en el país alauíta y los últimos datos de Frontex dan pistas sobre una nueva tendencia: las llegadas por vía marítima han aumentado un 50% en lo que va de año -existen datos hasta el 31 de octubre de 2016-, con respecto al mismo periodo de 2015. Hasta esa fecha, han llegado 7.109 personas a las costas españolas, la cifra más alta desde el año 2009.
El trayecto entre Turquía y Grecia, que continuaba por Los Balcanes con el objetivo de alcanzar el norte de Europa, fue escogido por centenares de miles de personas, la mayoría sirias, en 2015 y el primer trimestre de 2016.
La ruta se mantiene cerrada y no se ha detectado un repunte por otro camino como efecto de su blindaje. De momento. El acuerdo entre la Unión Europea y Turquía, que pretende la devolución de todos los demandantes de asilo que llegasen a las islas griegas de forma irregular, está detrás de la caída de los cruces irregulares por la ruta balcánica.
El trayecto en el mejor puede observarse esas idas y venidas de los flujos migratorios es la generada en el Mediterráneo Central, que en la actualidad parte principalmente desde Libia con destino a Italia. El primer repunte destacado desde 2009 –año en el que Frontex comienza a recopilar los datos– se produce en 2011, coincidiendo con la Primavera Árabe.
Carca de 60.000 personas alcanzaron las costas italianas durante este año, la mayoría eran tunecinos, debido a la caída del régimen de Ben Ali y el debilitamiento del hermético control fronterizo que hasta entonces blindaba sus fronteras exteriores.
También desde esa fecha, con guerra civil despertada en Libia durante la Primavera árabe y la posterior caída de Muamar el Gadafi, la inestabilidad que aún continúa reinando en el país norteafricano ha conformado a Libia como el principal país de tránsito para dirigirse a Italia, donde los abusos constantes contra los migrantes y la distancia que deben recorrer hacen de esta ruta la más mortífera.