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La policía croata pintó cruces en la cabeza a decenas de inmigrantes

Fotografías difundidas por la organización DRC en las que se muestran cómo varios migrantes tienen cruces pintadas con spray en la cabeza

Lorenzo Tondo

The Guardian —

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Comienzan a conocerse detalles del ataque de un grupo de policías croatas contra un grupo de alrededor de 30 migrantes a principios de mayo. Se cree que los agentes los golpearon, les pintaron cruces rojas en la cabeza y les robaron. Según los migrantes, los agentes les decían que “es un tratamiento contra el coronavirus”, entre risas.

A partir de entrevistas realizadas con algunos de los migrantes, solicitantes de asilo, imágenes y decenas de testimonios, incluso de menores de edad, los agentes croatas se reían y bebían cerveza mientras pintaban con sprays a un grupo de migrantes que trataban de ingresar en Croacia desde Bosnia-Herzegovina. Ahora, un grupo de eurodiputados está intentando que se cree una comisión independiente para investigar los supuestos abusos cometidos.

Según la versión obtenida por The Guardian y confirmada por organizaciones no gubernamentales, al menos dos grupos de migrantes fueron detenidos por militares y entregados a la policía la noche del 6 al 7 de mayo en la ciudad de Rijeka, en la carretera número 61, cerca de Eslovenia.

“Nos detuvieron a las tres de la mañana un par de militares con uniforme verde”, ha contado un migrante paquistaní. “Nos registraron para asegurarse de que no traficábamos con nada y llamaron a la policía. Llegó una furgoneta con cuatro agentes de uniforme negro. Nos metieron dentro y nos llevaron a una comisaría donde nos fotografiaron. Nos hicieron firmar un papel. Pedimos asilo, nos dijeron que nos calláramos”.

Esa noche, ya en comisaría, los policías croatas, según los testimonios, agruparon a docenas de solicitantes de asilo a los que habían capturado en diferentes lugares. La mayoría eran de Paquistán y Afganistán. A eso de las cuatro de la tarde del 7 de mayo, los montaron en varias furgonetas y los llevaron a un lugar cercano a la frontera con Bosnia.

“Los de mi grupo íbamos en una furgoneta con un cristal en medio. Pude ver como paraban en una tienda y compraban cerveza”, ha recordado otro hombre de Paquistán. “Bebían mientras nos llevaban y luego paramos al lado de un arroyo cerca de Velika Kladuša, un municipio próximo a la frontera croata.”

Según los migrantes, allí comenzó el abuso. La policía les pidió que fueran saliendo uno a uno. Entonces, con el spray, comenzaron a pintarles cruces en caras y cabezas.

“Nos pusieron cruces en la cabeza. A algunos les pintaron los bigotes o la frente” cuenta uno de los solicitantes de asilo. “Nos hicieron quitarnos ropa y zapatos, se llevaron nuestro dinero y los teléfonos y les prendieron fuego. Más o menos 10 de ellos se pusieron en fila y nos hicieron caminar por delante mientras nos golpeaban con palos y porras. Después, nos empujaron al río y nos dijeron que no regresáramos”.

El Ministerio de Interior de Croacia ha enviado un correo electrónico en el que niega que la policía haya actuado con violencia con los migrantes pero añadió que se abrirá una “investigación detallada”.

En la misma comunicación sugieren que los migrantes pudieron inventar el relato. “Creemos que es muy probable que miles de migrantes estén dispuestos a utilizar cualquier medio a su alcance, incluido el falso testimonio contra policías, para lograr sus objetivos”. Y que “ante la falta de pruebas lo más fácil es inventarse algo que nunca sucedió o distorsionar hechos que sí sucedieron”.

De las 33 personas entrevistadas por el Consejo Danés para los Refugiados (DRC) una de las organizaciones que provee de servicios sanitarios a los migrantes en Bosnia-Herzegovina “29 afirman haber sido golpeados con porras policiales. Una familia de dos (padre e hijo) afirma haber sido obligada a poner la cabeza entre el cuerpo y la puerta de un vehículo policial mientras los policías pegaban patadas a la puerta. La familia dice también que la policía croata disparó (7 veces) una vez habían cruzado nadando el río en dirección a Bosnia-Herzegovina”.

“Medicina para el coronavirus”

Todos los refugiados entrevistados por DRC dicen que los policías croatas les pintaron cruces en la cabeza con pintura naranja o roja antes de obligarles a cruzar la frontera con Bosnia. “Un grupo de 11 personas (en el que había un menor que viajaba sin ningún miembro de su familia) dijeron que la policía bebía cerveza antes de ”marcarlos“ y golpearlos, cerveza que habían comprado en una tienda de camino a la frontera”.

En otro caso con cuatro personas implicadas, las supuestas víctimas afirman que la policía croata les dijo “esto es medicina para el corona[virus]” mientras les pintaban cruces en la cabeza. El padre y el hijo dicen que los policías se reían mientras lo hacían.

El grupo ha explicado que los abusos sucedieron cerca de un pueblo llamado Glinica. El padre y su hijo sostienen que los abusos sucedieron al otro lado de la frontera, frente a Sturlic, otro pueblo, también en Bosnia-Herzegovina.

“No podemos especular con las razones tras un comportamiento como ese”, dijo Nicola Bay, Director del DRC en Bosnia. “Lo que está claro es que marcar a seres humanos que tratan de cruzar la frontera croata con cruces es un ejemplo extremo de comportamiento abusivo y degradante. Estos hechos son inquietantes pero lamentablemente se enmarcan en un patrón de conducta relatado de manera coherente por refugiados y migrantes que tratan de cruzar la frontera entre Bosnia-Herzegovina y Croacia”.

Sólo en abril, los equipos del DRC en Bosnia-Herzegovina registraron 1.641 casos de refugiados y migrantes devueltos a la fuerza a Bosnia desde Croacia. De ellos, 891 informan haber sido sometidos a violencia o agresiones físicas, 1.253 informaron de que la policía croata les había confiscado o destruido pertenencias (quemadas) y 445 personas dijeron que se les había negado la posibilidad de solicitar asilo en Croacia pese a haberlo intentado explícitamente.

Cuando The Guardian ha pedido su versión a la policía croata, en numerosas ocasiones, el silencio ha sido la única respuesta. Pero una vez que The Guardian informó el pasado 12 mayo de las acusaciones contra la policía croata, el Ministerio de Interior ha redactado una larga refutación que ha colgado en su página web. En ella calificaba los hechos de “completamente absurdos” y acusaba al periódico de organizar “un ataque premeditado contra la república de Croacia”.

Investigación en la Comisión Europea

Una vez denunciados los hechos por la prensa, un grupo de eurodiputados en Bruselas ha comenzado a presionar para que se forme una comisión que investigue si realmente sucedieron así y estamos ante un caso de abusos. “Creemos que la Comisión Europea debería sumarse al proceso de investigación desarrollado por Naciones Unidas para detener los supuestos abusos y que los perpetradores rindan cuentas por sus actos”, dice un memorándum de circulación interna que han compartido algunos diputados.

“Si se demuestran ciertas, las acusaciones constituyen un caso de abusos flagrantes en clara violación de los reglamentos fronterizos del Acuerdo de Schengen. En vista de la seriedad de las alegaciones, esperamos que la Comisión emprenda acciones inmediatas y efectivas para ofrecer respuestas e informar al Parlamento Europeo lo antes posible”, apuntan.

La eurodiputada Clare Daly, de Independientes por el Cambio dijo que “el hecho de que (la Unión Europea) haya entregado 6,7 millones de euros a Croacia para gestionar sus fronteras y que tan sólo 300.000 euros se hayan destinado a un sistema de verificación independiente que supervise y garantice que se cumplan los derechos humanos y respeta el derecho internacional muestra cuales son las prioridades”.

“Lo que han hecho, en resumen, es permitir a las autoridades croatas que actúen como lo hacen y son, por tanto, culpables, de la última serie de abusos abyectos y retrocesos en materia legal. Es un gran escándalo, un abandono vergonzoso de todo lo que dicen defender en cuanto a respeto por los derechos fundamentales. Deberían avergonzarse”, explica la eurodiputada.

Pese a las protestas de periodistas, oenegés e incluso el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, que piden que se investigue lo sucedido con los supuestos abusos a migrantes por parte de la policía croata, la Unión Europea no ha intervenido.

“La única conclusión a la que se puede llegar sobre su silencio es que mientras se refuercen las fronteras, la obligación de respetar los derechos humanos puede obviarse cuando convenga”, dijo Daly. “Si se trata de empresas, están a favor de la ampliación de Schengen, pero si para eso hay que sacrificar a migrantes y refugiados, la cosa cambia. Me pone enferma y me avergüenza pertenecer a una Unión Europea que opera así. No tengo duda de que la Comisión es plenamente consciente de que las acusaciones son ciertas y que han sacrificado a los refugiados y migrantes, sus obligaciones ante el derecho internacional, en mayor interés de ampliar Schengen a favor de las grandes empresas y la geopolítica. No permitiremos que salgan impunes, deben asumir sus responsabilidades o será el fin de la Unión Europea”.

Traducido por Alberto Arce

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