El Gobierno mete en el CETI de Melilla a un inmigrante que se recupera de un coma tras caerse de la valla
Mamadou Diara acaba de salir del hospital. Después de caer desde una valla de seis metros de altura, sufrir hipertensión intracraneal, permanecer en coma inducido 14 días, su alta podría ser una buena noticia. Si no fuese Mamadou Diara. Si no fuese un inmigrante irregular, si no se le obligase a permanecer en Melilla hasta conseguir el trámite que le permite ir a un centro especializado de la península. Deja el hospital con la imposibilidad de “llevar a cabo una vida autónoma”, pero ha sido internado directamente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde no puede acceder a los cuidados especiales que necesita.
La vida de Mamadou, de unos 20 años, dejó de ser “autónoma” el pasado 21 de noviembre, cuando el joven maliense saltó la valla de Melilla. Ese día logró tocarla, escalar los seis metros de altura rodeado de concertinas. Se sentó sobre ella. Desde arriba observaba la ciudad con la que soñaba desde los montes marroquíes, el principio del fin de la odisea migratoria. Si descendía, la Guardia Civil le devolvería al otro lado. Así que aguantó, se sostuvo entre alambres, hasta que su equilibrio falló. Su cuerpo cayó desde seis metros de altura y sobre él, dos de sus compañeros.
El traslado al Hospital Comarcal de Melilla fue inmediato. El diagnóstico, hipertensión intracraneal, obligó a los especialistas a acudir al coma inducido, según el parte médico al que ha tenido acceso eldiario.es. Una vez estabilizado, fue derivado a la planta de Neurocirugía, donde permaneció hasta este miércoles.
Fue entonces cuando la ONG Prodein pudo conocer la falta de previsión sobre su futuro: nadie había preparado un traslado, los planes de la Administración eran los mismos que los estipulados para cualquier inmigrante en sitación irregular. Del hospital, fue trasladado al CETI, un centro “inadecuado para personas vulnerables”, según recuerda el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Su pijama advertía de dónde venía. Llegó al centro de inmigrantes con ropa de hospital y a paso lento. “Se mueve muy despacio y dice cosas inconexas... Intenta ser muy amable y cariñoso”, describe José Palazón, director de la ONG melillense. A la entrada, risueño, Mamadou saluda al personal del centro en el que no debería estar, pero está.
“Necesita ayuda en actividades básicas”
El informe de alta del Hospital Comarcal de Melilla, al que ha tenido acceso este medio, confirma esa situación de gran vulnerabilidad que marca la diferencia: “En el momento actual no puede llevar a cabo una vida autónoma, necesitando probablemente de forma regular de la ayuda de una tercera persona en sus actividades básicas de la vida diaria”. Presenta dificultad, según el documento, para desplazarse, comer, asearse, vestirse y “evitar lesiones y riesgos”.
Los médicos del joven maliense especifican los cuidados que requiere tras haber caído de la valla. “Dificultad relativa para llevar a cabo cualquier comunicación y manejo de la información general que le rodea”, añade el parte. Mamadou también presenta problemas a la hora de atender “el cuidado de su aspecto físico, vestimenta, así como del uso del transporte, manejo del dinero, actividades de ocio en general y enjuiciamiento crítico de su actividad y la de otros”.
El Minsiterio de Empleo es “consciente” de la situación vulnerable del joven, según ha confirmado a eldiario.es. “Van a hacer el procedimiento para el traslado a un centro de la península más adecuado para sus necesidades lo antes posible”, aseguran desde la institución encargada del CETI. Rechazan mencionar un plazo concreto. Cuestionados sobre una posible falta de previsión - el joven maliense ha permanecido ingresado en el hospital durante más de dos meses-, defienden que no era posible ya que “es necesario realizar una serie de trámites”.
“Aquí no tiene ninguna opción de tratamiento específico. ¿Cuánto tiempo pretenden tenerlo en el centro? Es una cuestión de futuro. Una chaval que ha pasado por esto... lo menos que pueden hacer es garantizar un plan de recuperación efectivo de la mejor forma posible”, lamenta José Palazón, director de la ONG Prodein, que ha difundido la información y las imágenes para denunciar la situación de Mamadou. “Si el centro no es propio para refugiados... Imaginemos si lo es para una persona con cierta discapacidad”, apunta Palazón.
Desde el miércoles duerme en la pequeña enfermería del CETI, gestionada por el personal de Cruz Roja durante el día. Por la noche se quedaría solo si no estuviese él: un amigo que ha permanecido a su lado desde el día de la caída. “Pasaba todo el día acompañándole en el hospital. Iba por la mañana, se iba a comer al centro, y volvía”, cuenta Palazón desde Melilla.
La agencia de la ONU para los refugiados también rechaza la permanencia del joven maliense en el CETI, un lugar inadecuado para una persona con necesidades especiales, como Mamadou. “No reúne las condiciones mínimas para atender este tipo de casos, el traslado de personas vulnerables debe ser lo más rápido posible. Además, reiteramos que el CETI no cumple con los requisitos que marca la directiva europea de condiciones de acogida”, explica a eldiario.es.
Mientras el Gobierno decide cuándo trasladará al joven maliense al centro que necesita, Mamadou espera, sin saber muy bien a qué. “Quizá necesitase pedir asilo, pero nadie sabe nada de su vida anterior. Y tal y como está...”. Alguien estará preguntándose por él, existirá una historia anterior al 21 de noviembre, sueños desplomados desde una valla de seis metros de altura. Pero es Mamadou Diara.