La policía turca mata a tiros a sirios, entre ellos niños, que intentan cruzar su frontera
Fuerzas fronterizas turcas están disparando los refugiados cuando escapan de la guerra civil en Siria, según ha podido saber el periódico británico The Times. Dieciséis personas, entre ellas tres niños, han sido asesinadas por los guardias turcos mientras trataban de cruzar la frontera durante los últimos cuatro meses, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
El numero real de personas asesinadas en su intento de cruzar la frontera turca podría ser mayor, según asegura The Times un oficial de la Policía Libre Siria y un traficante sirio que vive en Turquía.
El anuncio de la cifra llega once días después de la firma del acuerdo entre la Unión Europea y Turquía que pretende evitar la llegada de refugiados a Europa a través de las islas griegas. El pacto incluye el compromiso del Estado turco de frenar a los solicitantes de asilo y “reforzar su control fronterizo”. También pretende devolver a todos los migrantes a Turquía.
No es la primera vez las fuerzas turcas son acusadas de disparar a refugiados en la frontera con Grecia. Amnistía Internacional publicó en 2014 un amplio informe en el que, entre otros abusos, documenta el asesinato de “al menos 17 personas por guardias fronterizos que utilizaban munición real pasos no oficiales entre diciembre de 2013 y agosto de 2014”. La investigación, titulada 'Luchando para sobrevivir: refugiados de Siria en Turquía', incluye testimonios de familiares de las víctimas y de testigos presenciales.
Pese a las muchas críticas recibidas, la Unión Europea continúa insistiendo en la legalidad del acuerdo basado en la consideración de Turquía como un “tercer estado seguro”. De hecho, para comenzar las expulsiones, Grecia debe calificar al país como tal, ya que en la actualidad no forma parte de esa lista.
Las cifras de sirios asesinados en su intento cruzar la frontera para huir de la guerra cuestiona aún más el cumplimiento de los requisitos necesarios para que Turquía considerado un país seguro para los refugiados. Entre ellos, asegurarse de que los solicitantes de asilo no sean devueltos a zonas donde su vida corra peligro o ser acogidos en las condiciones de dignidad estipuladas en la Convención de Ginebra.
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