El abogado catalán que ha puesto en jaque al gobierno de Ruanda
El abogado Jordi Palou quiere hacer justicia y conocer la verdad en un país tan lejano como Ruanda. Es un convencido de la justicia universal -que el gobierno limitó durante esta legislatura-, activista, pacifista, mediador de conflictos y objetor de conciencia al servicio militar. Es uno de los pocos abogados acreditados ante la Corte Penal Internacional (hay 300) y ahora trabaja como director del Memorial Democràtic de Cataluña.
“Mi interés empezó en el año 2000, cuando conocí a los familiares de dos víctimas catalanas que fueron asesinadas en Ruanda”, cuenta Palou a eldiario.es. Ese año, junto a varios profesionales y ONG nacionales e internacionales, Palou impulsó el Forum Internacional para la Verdad y la Justicia en el África de los Grandes Lagos.
Cinco años más tarde, en 2005, presentaron ante la Audiencia Nacional una querella contra el Frente Patriótico Ruandés (de mayoría tutsi y actualmente en el Gobierno) por crímenes sistemáticos y planificados contra civiles en Ruanda y República Democrática de Congo desde 1990 a 2002. Entre ellos, por la muerte de 9 españoles misioneros y cooperantes, que fueron torturados y asesinados por ser testigos incómodos de las masacres o ayudar a las víctimas. La Audiencia Nacional aceptó la querella, abrió una investigación y emitió una orden de busca y captura contra 40 miembros de la cúpula político-militar ruandesa por terrorismo, genocidio o crímenes contra la humanidad, entre otros.
El pasado 20 de junio, uno de los hombre fuertes del gobierno ruandés, Karenzi Karake, era detenido en el aeropuerto de Heathrow (Londres) en cumplimiento de esa orden de captura internacional emitida por España. Es el general de los espías o, en lenguaje oficial, director general de la Inteligencia Nacional de Ruanda y los Servicios de Seguridad.
¿Qué hacía un alto cargo ruandés con orden de detención en Londres? Como dijo el ministro de justicia ruandés a un periódico local, “estaba en misión oficial por una semana”. Es decir, trabajando para la inteligencia ruandesa en un país europeo.
La prensa británica se preguntaba al día siguiente por la misión concreta en Londres de Karake y por qué había entrado más veces sin ser detenido. No ha habido respuesta por el momento, pero Palou desvela algunas conexiones políticas, como que su defensa “esté liderada por Cherie Blair, esposa del exprimer ministro británico, que ahora es consejero personal de Kagame”, el actual presidente de Ruanda.
Palou recibió la noticia acordándose “de estos 15 años de trabajo y de las víctimas”. De momento solo esta detención se ha hecho efectiva.“La mayoría están en Ruanda porque temen las órdenes de arresto internacionales, van con cuidado de no moverse fuera de África”. Allí se les protege, después de que el presidente ruandés Kagame lograra un apoyo mayoritario de la Unión Africana para que sus países miembro -todos menos Marruecos- no respondan ni acepten ser juzgados por otros países o cortes internacionales. El Gobierno ruandés ha calificado la detención de “escándalo” y la ministra de Asuntos Exteriores se ha echado las manos a la cabeza en lo que considera “acoso político”
¿Cómo acaba un abogado español luchando por que se haga justicia en Ruanda? Su formación está muy vinculada a la mediación en conflictos y la justicia universal. “Todo esto tiene que ver con movimientos pacifistas. Mi intención es acompañar a estos pueblos en su camino hacia la verdad, la justicia y la resolución pacífica de conflictos. Estas personas que luchan tienen mucho coraje y llevan todo ese drama con mucha dignidad”.
Ahora que la justicia universal se ha limitado en España, lo que ha llevado a cerrar casos como el del asesinato del cámara José Couso, lo que pase con el general detenido “es una incógnita”, dice Palou. Una vez detenido y reclamado por el juez Andreu para ser extraditado a España, la decisión queda en manos de la justicia británica. “A finales de octubre habrá una vista de extradición y ellos dirán que la ley ha cambiado en España y la jurisdicción española dirá que sí es posible”. A Karake se le ha detenido por genocidio, crímenes contra humanidad, crímenes de guerra, terrorismo y pertenencia a banda armada.
No puede volver a Ruanda de momento, aunque fue puesto en libertad en Londres bajo una fianza de 1,4 millones “que fueron abonados al día siguiente”. Le han puesto una pulsera electrónica de control para evitar que se fugue.
Sobre el papel del Gobierno español en esta búsqueda de la reparación y la justicia, el abogado cuenta que “de cara al público están a favor de las víctimas españolas, pero fuera de pedir la extradición de otro militar que está en Sudáfrica -el general Kayumba Nyamwasa- no ha hecho nada más”.
Mientras esto ocurre, la herida de Ruanda sigue sangrando. El abogado, que también trabaja a través del Forum en el diálogo entre las tres etnias -hutu, tutsi, twa- como trabajo complementario a la batalla judicial, cuenta que se sigue encarcelando a opositores y activistas que luchan por la paz. “Hay una líder política que ha participado en este proceso, que dejó a su familia y el exilio para volver Ruanda y presentarse a las elecciones y fue torturada en la cárcel, donde está desde hace 5 años”.
Si todo va bien y se extradita a Karake, el próximo año podría celebrarse un juicio oral contra él. “Hay muchísimas familias que sufren. Tenemos la oportunidad de que se vea esto en un proceso con todas las garantías”.
“Sin verdad la justicia sólo será arbitrariedad, incluso puede suceder que las víctimas sean presentadas como verdugos y los verdugos como liberadores”, dice uno de los lemas del Forum. En el conflicto ruandés los tutsi han sido reconocidos como víctimas de un terrible genocidio en 1994 a manos de los hutu -llevado a la ficción en la película 'Hotel Rwanda'-, y también son ahora perseguidos por la justicia por los abusos y crímenes que han cometido antes de ese año 1994 y a partir de él, cuando llegaron al poder.
“En España también sucedió que Franco al acabar la guerra se presentaba como un libertador, pero cometió graves crímenes. Espero que todo esto sirva para una nueva sociedad democrática e inclusiva”, concluye Palou.