Ola de represión contra abogados de derechos humanos en China
El 12 de enero, el abogado Li Chunfu volvió a su casa después de ser liberado por la Policía china. Habían pasado más de 530 días desde que fue arrestado en agosto de 2015. “Ayer le dijo a su esposa que sentía que le estaban picando insectos dentro de su cuerpo y que le habían devorado corazón”, informó su cuñada a la plataforma chinachange.org. “Nunca imaginé que 18 meses de cárcel le atormentarían hasta el punto del colapso mental, dejándolo roto y paranoico”, lamenta.
Los médicos le han diagnosticado esquizofrenia. En sus pocos momentos de claridad, Li Chunfu ha contado a su esposa que “la Policía le golpeaba para forzarlo a confesar”. También, según su testimonio, le obligaron a tomar pastillas cuyo efecto desconocía. Le dijeron que eran para la presión arterial alta, un problema que no sufre.
“Esperamos que finalmente se recupere para que revele la verdad”. Yutong Su (Pekín, 1976) se detiene a explicar cada caso en una conversación con eldiario.es. Como periodista, conoce la necesidad de acercarse a las historias que esconde cada caso de tortura denunciado. La también activista china reside en Berlín y visitó España con motivo del Día del Abogado Amenazado para denunciar “la persecución que sufren” los defensores de derechos humanos en el país asiático.
La detención de la abogada Wang Yu, en la madrugada del 9 de julio de 2015, dio inicio al 'Caso 709', una “oleada de represión sin precedentes contra los abogados de los derechos humanos” en China, según el último informe de Amnistía Internacional. Desde entonces, la periodista china cifra en 319 los letrados detenidos. Se les acusa principalmente de “subvertir el poder del Estado”.
“Nadie está por encima de la ley”, afirmó hace un año el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, en referencia al grupo de abogados de derechos humanos detenidos en el país.
“Los abogados defienden los derechos de las personas, por eso están contra el poder, por eso se consideran 'disidentes'. Las autoridades chinas los consideran muy peligrosos y los tratan como enemigos del Estado”, concluye Su.
María Baeza, coordinadora de China de Amnistía Internacional España, lo reafirma: “A los que reclaman derechos en el país se les acalla con acoso, amenazas, arrestos domiciliarios, detención o prisión”.
“La mayoría de los abogados ha sufrido torturas”
En las cárceles, la tortura ha sido “una práctica habitual” contra estos abogados, según denuncia Su y organizaciones como Amnistía Internacional. Al caso de Li Chunfu, la periodista añade el del letrado Xie Yang, que recientemente pidió a su abogado que publicara una carta donde revela que la Policía secreta le aplicó “métodos severos de tortura” durante su detención como “golpes o privación de sueño, agua y alimentos”. “Sus piernas estaban casi paralizadas”, recuerda Su. El abogado de Yang corre el riesgo de ser encarcelado por denunciar públicamente la tortura.
Li Heping y Wang Quanzhang son conocidos en el país por haber participado en la defensa de personas amenazadas por motivos de religión, campesinos que perdieron sus tierras o minorías perseguidas. Fueron arrestados hace 566 días. “Hemos recibido noticias confirmadas de que han sido torturados por descargas eléctricas. A veces se desmayaban por la fuerza de las corrientes”, precisa la activista.
Su no descarta más detenciones y recuerda un dicho popular: “Muchos abogados chinos de derechos humanos están en la cárcel y sus abogados están de camino a la cárcel”. Pero las amenazas, tal y como expone Baeza, no se limitan a los profesionales, sino que “se extienden a las familias”.
La “valiente” lucha de las esposas
Después de la detención de sus maridos, las esposas de los abogados, que nunca habían trabajado en derechos humanos, “comprendieron inmediatamente que tenían que pasar a la acción. Son muy valientes”, sostiene Su. Cuenta que, desde entonces, han utilizado varios métodos originales de protesta, como vestirse con sus “mejores ropas” para manifestarse de manera llamativa.
De entre todas, destaca un nombre propio: Wang Qiaoling. Poco después del arresto de Li Heping, su marido y Li Chunfu, su cuñado, se alió con los familiares de otros abogados detenidos y se convirtió en una destacada activista, lo que “preocupa” a las autoridades chinas. Hoy es considerada una “líder espiritual que une a todas las esposas”, según apunta la periodista.
“Nunca los abandonaremos”, anuncia Qiaoling en un vídeo difundido tras conocer la noticia de que su marido “había sido sometido a una descarga eléctrica en sus primeros seis meses bajo detención secreta”. La activista prosigue: “Estamos decididas a luchar hasta revelar cada pequeño resquicio de la amarga verdad y sostener que el Gobierno es responsable de la tortura a los abogados de derechos humanos. Necesitamos sus ojos vigilantes y sus manos”.
Las autoridades también se encuentran con la oposición de compañeros de profesión que organizan protestas en apoyo a los detenidos. “Los abogados no eligieron el silencio, sino luchar contra el Gobierno chino. Han iluminado China en la oscuridad de una dictadura”, opina Su.
“La esperanza está en la población china”
“Para las autoridades chinas, los derechos humanos no son universales, por lo que no son de aplicación en su país. El Gobierno de Xi Jinping considera que sacar de la pobreza a millones de chinos es la forma de practicar los derechos humanos”, explica Rafael Eguiguren, responsable de los documentos de la UE sobre los derechos humanos en China durante dos años.
En la misma línea, Su critica que en en el país asiático “no se puede utilizar la ley como arma” para defenderse ante los abusos. “Si vives en España y hay mucho ruido en la calle puedes llamar a la Policía porque consideras que es tu derecho. Pero en China hay casos muy tristes como el de todo un pueblo sufriendo enfermedades por la contaminación del agua y nadie sabe que debería defender sus derechos”, señala.
Por esta razón, los letrados “les ayudan en sus reivindicaciones, lo que los convierte en enemigos del Gobierno”. En este sentido, la activista considera que “la esperanza” de los derechos humanos está en la mano de la población: “Solo conociendo sus derechos se puede defender contra la autoridad. Con esfuerzo, se puede lograr. Necesitamos libertad de prensa para unirnos y forzar la llegada de un país verdaderamente democrático”, sentencia.