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“En México se mata a periodistas porque se puede, porque no pasa nada”

Gabriela Sánchez / Raúl Sánchez


Periodistas asesinados en México, año a año

Fuente: Artículo 19

“Si a Miroslava la mataron por lengualarga, que nos maten a todos por reportear este infierno”. Javier Valdez lanzó esta frase poco después del asesinato de su compañera Miroslava Breach, periodista tiroteada en la entrada de su casa cuando se disponía a llevar a sus hijos al colegio. Valdez gritaba contra el silencio casi dos meses antes de ser acribillado frente al periódico que cofundó en el Estado de Sinaloa.

Horas después, se conoció un nuevo asesinato. El joven trabajador del semanario El Costeño de Autlán, Jonathan Rodríguez, murió a tiros mientras viajaba en el coche con su madre, la subdirectora comercial de este medio, quien resultó herida de gravedad. Estos dos últimos casos se unen a las cinco muertes violentas de informadores en México desde el mes de marzo.

Cecilio Pineda, Ricardo Monlui, Miroslava Breach, Máximo Rodríguez y Filiberto Álvarez completan la alarmante lista de ataques contra la libertad de prensa en el país norteamericano durante 2017. Hasta el momento, ninguna persona ha sido detenida por estos seis asesinatos. 

Según la ONG Artículo 19, 105 profesionales de medios de comunicación han sido asesinados desde el año 2000. El año pasado fue el más violento desde que existen datos: 11 personas murieron de forma violenta y se detectaron 426 agresiones contra la prensa. Estas cifras convirtieron a México, según Reporteros Sin Fronteras, en el tercer país con el mayor número de muertes de periodistas, superado únicamente por Siria y Afganistán.  


Países con mayor número de periodistas asesinados entre 2010 y 2017

Fuente: Reporteros Sin Fronteras

El ataque contra la vida del cofundador de Ríodoce y corresponsal de La Jornada, una eminencia en el periodismo sobre narcotráfico en México, ha provocado el paro digital de 24 horas de varios medios de comunicación del país.

“En México se mata a periodistas porque se puede, porque no pasa nada”, rezaba la portada del medio digital Animal Político, teñida de negro durante todo el día. Este nuevo asesinato pone en evidencia a Enrique Peña Nieto, cuyas múltiples promesas y condolencias no se traducen ni en el cese de la violencia contra la prensa ni en la reducción de la impunidad.

El 86% de los casos, sin resolver

El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) ha documentado en un reciente informe que “las condenas en los casos de asesinato de periodistas en México son inusuales y, cuando se dictan, con frecuencia se limitan al autor material, y las autoridades no logran determinar el motivo del crimen”. Según el observatorio, el 86% de los asesinatos de periodistas entre 1992 y abril de 2017 ha quedado impune.

Para responder a esta lacra y tras muchas presiones, el gobierno de Vicente Fox creó en 2005 una fiscalía federal especial para investigar ataques contra la prensa y un mecanismo de protección para ayudar a los periodistas en riesgo, pero su fracaso se refleja en las cifras que se producen cada año.

A pesar de la existencia de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), la impunidad se mantiene. De los 123 expedientes abiertos por el organismo -10 de ellos corresponden a homicidios- entre el 29 de febrero de 2016 y el 31 de enero de este año, solo tres han acabado en condena, según el CPJ.

“Sale gratis matar periodistas en México”, responde Olatz Cacho, investigadora de México de Amnistía Internacional España. “Hasta que esto no se revierta, hasta que no se pongan medios y voluntad política, seguiremos contabilizando periodistas asesinados”, denuncia la portavoz.

Los mecanismos de protección “no funcionan”

El Estado tampoco protege de forma efectiva a los periodistas amenazados, según los informadores que pidieron amparo al mecanismo creado con este fin. El dispositivo se activa cuando un periodista o un tercero denuncia haber recibido una amenaza ante el organismo. El organismo efectúa una evaluación de riesgo y, con base en el grado de amenaza, decide las medidas más adecuadas.

Sin embargo, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, organismo establecido por el gobierno federal para la observación de los derechos humanos, ha advertido de forma reiterada en los últimos años que la institución carece del presupuesto y el personal necesarios para dar una respuesta adecuada a todos los casos.

La impunidad se ve reforzada. “El crimen organizado, el tráfico de drogas, la connivencia con el crimen del Estado de parte de las fuerzas de seguridad en connivencia con el crimen organizado. Lo positivo es  la conformación de una sociedad civil  muy potente. Hay mucha gente que se deja la vida para que se sepa lo que pasa allí, pero incluso en casos tan mediáticos cono los 43 estudiantes asesinados en Ayotzinapa, seguimos sin saber qué pasó”, dice Cacho.

Grupos de periodistas salieron a las calles de México este martes para exigir el fin de los ataques a periodistas, el aumento de la protección y el fin de la impunidad. “No importa que nos sigan matando y matando. Así podemos seguir y al Gobierno federal no le interesa”, lamentó la fotógrafa Gabriela Esquivel, una de las organizadoras del acto de protesta en la capital, a la agencia Efe. 

“No existe un protocolo eficaz (de seguridad a periodistas), ni va a existir nunca, solo son palabras al aire y cada quien está solo, como decía Javier Valdez”, criticó Juan Carlos Aguilar, trabajador de la revista China Hoy y miembro de la ONG Derecho a Informar.

“Las palabras, las condolencias, e incluso las leyes están ahí, pero no sirven para nada”, resume la portavoz de Amnistía Internacional. “Si hay impunidad, las bandas criminales y las autoridades involucradas seguirán haciéndolo. Si sale gratis, no habrá nada que les impida quitarse de en medio a quien molesta”. 

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