“España no me concede el asilo porque no quiere perder sus intereses con Marruecos”
Hassana Aalia, de 26 años, nació en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos. En 2011 fue juzgado y sentenciado a cuatro meses de cárcel por su participación en 2010 en el campamento protesta de Gdeim Izik, en el que miles de saharauis pedían el fin de la ocupación marroquí, acontecimiento que según algunos expertos como el sociólogo Noam Chomsky, fue “detonante de la primavera árabe”.
Después de aquello viajó al País Vasco con una beca de estudios, donde vive desde entonces. Ese mismo año inicia su trámite de solicitud de protección internacional —asilo— a través de CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), tras conocer que se encuentra en “busca y captura” por una acusación de la cual ya había sido juzgado y sentenciado en El Aaiún. En febrero de 2013 el Tribunal Militar de Rabat le condenó a cadena perpetua y declaró en rebeldía. Su activismo y presencia en los actos en defensa de los derechos humanos a lo largo de todo el territorio español ha sido latente y notable.
A pesar de ello, el pasado lunes 19 de enero, tras una llamada de la Policía española, conoce que su solicitud de asilo ha sido desestimada. Esto conlleva, además de una orden de salida obligatoria que ha de cumplir en 15 días, la retirada de su “tarjeta roja” —tarjeta para solicitantes de asilo, que permite estar legalmente en el país—. Cabe destacar que en caso de ser deportado, su ingreso en la prisión marroquí de Salé sería inminente debido a la condena de cadena perpetua que recae sobre él.
Eldiario.es habla por teléfono con el joven activista. Le cuesta describir lo que sintió en ese momento, un cúmulo de sensaciones le acechan. “Pensé que cómo era posible siendo activista, defensor de los derechos humanos, que he sufrido el abuso de Marruecos, me desestimaran la solicitud…no podía creerlo. ¡Vaya Gobierno —el español— que me deniega el asilo por intereses!” , se lamenta.
Y es que el joven no se atreve a afirmar que haya habido presiones explícitas por parte del Ejecutivo marroquí hacia su homólogo español, pero lo que sí recalca es que “España no quiere perder los intereses económicos y políticos que mantiene con Marruecos. No es algo nuevo, siempre ha apoyado la ocupación marroquí. Y si me dan el asilo, para ellos significa reconocer que Marruecos viola los Derechos Humanos.” Estas palabras las entona desde el conocimiento de causa, desde la propia experiencia. Debido a su activismo pacífico con la lucha saharaui ha sufrido la represión constante y ha sido brutalmente torturado en varias ocasiones por la gendarmería marroquí.
El Estado español motiva su denegación de asilo en que “hay un procedimiento penal sin concluir”, porque en la sentencia escrita el del Tribunal marroquí no consta el nombre de Hassana, pero los observadores internacionales que acudieron al juicio aseguran que sí fue nombrado entre los acusados. De esta manera, y según resume Aalia, “a pesar de que en el auto se reconoce su trayectoria como activista y víctima de los maltratos de la ocupación, también legitima a los Tribunales Militares de Marruecos”.
Esta dramática situación supone una fuerte carga emocional, agravada por la lejanía de su familia, que se encuentran El Aaiún, capital del Sáhara Occidental ocupada ilegalmente por Marruecos desde que en el año 1975 España abandonara la colonia. Aún así no se siente solo.
La respuesta en solidaridad con su causa —y por ende, con la causa saharaui— ha sido inmediata. Gracias a la iniciativa de la Plataforma de Apoyo a los Presos Saharauis de Gdeim Izik, cerca de 7000 personas han participado en una campaña de recogida de firmas exigiendo al “Ministro del Interior del Gobierno de España la concesión de asilo para Hassana Aalía”. Las redes sociales han servido de altavoz, pero también de aliento para Aalia. “Estoy muy agradecido por todo el apoyo recibido.
Esto me ha animado mucho. Aunque sé que lo voy a necesitar cada vez más y más“, dice emocionado y avisa que en los próximos días se celebrarán concentraciones y manifestaciones de apoyo. Es consciente de que seguirá necesitando el respaldo de la gente. ”Vamos a recurrir ante la Audiencia Nacional, si eso no fuera suficiente iremos al Tribunal Supremo, y si tampoco fuera suficiente iremos hasta el Tribunal Europeo, vamos a ir hasta el final“, declara y matiza expresando un halo de esperanza en la justicia española y especialmente su abogado Javier Canivell, responsable de servicio jurídico de CEAR—Euskadi.
La lucha de Hassana Aalia por vivir en libertad continúa, y con ella la de todo el pueblo saharaui, que recorre infatigable más de cuatro décadas —de exilio y ocupación— reclamando su legítimo derecho a la autodeterminación.