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Un informe de MSF afirma que su personal también fue tiroteado en el ataque de EEUU a su hospital

Imagen cedida por Médicos Sin Fronteras (MSF) que muestra partes de un hospital destruido en Kunduz (Afganistán), después de un bombardeo./ Efe

Gabriela Sánchez

Un mes después de ataque de EEUU contra el hospital de Médicos Sin Fronteras en Kunduz (Afganistán) la ONG difunde su investigación interna sobre lo ocurrido. De forma cronológica detalla las conversaciones mantenidas con representantes de ambos bandos del conflicto y las condiciones en las que trabajaron durante los días anteriores al bombardeo que arrasó su centro sanitario y acabó con la vida de 30 personas. “Esto es lo que ocurrió dentro. Ahora necesitamos saber qué pasó fuera”, han indicado desde MSF, solicitando de nuevo una investigación independiente que no llega.

Estos son los hechos más destacados del informe interno hecho público este jueves.

Cambio de tendencia: más talibanes heridos

28 de septiembre. Se desató un fuerte enfrentamiento entre las fuerzas del Gobierno de Afganistán y los talibanes en la ciudad de Kunduz. El hospital de Médicos Sin Fronteras se prepara para recibir a un gran número de pacientes heridos.

Según especifican en su informe, la organización suele atender a combatientes de un lado u otro y no solicitan “la identificación del bando al que pertenecen”. No obstante, es habitual conocerlo debido a los distintivos existentes en sus uniformes. Y, en base a estas apreciaciones, MSF detalla en su investigación la percepción del número aproximado de soldados heridos atendidos en su centro de Kunduz: desde la apertura del centro “la mayoría de heridos eran soldados del Ejército afgano” pero, a partir de este día, la tendencia se modificó. “Llegaban sobre todo heridos talibanes”. Aunque, matizan, la proporción “variaba en función de la intensidad de los combates, la posición en primera línea de batalla y la accesibilidad a otros hospitales”.

Cuando los enfrentamientos se intensificaron, MSF solicitó a sus pacientes la retirada de las identificaciones militares de su ropa para “reducir posibles tensiones entre los partidarios de cada bando” ingresados en el hospital.

Soldados del gobierno son trasladados a otro hospital

Ese mismo día, el equipo de Médicos Sin Fronteras recibió “una visita de un representante del Ejército afgano para organizar un ”rápido traslado de los soldados heridos del gobierno a otro hospital“. Según la organización, la mayoría de pacientes de este bando fueron reubicados, mientras que los más graves permanecieron en el centro de la ONG.

Tras este momento, “no llegaron más heridos de las fuerzas del gobierno afgano” al hospital de MSF. Durante el mismo día, acudieron a las puertas del centro “dos combatientes talibanes para informar de que estaban de control por la zona”.

Recuerdan las coordenadas a EEUU y Afganistán

Mientras el número de pacientes ingresados se disparaba, MSF lanzó una nota de prensa solicitando ayuda para ampliar el número de camas para atenderlos a todos. “Estamos preocupados por la posibilidad de no poder atender a todos los heridos”, alertaban.

Ante la saturación del hospital, el equipo de MSF se reunió con un representante talibán para discutir la posibilidad de que algunos de sus combatientes abandonasen sus camas para poder atender a otros pacientes en condiciones más críticas.

Los combates se intensificaron y uno de sus vehículos resultó afectado: mientras parte del equipo de MSF intentaba trasladar medicación, fueron atacados pero nadie resultó herido. Esta situación de tensión les empujó a recordar sus coordenadas GPS del hospital y de su oficina administrativa al Departamento de Defensa, el Ministerio afgano de Interior y Defensa y al Ejército de Estados Unidos. Todas las partes confirmaron su recepción.

Dos pacientes posibles altos rangos del bando talibán

El día siguiente, el miércoles 30 de septiembre, la ONG calcula que su centro de Kunduz mantenía ingresados a cerca de 65 pacientes talibanes de las 135 personas internadas. Según incluye su investigación, durante esta jornada un “gran número” abandonaron el hospital “algunos ellos en contra del consejo médico”. La ONG desconoce si el aumento de las altas se debió a la petición de la ONG acerca de la necesidad de camas disponibles o a “las preocupación sobre su seguridad”, ya que, indican, “circulaban rumores de una posible contraofensiva del Gobierno afgano para recuperar la ciudad de Kunduz”.

La ONG tenía indicios para pensar que dos de sus pacientes eran “altos rangos talibanes” porque, indican, “varios soldados consultaban de forma frecuente su condición médica con el objetivo de acelerar su tratamiento para obtener el alta rápidamente”.

EEUU pregunta a MSF por “talibanes escondidos”

El 1 de octubre, dos días antes del ataque, la ONG recibe una pregunta de un funcionario del Gobierno de EEUU. Quería saber si en su hospital o en cualquier otra zona gestionada por Médicos Sin Fronteras había “un gran número de talibanes escondidos”. Del mismo modo, dicen desde la organización, “se interesaron sobre la seguridad de nuestro personal”.

“MSF respondió que nuestro personal estaba trabajando a plena capacidad en Kunduz y que el hospital estaba lleno de pacientes, incluyendo a heridos combatientes talibanes, algunos de los cuales habían sido derivados al puesto médico de MSF en Chardara”, indica el informe. “MSF también añadió que nuestros equipos eran conscientes de que, desde hace unos días, no habían ingresado soldados del gobierno afgano”.

Y, por si acaso, volvieron a recordar las normas establecidas: “Dijimos que habíamos dejado clara a ambas partes del conflicto la necesidad de respetar las infraestructuras médicas como condición para poder seguir trabajando”.

El día antes del ataque: riesgo de secuestro

La ONG notó más cerca el riesgo. Un diplomático fracés y uno australiano “informaron de que el personal internacional de MSF podría ser secuestrado”. Médicos Sin Fronteras celebró varias reuniones para evaluar el peligro que corría su personal“. La decisión: aquella noche el personal que estaba de guardia tenía que dormir en unas ”habitaciones seguras“ instaladas en el sótano del hospital de Kunduz y de la oficina administrativa. ”Este lugar había sido construido para que sirviese de dormitorio cuando los enfrentamientos se acercasen cada vez más al centro“.

Las personas que estaban despiertas, dice la ONG, “notaron que aquella noche fue más calmada en comparación con los intensos combates de los días anteriores”.

“Durante toda la noche, antes de los ataques aéreos, todo el personal de MSF confirma que el hospital y sus alrededores estaba muy tranquilo. No tuvieron lugar combates alrededor del hospital, ni escucharon aviones encima de su cabeza, no se informó de ningún disparo, ni explosiones en el entorno del hospital”.

La ONG recopila la información sobre los partes de seguridad comunicados esa noche, horas antes del bombardeo que arrasó el centro. La puerta del hospital estaba cerrada, los guardias de MSF estaban desarmados, tampoco había combatientes armados presentes en los terrenos del hospital ni en los alrededores, aseguran. El centro era uno de los pocos edificios “totalmente iluminados” de la zona.

El bombardeo que arrasó el hospital

A pesar de estar en medio de la noche, indican, “el hospital MSF estaba funcionando durante el ataque. El personal médico estaba aprovechando la noche tranquila para aliviar la acumulación de cirugías pendientes”.

Fue entonces cuando empezó el bombardeo, señalan. “Los ataques aéreos de Estados Unidos comenzaron entre 2:00 y 2:08 de la madrugada. Según aseguran, en ese momento había 105 pacientes en el hospital. MSF estima que entre 3 y 4 de estos pertenecían al Ejército afgano y cerca de 20 provenían del bando talibán. En cuanto al personal sanitario, 140 miembros eran afganos y nueve eran cooperantes internacionales.

Se estima que los ataques aéreos duraron aproximadamente una hora. Desde las 2:00 hasta las 3:18 horas, el personal de MSF envió sucesivos mensajes de texto para avisar del ataque al Ministerio afgano, a la sede de MSF en Kabul, a un funcionario del Gobierno estadounidense y a la Agencia humanitaria de la ONU (OCHA).

No fue suficiente, según la organización. “Los ataques aéreos continuaron. Buena parte del personal entrevistado cita el sonido de un avión de hélice”, apunta el informe. “Muchos de los entrevistados describen explosiones masivas, suficientes para sacudir la tierra”.

Algunos de los supervivientes del ataque aseguran que desde el avión ejecutor del bombardeo, también se lanzaron disparos. “Parte del equipo MSF describe que algunas personas eran disparadas, probablemente desde el avión, mientras abandonaban

el edificio principal del hospital“. Según algunos testimonios, atacaban también a aquellos que trataban de huir: ”Algunos disparos parecían perseguir el movimiento de la gente que corría. Personal de MSF y otros médicos fueron fusilados mientras intentaban ponerse a salvo en una zona diferente del terreno“.

Un miembro del personal MSF describe a un paciente en silla de ruedas tratando de escapar. En ese momento, recoge el informe de la ONG, fue asesinado por culpa de la metralla de una explosión.

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