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Los aliados israelíes de los refugiados palestinos

Eléonore y Eitan Bronstein, directores de De-Colonizer, con un cartel dando la bienvenida a un nuevo vecino palestino en el inmueble donde viven en Tel Aviv. | Foto cedida por De-Colonizer.

Isabel Pérez

Gaza —

El 15 de mayo, el pueblo palestino conmemora la Nakba, la “calamidad” que comenzó en 1948 tras la declaración del Estado de Israel cuando fueron expulsados de sus hogares en la Palestina histórica por grupos militares israelíes. Desde entonces, estas familias palestinas malviven hacinadas en campos de refugiados.

Para los israelíes, sin embargo, ese día es Yom Ha'atzmaut, el día de la Independencia, y se celebra según marca el calendario judío, el 5 de Iyar, este año el 12 de mayo. El derecho al retorno de dichos refugiados y refugiadas palestinas, la vuelta a sus hogares de origen en el actual Israel, es un tema tabú entre la sociedad israelí, pero dos ciudadanos de Israel llevan años trabajando por romper esa barrera.

Eléonore y Eitan, directores de la ONG 'De-Colonizer' educan a la sociedad israelí sobre el significado de Nakba, abogan por un cambio social que lleve a la descolonización de la política israelí e investigan y debaten junto a otros israelíes y palestinos el modo de implementar el derecho al retorno tal y como reconoce la resolución 194 de la ONU.

Eléonore, de 36 años, nació en Francia, hija de madre judía argelina-alsaciana y de padre musulmán de los Altos del Golán sirios ocupados. Esta antropóloga política dedica sus estudios a la memoria colectiva de poblaciones en situaciones migratorias, minoritarias, marginalizadas y en el exilio. Su marido, Eitan, de 56 años, nació en Mendoza (Argentina) y a los cinco años emigró a un kibbutz israelí, aunque tuvo que convertirse al judaísmo para ser aceptado ya que su madre no profesaba dicha religión. Eitan siempre ha trabajado en proyectos sobre educación y política y ha completado un Máster en Hermenéutica. Ambos son los directores de la ONG “De-Colonizer” (Descolonizador).

“Yo trabajaba en Zochrot, una ONG israelí que fundé en 2001 dedicada concienciar sobre la Nakba y apoyar el derecho al retorno de los refugiados palestinoos”, explica Eitan a eldiario.es desde Tel Aviv. Abandoné Zochrot y en 2015 creé De-Colonizer junto a Eléonore“.

“Desde que realicé mis investigaciones posdoctorales en el Centro Francés de Investigación de Jerusalén, en 2012, continúo cuestionándome y reexaminando las modalidades de una vida compartida en la sociedad israelí”, confiesa Eléonore. “Estudio la formación de identidades (re)construidas y (re)movilizadas, así como la figura del ”Otro“ como amenaza, enemigo, el ser percibido como diferente”, apunta Eléonore refiriéndose a la figura del “palestino” en la sociedad israelí.

Al dejar Zochrot, ambos tenían claro su próximo objetivo, un enfoque más allá de la Nakba: la cuestión del colonialismo israelí de la Palestina histórica. “Israel es un proyecto colonial”, dice tajante Eitan. “Queríamos continuar trabajando, crear nuevas investigaciones y herramientas. Nuestro trabajo es doble: la lucha por la justicia, que también llevan a cabo nuestros camaradas y amigos palestinos, y un trabajo de descolonización de nuestra propia identidad como ocupantes y mayoría privilegiada”.

De-Colonizer está formado por un puñado de israelíes, activistas y voluntarios. También colaboran palestinos tanto de Israel como de los territorios palestinos ocupados: franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén-Este.

“Nosotros nos vemos como unos aliados políticos, deseosos de unirnos a la lucha cuando nos invitan”, afirma Eléonore. “Como activistas anticolonialistas buscamos descolonizar nuestra propia identidad y sociedad, creemos que hay todavía mucho trabajo que hacer. También pensamos que no vendrán cambios significantes desde dentro, por lo que también nos dirigimos a la comunidad internacional”.

Mapeo e identificación de casas palestinas

El pasado año para la conmemoración de la Nakba, De-Colonizer lanzó una campaña dentro de Israel: Preguntaron a 500 judíos israelíes qué significa 'Nakba'. Las respuestas de algunos reflejaban la falta de información sobre este episodio histórico. Este año, el planteamiento que hacen a sus conciudadanos es todavía más desafiante: “El día de la Independencia israelí organizamos un debate público titulado ”¿Deberían los israelíes planear el retorno de los refugiados palestinos?“, cuenta Eitan. Esto junto a una acción directa en las calles de Tel Aviv para recordar a los israelíes el precio de su ”independencia“.

Estos activistas, asimismo, están en pleno proyecto por la descolonización de los Altos del Golán sirios ocupados en 1967. El padre de Eléonore es un sirio (musulmán) originario de Mansura que se encontraba en dicha zona hasta la ocupación israelí. La misma metodología que allí utilizan —el mapeo, la identificación de las casas de las familias expulsadas en la ocupación israelí y la señalización de su localización— la emplean también para sus campañas en la Palestina histórica arrasada por israelíes durante la Nakba y convertida en lo que hoy conocemos como Israel.

“Estamos creando un nuevo mapa llamado ”Colonialismo y destru(a)cción“, añade Eléonore. Mostrará todas las capas de destrucción, desde principios de la migración sionista a Palestina hasta hoy; también las futuras ya que, desafortunadamente, somos capaces de localizar los pueblos y ciudades palestinas en Cisjordania bajo amenaza”.

De-Colonizer organiza tours guiados a los pueblos palestinos y sirios que sufrieron una limpieza étnica durante los “episodios trágicos de la cadena del proyecto colonialista israelí en curso”.

“Estamos en medio de una campaña pública de objeción sobre el plan de construcción de un nuevo barrio en Askhelon, suroeste de Israel, sobre la (antigua) localidad palestina de Hamama, explica Eitan. Hemos hecho un tour de memoria y acción. A través de amigos en Gaza, hemos conseguido establecer contacto con refugiados palestinos de Hamama y vamos a desarrollar más este proyecto”.

Estos descolonizadores afirman que el gobierno israelí siempre ha intentando acallar este tipo de iniciativas. “El colonialismo israelí es diferente de otros proyectos de asentamiento colonial porque tiene un aspecto muy fuerte de destrucción de las localidades indígenas”, apunta Eléonore.

La única solución realista para el conflicto

Los De-Colonizer se aferran a la resolución de la ONU 194 del derecho al retorno para todos los refugiados palestinos y sus familias, reconociendo la coyuntura actual.

“El derecho al retorno no puede ser implementado ingenuamente. No creemos que sea posible reconstruir Palestina (histórica) tal y como era hace casi 70 años. La implementación debe estar basada en la realidad del terreno y en un régimen político completamente nuevo”, aclara Eléonore.

Los De-Colonizer realizan estudios y debates públicos sobre cómo será dicha vuelta de los refugiados. No se puede volver a una casa que ya no existe pero, ¿y si la casa sigue en pie y está habitada por una familia israelí? Algunos plantean que es derecho legítimo de la familia palestina si ésta lo puede demostrar con papeles de registro de propiedad, si no los tiene, se usa el diálogo y un consenso entre ambas familias.

“Por todo esto, hemos sido atacados verbalmente y con amenazas de muerte, principalmente por israelíes judíos o judíos en la diáspora, asegura Eitan. Nosotros argumentamos que esto no está en contra de los intereses (israelíes) sino que es por el interés de vivir en paz y seguridad”.

“Cuando nos dirigimos a los palestinos, a veces nos enfrentamos a la cuestión de la 'normalización' que crea cierta barrera para colaborar con israelíes”, señala Eléonor. “Pero cuando explicamos nuestra postura sobre el derecho al retorno o la campaña internacional no violenta del BDS a la que apoyamos, es suficiente para disipar cualquier duda”.

Sin embargo, los años pasan y los activistas por el derecho al retorno siguen sin ver decisiones firmes de la ONU respecto a la resolución 194. Esto, unido al descrédito difundido por los medios israelíes que hablan de cómo los palestinos les quieren “echar al mar”, hace que muchos vean este retorno como una verdadera amenaza, como el fin de Israel.

“Nos enfrentamos a una realidad política extrema y nacionalista en Israel que se encarga de silenciar cualquier crítica y trabajo de derechos humanos, dice Eitan. A largo plazo, todas las ideas de separación entre nosotros (israelíes y palestinos) están condenadas al fracaso. Puede haber dos Estados, pero como una especie de confederación y las fronteras deben estar abiertas. La solución de un Estado —no necesariamente una entidad como Estado sino formas basadas en la igualdad— es moralmente mejor, la única solución realista”.

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