Prohibida la entrada a refugiados a piscinas públicas en Suiza
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Primero llegaron las restricciones a los inmigrantes del este europeo. Después, el miedo a 'avalanchas' de personas procedentes del sur de Europa motivó la limitación de los visados a la población comunitaria. Más tarde, llegó su turno: los solicitantes de asilo, aquellos que huyen de sus países de origen en busca de protección internacional. El pasado junio, la población suiza aprobó por referéndum el endurecimiento de la ley de asilo y refugio del país. El 76,5% de los votantes dio el visto bueno, con una baja participación (39%). Una de las modificaciones abre la veda para la creación de medidas especiales sobre los solicitantes excusándose en un posible comportamiento “no adecuado” de estos. La radicalidad de las medidas adoptadas por el nuevo centro de la ciudad de Bremgarten ha dado la voz de alarma.
El Ayuntamiento de la ciudad, junto con la Oficina Nacional de Migración (ODM), ha aprobado una medida por la que se prohíbe el acceso de los demandantes de asilo a 36 'zonas sensibles'. Limita la libertad de movimiento de estas personas: no pueden acceder a las escuelas y alrededores, a las piscinas públicas, o a las instalaciones deportivas, entre otros lugares.
El polémico centro acoge a demandantes de asilo de forma temporal, en concreto a los 'casos Dublín'. Son aquellos solicitantes que entraron a Europa o presentaron su solicitud a través de otro país europeo, un hecho por el que serán devueltos cuando el estado en cuestión pueda tramitar su acogida. Este proceso suele alargarse en el tiempo. El centro de Bremgarten tiene capacidad para 150 personas, que pueden quedarse por un máximo de tres años.
Organizaciones de derechos humanos suizas y los partidos de izquierda han tachado estas medidas de “injustas e inhumanas” al limitar la libre circulación de personas que buscan protección y que generalmente han sobrevivido a una peligrosa huída de sus países. “No deben ser objeto de una sospecha general en Suiza, ni tampoco tratatados como una segunda clase humana”, rezaba el crítico comunicado que lanzó al respecto del caso de Bremgarten, la Organización Suiza de Ayuda al Refugiado (OSAR). Susanne Bolz, jefa de la Unidad de Protección de esta institución, nos explica el significado y alcance de las nuevas decisiones relacionadas con los refugiados en Suiza.
¿Cuál sería su valoración general de la modificación de la ley de asilo y refugio suiza?
El supuesto objetivo era una aceleración de las medidas del procedimiento, pero muchos ayuntamientos no siguen este objetivo y lo que están haciendo es dificultar la vida de los solicitantes de asilo. Está en marcha una gran revisión del procedimiento de asilo y esperamos que algunas cuestiones puedan rectificarse. El plan del gobierno eran acelerar el procedimiento pero debe introducir también un sistema de protección legal. Estamos en el momento idóneo para pensar acerca de este sistema y queremos formar parte de él.
Además de las restricciones de acceso a ciertos lugares que sufren los solicitantes de asilo del nuevo centro de Bremgarten, ¿se están tomando medidas similares en otras ciudades de Suiza?
Ya han tenido lugar algunas restricciones en otras ciudades del país, pero el caso de Bremgarten es muy llamativo y es el que más ha atraído la atención mediática hasta el momento. En el pasado hubo intentos para restringir la libertad de movimiento de los solicitantes de asilo, aunque entonces la atención pública no era muy alta. Los centros de acogida se construían a menudo en lugares remotos situados en las montañas, lo que dificultaba el movimiento de estas personas.
Los defensores de la medida, entre ellos el director de la Oficina Nacional de Migraciones (ODM), afirman que el objetivo de las restricciones es evitar los conflictos entre los residentes de la ciudad y los solicitantes de asilo. ¿Por qué tendría que ocurrir?
Históricamente ha habido mucha resistencia contra los centros de acogida para solicitantes de asilo y ahora las autoridades están siendo muy cautelosas. La opinión pública sobre ellos es muy mala. Muchas personas temen que sean criminales o que puedan acosar a sus hijos… Es cierto que el año pasado tuvo lugar algún suceso con solicitantes de asilo del norte de África. Unos casos concretos han provocado que aumente el miedo de la sociedad, aunque nunca hayan visto o conocido a un solicitante de asilo. La Oficina Nacional de Migraciones no quiere tener problemas con la población y por ello están llevando a cabo estas medidas.
La medida de Bremgarten viola la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¿Vulnera también la ley suiza?
La ley Suiza permite a una autoridad prohibir el acceso a lugares públicos determinados si la persona ha violado la ley, por ejemplo con el narcotráfico. Pero no está permitido denegar a alguien la entrada a un lugar sólo para ser “sospechoso de forma generalizada”. Prohibir el acceso a ciertos lugares para todos los solicitantes de asilo como método preventivo no es legal según la ley Suiza.
En los últimos meses han pasado por referéndum varias decisiones políticas anti-inmigración. Los votantes han refrendado todas por mayoría. ¿De dónde viene este miedo a la inmigración? ¿Es común el racismo en Suiza?
Suiza tiene un porcentaje muy alto de población extranjera, un 20%. Por lo general no hay grandes problemas, aunque en los últimos años, la inmigración procedente de los países de la Unión Europea ha aumentado los recelos entre la población. Los suizos temen que los inmigrantes comunitarios puedan venir a ocupar buenas posiciones laborales. Además, recientemente han crecido los temores con respecto a la gente procedente de países del sur de Europa como Grecia, España y Portugal. Se cree que pueden venir a Suiza, empujados por la crisis económica, y beneficiarse de nuestro sistema de seguridad social. Hay un debate constante sobre la inmigración.
Aunque Suiza no pertenece a la Unión Europea, sí tiene una serie de acuerdos bilaterales…
Los acuerdos bilaterales son importantes para la economía suiza y, por tanto, no se puede limitar estos movimientos migratorios sin hacer daño a este país. Pero en el caso del asilo es diferente. Los solicitantes no tienen un lobby [la Unión Europea está presionando contra las restricciones de este país sobre la inmigración comunitaria], y los refugiados son los que acaban pagando los problemas y prejuicios que la opinión pública se está planteando sobre la inmigración. No creo que Suiza sea más racista que otro país, pero han surgido una serie de partidos nacionalistas que están constantemente hirviendo la cuestión y levantando temores entre la población.
Suiza es uno de los países que alberga a más refugiados de Europa. ¿Cómo podría afectar la modificación de la ley de asilo?
No creemos que la modificación de la legislación nacional tenga un impacto destacable en las cifras de refugiados. Los responsables del elevado número de solicitudes de asilo son los conflictos, que no paran de estallar en todo el mundo. Creo, y espero, que este incidente no va a ser un ejemplo para toda Europa.
¿Qué consecuencias puede tener la medida de Bremgarten sobre los propios solicitantes de asilo?
Es una norma absolutamente ridícula y degradante para los demandantes de asilo. ¿Por qué no pueden nadar con sus hijos? ¿por qué no van a llevar a sus hijos a la escuela? No sólo ocurre en la ciudad de Bremgarten, también sufren consecuencias parecidas los solicitantes que viven en otros centros, como los situados en lugares remotos de los Alpes, donde nos llegaron a decir que se sentían como si estuviesen retenidos en una prisión.