Grecia se prepara para ser un país de acogida permanente de refugiados por el cierre de fronteras
Más de 24.000 refugiados y migrantes pasaron ayer la noche en Grecia, según datos de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR). Muchas durmieron al raso, hacinadas y sin las condiciones de alimentos, agua y refugio necesarias para poder cubrir las necesidades básicas de cualquier ser humano. Las llegadas no cesan, y el Gobierno griego calcula que cerca de 100.000 personas se quedarán atrapadas en el país heleno, ante su escasa perspectiva de que las fronteras de la denominada ruta balcánica se abran próximamente.
De esta forma, Grecia se prepara para dejar de ser un país de mero tránsito y convertirse en uno de acogida permanente para los refugiados. Este análisis, que se aleja de la postura mantenida hasta ahora, lo hizo, según filtraciones de los medios locales, el ministro de Migración, Yannis Muzalas, en una reunión con los presidentes de las regiones de Grecia.
En esta reunión Muzalas subrayó que no cabe esperar que la frontera con Macedonia vaya a abrirse pronto y calculó en unos 100.000 a los refugiados y migrantes que pueden quedar atrapados en territorio griego.
“No estamos en la mejor situación. Dentro de poco, los refugiados y migrantes se darán cuenta de que no pueden ir a los países que quieren”, dijo Muzalas tras la reunión a los medios.El ministro recalcó que Grecia, en cumplimiento de las convenciones internacionales, deberá acoger a un gran número de refugiados.
Hacinados en la frontera
De las 24.000 personas que, según Acnur, están varadas en Grecia, 10.000 se encuentran en el campo de refugiados de Idomeni, en el borde con Macedonia, pese a que éste tiene capacidad únicamente para 1.500 personas. Hace apenas tres días la cifra era casi la mitad. La saturación del campo es evidente y aumenta conforme pasan los días, a consecuencia de la decisión de las autoridades macedonias de bloquear la frontera. Grecia ha respondido con el establecimiento de dos campamentos militares junto al campo de Idomeni con una capacidad proyectada de 12,500 plazas.
Según Médicos Sin fronteras, sólo 100 personas lograron pasar anoche al país vecino. Para 15 de ellas, el tormento sigue aún habiendo pasado la frontera. Se encuentran atrapadas en una franja de tierra de apenas cuatro metros, en tierra de nadie, entre los puestos fronterizos griegos y macedonios. “La policía macedonia nos uso aquí y los griegos no nos quieren de vuelta”, ha dicho a Europa Press Yase Qued, un joven afgano de 16 años.
La lentitud en los trámites fronterizos y los cupos limitados por nacionalidades han contribuido a que la desesperación entre los refugiados y migrantes se agrave, a lo que se le suma la escasez de alimentos y refugio, tal como ha alertado hoy Cruz Roja. Como consecuencia, la violencia se está avivando y la situación está jugando a favor de los traficantes de seres humanos.
Gases lacrimógenos para dispersar a los refugiados
A las 12:30 del lunes la tensión desató una pequeña protesta en la frontera. Una multitud había intentado romper la valla de alambre que separa Grecia de Macedonia, para lo que ocuparon las vías del tren y lanzaron piedras contra las patrullas fronterizas macedonias. La policía respondió lanzando gases lacrimógenos y bombas aturdidoras contra la población civil, incluidos niños.
Anna Leegard , médica de Médicos Sin Fronteras cuenta cómo inmediatamente después de la revuelta tuvo que atender a muchas personas que habían acudido a la clínica. Tenían problemas respiratorios e irritaciones oculares debido a los gases lacrimógenos, así como traumatismos en diferentes partes del cuerpo a consecuencia del impacto de pelotas de goma. “Entre los casos había algunos niños, cuatro de ellos tenían menos de cinco años”. La situación saturó por completo la clínica de MSF durante unas horas. Recordándolo, Anna se pregunta “¿cuáles van a ser las consecuencias de esta situación si persiste y se agrava?”.
HRW acusa a Austria del caos en Idomeni
Human Rights Watch (HRW) ha denunciado que elcaos y la violencia despertados en la frontera entre Grecia y Macedonia son el “resultado directo” del “tapón unilateral” impuesto por Austria a los solicitantes de asilo y de los cierres “discriminatorios” de fronteras.
La organización señaló en un comunicado que la Comisión Europea (CE) ya ha condenado el “tapón” austríaco y pidió a Austria, Eslovenia, Croacia y Macedonia que pongan fin “rápidamente” a sus políticas.
“Impedir a alguien presentar una solicitud de asilo basándose en su nacionalidad es una violación del Derecho internacional”, señaló HRW.
Además, recordó que los cierres de fronteras han provocado que “miles de refugiados e inmigrantes estén atrapados en Grecia”, donde se enfrentan “a una crisis humanitaria cada vez más profunda”.
“Atrapar a los solicitantes de asilo en Grecia no es una solución”, dijo la especialista en Grecia de HRW, Eva Cossé, que describió a esta medida como “desmesurada y miope”.
Acnur urge a la reubicación
Hoy el día amaneció tranquilo. Quienes trabajan sobre el terreno nos confirman que todo parece haber vuelto a la relativa calma, dentro del clima de tensión que se respira continuamente. Pero la situación se desborda en Grecia, mientras un país tras otro impone nuevas restricciones fronterizas que la complican a diario. Desde ACNUR advierten hoy de que Grecia no puede gestionar esta situación por sí sola: “Continúa siendo absolutamente imprescindible que las iniciativas de reubicación acordadas por Europa en 2015 sean implementadas”
Pese a los compromisos para reubicar a 66,400 refugiados, a día de hoy los Estados sólo han ofrecido 1,539 plazas y únicamente se han hecho efectivas 325 reubicaciones, según ACNUR. Yannis Muzalas, el ministro de Migración griego, ha pedido a la Unión Europea una ayuda de 450 millones de euros para cubrir los gastos del despliegue de infraestructuras, personal y material de ayuda humanitaria, no sin antes recordar que, si Europa no colabora, la cifra de migrantes refugiados atrapados en Grecia puede alcanzar los 70,000 sólo en las próximas semanas.